La voz docente

Hoy más que nunca se requiere que las autoridades de los diferentes niveles educativos no piensen que estamos de nuevo “igual que antes de la ...
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A la luz de la culminación de la fase del cierre de las escuelas en prácticamente todos los países del mundo, en donde más de 1,584 millones de estudiantes y docentes tuvieron que encontrar la forma de desarrollar la educación de otra manera fuera de las aulas, y ante el retorno a una pretendida nueva normalidad en la educación, la organización SUMMA realizó un interesante ejercicio en América Latina y El Caribe para preguntar a más de 200 mil docentes y directivos sobre su percepción sobre la situación en la educación.

SUMMA es el primer Laboratorio de Investigación e Innovación Educativa para América Latina y el Caribe. Fue creado en 2016 por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), con el apoyo de los ministerios de educación de Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, México, Perú y Uruguay. Desde 2018, también se han sumado los ministerios de Guatemala, Honduras y Panamá. Su misión es contribuir y aumentar la calidad, la equidad y la inclusión de los sistemas educativos de la región, mejorando el proceso de toma de decisiones de las políticas y prácticas educativas.

En general, los resultados versan sobre seis grandes áreas prioritarias: los problemas de acceso y continuidad de la enseñanza, la pérdida y los rezagos de los aprendizajes, la relevancia de la dimensión socioemocional en el bienestar de docentes y estudiantes, la importancia de las capacidades de innovación pedagógica para hacer frente a esta situación inédita, la necesidad de fortalecer los procesos de formación, apoyo y acompañamiento pedagógico a los docentes, así como la importancia de las dimensiones tecnológicas como uno de los medios principales para resguardar la continuidad educativa.

Todos los resultados son muy importantes, sin embargo, se establece que la investigación comparada plantea la necesidad de transformar la supervisión escolar para generar un mayor impacto en la mejora de los aprendizajes en las escuelas, consolidando su dimensión pedagógica. Complementariamente, se requiere fortalecer el liderazgo directivo, con el objetivo de mejorar su función técnico-pedagógica que facilite y fomente la formación continua en los equipos docentes. Con respecto al desarrollo profesional, es necesario avanzar hacia una mayor diversificación de ofertas de formación de calidad. Para esto, se recomienda la consolidación y el mejoramiento de modelos virtuales e híbridos implementados en este período, que permitieron masificar la llegada al cuerpo docente. Finalmente, tanto dentro de las escuelas como entre ellas, se recomienda la disposición de tiempos no lectivos y la articulación de dinámicas de trabajo colaborativas entre pares, respecto a la planificación curricular y el diseño de actividades de aprendizaje y evaluación formativa.

Hoy más que nunca se requiere que las autoridades de los diferentes niveles educativos no piensen que estamos de nuevo “igual que antes de la pandemia”, sino que hace falta entender a los centros escolares, dotarles de recursos y autonomía para la toma de decisiones desde el propio contexto en que se encuentran, con sus problemas y posibilidades para el desarrollo de un entorno de aprendizaje que valore, desarrolle, evalúe y aprenda como la comunidad que son.

manuelnavarrow@gmail.com

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