¿Qué significa ser maestro?

En el México contemporáneo podemos encontrar a grandes próceres de la docencia...
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La labor de una maestra y de un maestro consiste en más que enseñar a las niñas y niños el abecedario, los números, los colores o el nombre de los personajes ilustres de nuestra gran nación y el mundo, significa amor en todo su esplendor, sacrificio más allá de lo comprensible y mucha, pero mucha paciencia.

Desde tiempos inmemorables han existido grandes catedráticos, desde Mahoma y el mismo Jesús de Nazareth, pasando por Platón, Aristóteles y Sócrates, maestros que han compartido sus conocimientos con las personas que ha tenido la delicadeza de escucharles y replicar durante siglos sus enseñanzas.

En épocas más cercanas hemos conocido de grandes mentes de la música, la astronomía, la cartografía, la geografía, las matemáticas, la poesía y las artes escénicas, entre hombres y mujeres quienes a través de sus obras han estimulado a grandes masas.

En el México contemporáneo podemos encontrar a grandes próceres de la docencia, desde Ignacio Manuel Altamirano, José Vasconcelos, Justo Sierra y muchos otros que se nos puedan venir a la mente, y quienes han forjado al sistema educativo mexicano, basado en hombres y mujeres que en el día a día se entregan en cuerpo, alma y corazón a esta noble labor.

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Por eso es digno agradecer éste gran esfuerzo, impregnado de amor hacia la profesión, reflejada en el hecho de atender a miles de hijas e hijos del pueblo y de quienes se asume la responsabilidad de la crianza como un segundo padre o madre.

El sacrificio es constante, desde las horas que dedican para imaginar las estrategias que habrán de fortalecer los conocimientos de las y los educados, construir materiales que les ayuden a reforzar el acrecentamiento del ser y para revisar que todo vaya bien en cuanto a lo esperado; no debemos dejar de lado el trabajo que hacen en muchas de las ocasiones para llegar a las comunidades más lejanas, en lo anímico, lo económico y lo físico, incluso poniendo de por medio a sus propias familias y su bienestar.

Por último, la paciencia como una virtud que debe ser restituida y fomentada en cada acción, ya que las y los docentes comprometidos deben retomar este valor en la práctica, al tratar con las alumnas y alumnos, compañeros, directivos, padres de familia y la comunidad en general, debiendo encontrar el balance perfecto dirimiendo diferencias y construyendo bajo los conceptos, preceptos e ideas de todas y todos.

En este hermoso día, damos las gracias a quienes ejercen está humilde pero importante profesión, abrazamos la entrega y el compromiso por seguir formando a las mentes del presente y los referentes del futuro, ya que en su mayoría un maestro o maestra han marcado muestra vida para bien.

Gracias, de corazón…