Sea el papel secundante del SNTE con el gobierno federal, la razón por la cual muchos maestros han decidido rebelarse y adherirse a la CNTE que ante su oposición a la reforma educativa, ha extendido su poder a otras entidades del País.
El poderoso gremio, el más grande de América Latina, atraviesa por una crisis de credibilidad con su base magisterial cada vez más irritada por contemplar a su sindicato; corífero y divulgador de la propaganda oficial de la reforma educativa del Peñismo.
Y es que tras el Gordillazo, Juan Díaz de la Torre, actual líder del SNTE, cumple cabal misión de menguar los caldeados ánimos del magisterio que desde la gestación de la reforma, se han sentido marginados, humillados…vilipendiados.
El dirigente del SNTE con un discurso totalmente abyecto, quiere hacer creer a la sociedad que los maestros están de cuerpo entero con la reforma educativa.
Defiende desde su comodina posición de líder charro a la perla de la reforma: la evaluación docente.
Ofrece certeza laboral, aunque sea la misma Suprema Corte de Justicia de la Nación la que determine que ni el propio Sindicato podrá defender a los maestros separados del servicio docente.
Presume que en México la mayoría de los maestros son ejemplares, y es cierto; el problema es que los maestros no piensan lo mismo de su sindicato.
Rechaza toda estigmatización hacia los maestros mexicanos, sin embargo, olvida que es el mismo sindicato el que atropella la dignidad magisterial en cada proceso electoral, pues ve en sus agremiados un botín político que puede cajearse al mejor postor.
Asegura que el sindicato no dejará desamparados a los maestros en su proceso de evaluación, y para ello; el SNTE puso en marcha la plataforma SINADEP, en donde dice, se ofrecen cursos en línea de alto nivel. Sin embargo, no deja de ser paradójico que sean los propios maestros quienes con sus cuotas sindicales tengan que autocapacitarse.
Vocifera los nuevos tiempos del Sindicato de la transparencia y rendición de cuentas. Lo que no explica es cómo fue posible que su mentora sindical, la Maestra Elba Esther Gordillo, hiciera de la suyas con las arcas del sindicato y él, que era su brazo derecho; ni enterado estaba de sus tropelías.
¡Ha de creer que los maestros son tarugos!
Esta claro que el líder del SNTE más que un convencido de las bondades de la reforma educativa, es un agente timorato de correr la misma suerte de la Maestra. El problema sin embargo no es Juan Díaz y su evidente línea charril, sino el resquebrajamiento lento y seguro del sindicato.
¡Urge un hasta aquí de los maestros…urge que sean ellos los que pongan orden!