El año inicia nuevamente con grandes preocupaciones, debido a la propagación de la variante ómicron del SARS-CoV-2 y a las implicaciones económicas y sociales asociadas con la pandemia. Los contagios de esta cepa se han disparado en México y en todo el mundo, afortunadamente con menor letalidad que con las anteriores. En este contexto, el proceso de retorno a la anhelada presencialidad en las instituciones educativas se ha visto afectado, aunque de manera diferenciada en las entidades federativas.
Para el Sistema Educativo Nacional los retos no dejan de ser mayores. Dar continuidad a la educación no parece fácil, cualquiera que sea la modalidad de trabajo: virtual, híbrida o presencial. Ha quedado claro que la virtualidad no es la mejor opción en términos de experiencias de vida y aprendizajes, particularmente en educación básica, además de que las condiciones de acceso a ella varían entre las familias. Por otra parte, la educación presencial implica medidas complejas para disminuir los riesgos de contagio, como la asistencia alternada, la sana distancia, el uso continuo de cubrebocas, aplicación de gel, sanitización, etcétera.
Las experiencias de regreso presencial a las aulas, donde esto ha sido posible, han resultado refrescantes y gratificantes para niñas, niños y adolescentes. Hemos escuchado sus voces destacando lo bien que se siente regresar a la escuela e interactuar con sus docentes, así como con sus compañeras y compañeros de grupo, aunque no todos asistan.
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Ha sido aleccionadora la disciplina con que los más pequeños han seguido las medidas de cuidado para prevenir el contagio. Sin duda, el miedo está presente, no obstante, el valor de la presencialidad parece ya no estar cuestionado.
La aplicación de un refuerzo de la vacuna contra la covid-19 entre los trabajadores de la educación y los adultos mayores de cuarenta años brinda la esperanza de, por lo menos, disminuir la letalidad del virus, y con ello continuar avanzando hacia la recuperación del espacio público, en particular las instituciones educativas. La pregunta que sigue generando tensión es: ¿a qué escuela queremos y necesitamos regresar?
La Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (Mejoredu) asume el reto de continuar construyendo nuevas perspectivas sobre lo educativo y sus diferentes procesos, actores e instituciones; y propuestas viables de mejora que consideren la diversidad del país.
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En este año nos proponemos concretar, por ejemplo, una propuesta de política de evaluación diagnóstica y formativa, que de manera articulada considere: los aprendizajes del estudiantado; las prácticas docentes; las condiciones, recursos y experiencias de las escuelas; y las políticas y programas educativos; un enfoque diferente de formación continua de docentes, vinculado con las condiciones y necesidades en las que se desarrolla la enseñanza, buscando contribuir a la revalorización del magisterio; una propuesta formativa integral para que niñas, niños, adolescentes y jóvenes estén en condiciones de afrontar los desafíos del mundo actual y que contribuya a recomponer el tejido social; y la generación de información a través de estudios, investigaciones, evaluaciones, estadísticas e indicadores, orientada a dar cuenta de temas educativos relevantes.
Para Mejoredu será fundamental continuar trabajando en la mayor cercanía posible con las comunidades escolares, mantener abierta una conversación directa y fluida, particularmente con docentes, estudiantes y sus familias. En este propósito, Educación en Movimiento cobra especial relevancia, por lo que durante 2022 se buscará consolidar este esfuerzo editorial como un espacio abierto a distintas voces, para abordar temas que preocupan y ocupan a la comunidad educativa.
Publicado el Boletín ‘Educación en Movimiento’, enero de 2022, de Mejoredu. Para consultarlo, dar click AQUÍ