Ante las adversidades por las que hemos pasado en días recientes, dados los trágicos incidentes que en varios estados de mi querida República Mexicana, se vivieron y vivimos miles de mexicanos, y que innegablemente repercuten en nuestro estado de ánimo, puesto que como seres humanos no inanimados, sentimos y reflexionamos, quise preparar una breve reflexión para ustedes, mis queridos lectores, sobre la vida y los significados que bien podríamos atribuirle a tan importante concepto, tan real como efímero.
Pues bien, comenzaré por mencionarles que la vida es vivir. Así de sencillo y así de complejo. Y que el vivir – en su sentido real – debe ser considerado como un proceso y no como una “cosa” que todos sabemos que existe pero que nadie la ha visto.
Creo firmemente que no hay mejor forma de conocer y atribuirle un significado a esta vida si no la vivimos, si no fluimos con ella y si no discurrimos con ésta.
En consecuencia puedo decirles que esta vida que es su vida, no se encuentra en el futuro como una meta que puede alcanzarse, ni en el pasado porque como su nombre lo indica, ya pasó y forma parte de nuestra historia de vida. La vida, está aquí y ahora – con un pasado que ya pasó y con un futuro ciertamente incierto –, por ello puedo decirles que la vida está en este mismo momento, en nosotros mismos.
La vida es ahora, el significado y su significante, lo atribuye cada ser humano que vive y convive con sus semejantes. Creo pues, que si cada hombre profundiza en sí mismo, más maduro puede llegar ser, porque la conciencia ha realizado su parte.
Indudablemente, la edad otorga experiencia y un cúmulo de enseñanzas imborrables, pero el conocimiento como eje central de esa conciencia, otorga lo que todos denominamos “vida”.
Muchas veces nos preguntamos: ¿para qué vivimos?, ¿por qué vivimos? o ¿cuál es el sentido de nuestra vida o existencia? Es más, buscamos incansablemente las respuestas en mucho lados pero tristemente puedo decirles con seguridad, que nadie contestará esa pregunta asertivamente y esto por una sencilla razón, la respuesta se encuentra en uno mismo porque finalmente cada quien es dueño de su propia vida y su propia conciencia.
Hace tiempo reflexionaba sobre la muerte desde un plano filosófico y existencial y, si no mal recuerdo, pensaba que el nacimiento, la vida y la muerte, son una tríada de hechos ciertos que funcionan en un círculo infinito de repeticiones, una tras otra y que, de cierta manera, lo observamos de manera tangible en el desarrollo de la vida de todo ser humano.
De ahí que el funcionamiento de esta tríada, encadenada en un círculo, nos permite comprender el ciclo de la vida en toda su plenitud porque generalmente somos conscientes de nuestra vida cuando se presenta un nacimiento o un deceso.
¿Qué pasa entonces? Que el desarrollo de nuestra vida se encuentra enmarcado por un cúmulo de situaciones fisiológicas y sociales que nos envuelven día a día. Perdemos pues, la noción de nuestra vida y en algún momento de ésta, hacemos conciencia sobre lo que significa.
Curiosamente, hacemos conciencia en razón de lo que tenemos y hemos logrado en el transcurrir de los años. No me equivoco al decir que la vida tiene un significado más profundo en un binomio que resulta ser sencillo pero a la vez muy complejo, el de la vida-vida; que en términos sencillos significa vive tu vida, siendo consciente de la primera y otorgándole sentido a la segunda.
En consecuencia, nuestra existencia, nuestra vida, cobra sentido en nuestra conciencia y en lo más profundo de nuestro “ser”, ese “ser” material e inmaterial que termina en la conformación de nuestro espíritu. Ese espíritu que vive en la eternidad por nuestra grandiosa existencia.
Mi mensaje estimado lector es muy simple: vive la vida pero vívela siendo consciente de ella porque solo tú eres: tú misma existencia.
Les agradezco en demasía el que me hayan regalado unos minutitos de su tiempo para leer estas líneas, que surgen cuando la vida se nos presenta, así como su nombre lo indica: en vida. Gracias, muchas gracias, y si ustedes me lo permiten, les daría un consejo: sean muy felices, porque la felicidad es eso, tener el corazón y el alma repletos de alegría y satisfacción por el deber cumplido.
Vamos México, su fuerza radica en su corazón, que no es otra cosa que el corazón de millones de mexicanos que palpitan al unísono ante las adversidades. #FuerzaMéxico, podremos salir de ésta.