En la ceremonia del 15 de mayo, encabezada por la figura presidencial en turno, es tradición anunciar las iniciativas que se implementarán a corto plazo. Este año no fue la excepción, aunque destacó el número de ambigüedades en el discurso de nuestra mandataria. Estas no son menores y exigen atención pública, así como una demanda colectiva de clarificación.
En primer lugar, la Presidenta anunció una semana adicional de vacaciones. No especificó fechas, pero en el contexto de su intervención hizo referencia al cierre del ciclo escolar, señalando que en dicho periodo los docentes ya han agotado el currículo. Esto permite inferir que se refiere a vacaciones al final del ciclo escolar; sin embargo, aquí surge una importante ambigüedad. En los meses de julio y agosto no hay vacaciones legales, sino un receso escolar. La diferencia es significativa: las vacaciones implican una prestación económica obligatoria (prima vacacional), mientras que el receso escolar no. El calendario oficial establece claramente este periodo como receso y no como vacaciones. Por tanto, la Presidenta debe aclarar si efectivamente se trata de vacaciones —con todas sus implicaciones legales y económicas— o si se trata simplemente de una ampliación del receso escolar para el personal de los centros escolares.
En el tema de las jubilaciones, la Presidenta reconoció que la reforma del ISSSTE de 2007 fue una injusticia. Sin embargo, sostuvo que el presupuesto actual no permite reducir de manera inmediata la edad de jubilación. Curiosamente, no mencionó la posibilidad de eliminar el sistema de Afores, a pesar de que inició su discurso criticando al neoliberalismo que, predominó entre 1982 y 2018 y que impulsó la privatización bancaria. Es evidente que la Presidenta reafirma su propuesta inicial de mantener congelada la edad de jubilación, aunque ahora sugiere “sentarse” para dialogar sobre formas de reducirla progresivamente. Cabe destacar que en el estrado se encontraba el Mtro. Salas, líder del SNTE, quien ya había declarado en sus redes sociales que es posible eliminar las Afores y reducir la edad de jubilación. Al magisterio no le basta con la promesa de diálogo; la Presidenta debe especificar quiénes participarán, cuándo será este diálogo y qué agenda se propondrá.
Respecto a la USICAMM, la Presidenta recordó su compromiso de campaña para eliminar esta unidad. No obstante, aclaró que no desea que sea la SEP quien proponga un modelo sustituto en materia de promoción docente; en cambio, quiere que sean los propios maestros y maestras quienes participen en su construcción. Propone visitar las escuelas y que sean ellas quienes decidan. Reiteró que su gobierno no impondrá ningún modelo. Sin embargo, nuevamente surgen interrogantes: ¿cómo se construirá el nuevo modelo?, ¿a cuántas de las 258,193 escuelas de educación básica y media superior se planea visitar?, ¿quiénes harán estas visitas?, ¿con qué propósito?, ¿en qué plazo? Además, la Presidenta omitió pronunciarse sobre el ingreso al servicio docente, un proceso aún más complejo que el de la promoción y que también requiere atención urgente.
En tiempos donde imperan las fake news y las malas interpretaciones, la claridad y la responsabilidad comunicativa son fundamentales, resulta preocupante que las principales directrices del gobierno se presenten de manera ambigua. La sociedad no solo merece certezas, sino también mecanismos concretos de participación. Aclarar estas ambigüedades no solo fortalecería la confianza ciudadana, sino que permitiría construir políticas educativas más justas, transparentes y con arraigo magisterial genuino.