Si bien es cierto que la reforma educativa trastocó la esencia laboral, distanciada por supuesto de la parte visible que se le dio a la sociedad en el tema de lo pedagógico, (el nuevo modelo educativo); también es cierto que esta parte legal en cuanto a el ingreso, permanencia, desempeño, etc. del docente, lleva consigo el objetivo primordial de poner un freno a la indiscriminada participación de, quienes viendo frustrada alguna otra profesión o no teniendo otra alternativa o por otra infinidad de argumentos, se ponían a “dar clase”.
Recordemos que era muy común escuchar: “no tienes trabajo de…consigue una plaza de profe, es fácil”; y terminamos como sociedad teniendo un sistema educativo lleno de profesiones dispersas y disímbolas todas, menos basadas en una formación eminentemente pedagógica y didáctica.
Sobre esta parte medular de este tema, es que deseo hacer algunas acotaciones:
1.- Creo que la reforma educativa debe centrarse en una supervisión estricta del desempeño real de los docentes a manos de verdaderos supervisores que revisen el desempeño real del maestro y el correcto manejo de los procesos metodológicos para transmitir el conocimiento.
2.- La reforma educativa debe centrarse en las Normales Básicas. Estas deben contar en sus aulas con verdaderos docentes capaces de poder formar a los docentes, (a este sí, a los formadores de formadores, habría que evaluarlos para ver su capacidad de poder formar profesionistas de la educación).
3.- Las Normales Básicas deben crecer más en número, en capacidad y en calidad en todo el país.
4.- Suspender las concesiones o incorporaciones de instituciones particulares que imparten educación, (facultades de educación, de pedagogía, etc.). No es posible que existan mas de este tipo de escuelas, que de las Normales Básicas.
5.- Aquí sí, en el ingreso, permanencia y egreso de los docentes de las escuelas Normales se debe endurecer el proceso de selección de futuros profesionales de la educación.
6.- No es equitativa, en estos momentos, la competencia por los ingresos al sistema educativo entre las generaciones de egresados de las escuelas particulares y las generaciones de egresados de las escuelas Normales oficiales.
En conclusión, creo que se debe prestar más importancia a la formación del formador, en función del desempeño profesional esperado: un profesional de la educación. Si esto fuera posible hacerlo, se evitaría toda esta confrontación, más que ideológica, política; nos evitaríamos la capacitación y optaríamos por la actualización. La primera tiene que ver con la carencia de “algo”, la segunda tiene que ver con adaptación de “algo “nuevo a lo que ya se.
Creo firmemente que la solución está en las Normales Básicas. Las verdaderas formadoras de docentes.