Adiós al INEE.

Seamos categóricos: no hay en todo el país ni un solo profesor del que se sepa cómo se desempeña en su trabajo a pesar de la SEP y del INEE, a pesar ...
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Seamos categóricos: no hay en todo el país ni un solo profesor del que se sepa cómo se desempeña en su trabajo a pesar de la SEP y del INEE, a pesar de los discursos, y a pesar de los millones de pesos que la SEP le pagó al Comité Nacional del SNTE para difundir las supuestas bondades de la reforma educativa.

La evaluación que no evalúa, la “evaluación” docente que inventó la reforma educativa para el desempeño nunca logró determinar en ningún docente cómo se desempeña en su salón de clases.

Le planteamos desde aquí a la Comisión Nacional del Servicio Profesional Docente (SEP), a los consejeros del INEE (convertido en fiscalía), que nos presenten a algún maestro, a uno solo, de cualquier estado de la república y de cualquier nivel o subsistema educativo del que se sepa cómo se desempeña como profesor. No podrán porque simplemente no existen ni uno solo de esos maestros.

Anuncian la SEP y el INEE con estridencia que se han evaluado algo más de 400 mil docentes para efecto de permanecer en el empleo o no. Gracias a que aplican una evaluación que no evalúa el dato que la SEP y el INEE publicitan es falso. Les pido a los columnistas, analistas y académicos adoradores de la evaluación docente, que lean con lentitud, con detenimiento, el siguiente párrafo:

Han sido ‘evaluados’ 500 mil docentes, (la cifra es lo de menos), pero ni el secretario Otto Granados y nadie en la SEP, ni la consejera Teresa Bracho y nadie en el INEE, y ninguna autoridad educativa estatal tiene la más pálida idea de cómo se desempeñan en su actividad diaria ninguno de los miles de ‘evaluados’. Ocurre así por la razón de que nadie fue a observar a ni uno solo de estos docentes a su salón de clases.

Como parte de una simulación sexenal, el INEE desaparecerá sin haber contribuido en ningún momento a saber cómo se desempeñan en su trabajo ni uno solo de los docentes mexicanos que ya tenían base laboral antes de 2013.

Este apunte debe tener una confesión. A partir de nuestras observaciones a lo educativo no teníamos contemplado que Morena-gobierno propusiera la desaparición del INEE, convertido para su mal, para el mal del INEE, en una fiscalía especializada en delitos contra la calidad de la educación. No lo recuerdo en la agenda.

La primera vez que fijamos la mirada en este tema fue cuando el trece de septiembre lo puso en la agenda legislativa el recién estrenado senador Martí Batres, quien el mismo día se retractó presionado por algunos medios y ciertas asociaciones civiles (que no leen periódicos).

Hemos seguido el tema de que desaparezca la evaluación docente o la reforma educativa sin que necesariamente desapareciera la fiscalía (INEE, por sus siglas en inglés). Puesto ahora el tema sobre la mesa ya hemos afirmado que la propuesta puede ser ejecutada sin daños a la república.

Sylvia Schmelkes en julio de 2016 y Otto Granados en septiembre de 2018 reconocieron la ausencia de la observación personalizada in situ. Aun así, junto con Chuayffet y Nuño y Bracho, Schmelkes y Granados continuaron con la simulación. La doctora Schmelkes dijo entonces (2016) que metieron números y resultaba muy caro, por lo que decidieron hostigar a los maestros mexicanos con cualquier otra cosa.

Nos agraviaron durante seis años y hoy pretenden dialogar sobre la sobrevivencia del INEE cuando durante todo el sexenio fueron ellos quienes se negaron a cualquier posibilidad de diálogo. Fueron los dueños del micrófono; ya no. Cayeron junto con el PRI.

La Fiscalía Especializada en delitos contra la Calidad Educativa (INEE, por sus siglas en inglés) puede desaparecer del escenario nacional sin problemas porque nunca logró diseñar instrumentos que permitieran evaluar verdaderamente a ningún profesor mexicano.

Eso ocurre hasta el día de hoy. Asistimos los mexicanos a una mascarada sexenal de agravios salidos del PRI como gobierno establecido y avalados por el CEN del SNTE y dirigencias seccionales a cambio de dinero, a cambio de una corta feria.

Volvamos al principio de esta nota y repitamos categóricos, a coro,  nuestra verdad nacional incontestable: hasta hoy nadie hay en el magisterio mexicano de quien se puede saber cómo se desempeña en su trabajo docente.

Si lo hubiese, quiero sus datos para ir a conocerle, a saludarle en cualquier parte del país donde se encuentre para tomarnos una selfie, a como narra G. K. Chesterton la manera en que fue encontrado el Superhombre.

Así, con un sexenio perdido, sin ningún trabajo hecho al respecto, el INEE, el validador de los agravios a los docentes, puede desaparecer sin tristezas ni lágrimas ni sollozos. Podemos decirle adiós.

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