Por: César José Valdovinos Reyes (*)
“el pensar crítico no queda en paréntesis
en una crisis como esta,
en cada momento los movimientos sociales
aprenden a recrearse,
el coronavirus como educador popular
nos ha ayudado a visibilizar con más fuerza muchas desigualdades,
que están invisibles en lo cotidiano…”
Torres A. (2020)
A manera de empezar: cuando la pandemia dio cuenta de sí misma, los educadores populares y pedagogos críticos también nos detuvimos, nos ganaron, como plantea Jurjo Torres(2020) los Fake News de todos los días, el neoliberalismo cognitivo se apropió de ese espacio, pero nunca esperó una respuesta de resistencia y de construcción de conocimiento cuando los educadores críticos empezamos a apropiarnos de las plataformas.
En ese contexto, grupos de izquierda pedagógica en todo el continente americano empezamos a encontrarnos y re-encotrarnos, el ellos se empezó a volver nosotros, siempre nosotros, y desde todas las latitudes y contextos comenzamos a dar la batalla, no obstante el aislamiento presencial, nosotros siempre tenemos algo que decir, siempre hay posibilidad para el diálogo de saberes.
Colectivos, cooperativas, contactos, grupos, organizaciones, sindicatos, centros de investigación, comenzamos a romper el cerco y construir alternativas, empezamos a discutir primero cómo entender la crisis de la pandemia y desnudar sus desafíos, entre ellos qué pasa y qué pasará con las categorías: educación e institución escuela, en la pandemia y después de ella, estas categorías y realidades ya no serán igual. Webinars, reuniones, encuentros, diálogos y contactos en plataformas como Zoom, Skype, Hangousts, Whereby, Collabify, Jitsi Meet entre otros, que te permiten, como herramientas de trabajo colaborativo, reuniones y videollamadas para poder emitir en streaming (en vivo) en YouTube y FaceBook, nuestros análisis críticos de la realidad.
Grupos de trabajo como el Grupo de Contacto Internacional (GCI) coordinado por Luis Bonilla Molina, que realiza eventos cada viernes, conformado por dirigentes gremiales del sector educación de América, Europa y Australia, así como pedagogos críticos y educadores populares de todo el mundo, el último con la temática ¿Por dónde comenzar a armar las alternativas pedagógicas para salir de la actual crisis educativa?, como la Sección XVIII de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) a través del Centro Sindical de Investigación e Innovación Educativa (CSIIE), que cada miércoles, en un diplomado de Formación del educador crítico, presenta propuestas alternativas, este último miércoles con la temática de Pensamiento crítico y pedagogía critica, con la presencia de Luis Huerta Charles, o como lo hace el Centro Internacional de Pensamiento Crítico (CINPECER) de Zamora, afiliado a CLACSO México, cada jueves presentando diálogos sobre educación, el último contando con Jurjo Torres Santomé, al igual que lo hace la Cooperativa y Educadorxs e Investigadorxs Populares (CEIP) Histórica en Argentina con participaciones en su webinar de intelectuales de la talla de Giroux, Apple, Shor y McLaren, junto con Delma Cecilia del CINPECER Y Fernando Lázaro de los Bachilleratos Populares.
El educador crítico no puede regresar, cuando regrese, al aula, entendiendo que es el mismo espacio, el sujeto del Covid-19 y el sujeto humanidad ya son otros, muy otros, y en esa otredad, también las pedagogías críticas y las educaciones populares tienen que ser otras, muy otras, por ello es necesario repensar nuestros formas, nuestros métodos y nuestras didácticas, enfrentar el camino del fuego para construir una clase de bestia pop o de ave fénix que sepa cruzar la coyuntura de manera transdiciplinar y más allá de su naturaleza compleja, no como una denuncia, sino como un anuncio de posibilidad, de justicia social, de construcción de currículum contextualizado, problematizado desde nuestro espacio-tiempo de ángulo de lectura de realidad, de entender que la forma que tenemos desde la perspectiva crítica es compartiendo, contradiciendo, articulando, una búsqueda-encuentro en la incertidumbre y en lo no dado para desde ahí hacer un mundo mejor, un mundo donde quepan muchos mundos.
La salud pública y la educación pública son tan importantes por la desigualdad social en que vivimos, en tiempos de Covid-19 y más allá de él, el educador crítico tiene que desnudar esta sociedad capitalista, patriarcal, racista, homofóbica, autoritaria, epistemicida, desnudar esta forma de entender el mundo y la naturaleza humana para asumir una definición en resistencia y en construcción de conocimiento que dé cuenta de que la educación es hoy por hoy la única institución que tenemos para poder vivir juntos, en el mejor sentido de la palabra, en una forma democrática, solo en una institución pública podemos estar todos y todas juntos (Torres, 2020), ya que en todos los demás espacios de vida neoliberal cognitiva y capitalista, vivimos segregados, separados, confinados y esta pandemia desnuda esto, es la más contundente prueba de ello.
Para romper el cerco también es necesario entender la escuela como el único referente de lo común, de comunalidad, de colectividad, es entender que la educación es bancaria o es para la liberación en estricto sentido freiriano, la escuela en tu casa como herramienta para compensar el proceso de enseñanza-aprendizaje topa con un muro gigante: la desigualdad provocada por el neoliberalismo, resulta que más del 50% de la población no tiene casa donde guardarse, cuando nos dicen que la alternativa es estar conectado a la red en nuestros aparatos: computadora, tablet o celular, pasa que hay menos de 40% de conectividad en los países de América Latina, esta crisis ha visibilizado la precaria situación de los trabajadores de la salud, y también el desmantelamiento del sistema de salud donde el neoliberalismo ha sido más fuerte, en el caso de México los gobiernos panistas y priistas que antecedieron a López Obrador.
Pero las pedagogías críticas y las educaciones populares, con su potencialidad de transformación, estamos ante un desafío de sobrevivencia del ente llamado educación, por el apagón pedagógico global (Bonilla, 2017), y de las propias propuestas educativas desde una perspectiva emancipadora, nos toca reactivar nuestra creatividad, reactivar las dinámicas de acción colectiva, utilizando como un contenido o temática transversal esto que ésta pasando en este momento, este diálogo urgente entre movimiento social, universidad e investigación con la educaciones populares y las pedagogías criticas es en el ahora, mañana será demasiado tarde.
Es así como podemos romper el cerco, desde abajo y la izquierda, con el corazón latiendo, hasta la victoria siempre…
(*) Doctor en Formación de Formadores, investigador en CINPECER y en CSIIE CNTE– Sección XVIII.
Referencias: