Me alegra y hasta brinco de contento que a esos maestros flojos y tramposos los hayan timado con las supuestas claves del examen para calificar el factor preparación profesional de la etapa XXIII de carrera magisterial.
Según he podido constatar, acá en mi estado, Tabasco; un buen número de “maestros” fueron “pasados a la pesa” con falsas claves que les vendieron por la módica cantidad de $ 500.
Un penoso evento que denota corrupción y las miserables ganas de ostentar un salario como por arte de magia, desde la hamaca y sin merecerlo.
Estos fulanos, inmerecidamente llamados maestros, recibieron una buena lección.
Queda impune sin embargo, el abusivo que se inventa claves y las vende. A ese hay que denunciarlo, exhibirlo y castigarlo.
Y alerta maestros, la vorágine de la evaluación obligatoria hará más rentable tan descarado negocio.
Allá el que no confíe en su capacidad y prefiera seguir alimentando ladrones.