Se sabe que una secuencia didáctica no es un instructivo o una receta que se elabora para que se desarrollen actividades en las aulas, con las y los alumnos. Como su nombre lo indica, su realización (a partir de una estructura) es una actividad importante y necesaria que el profesorado lleva a cabo con regularidad, pensando (proyectando) una serie de acciones educativas cuya intención es la de generar un aprendizaje en las y los estudiantes.
Este, sin duda, es un tema que prácticamente la Secretaría de Educación Pública (SEP) ha dejado en el olvido; cosa que se entiende, porque si al interior de esta dependencia no se comprende de qué va la Nueva Escuela Mexicana (NEM), cómo esperar que entiendan la relevancia de un tema que, hoy por hoy, es de gran valía en el medio educativo, específicamente, entre las y los maestros.
Sí, con seguridad alguien podría decir que, al igual que la planeación didáctica, es uno de los tantos temas que se abordan en las escuelas formadoras de docentes como las Normales, la Pedagógica Nacional o los Centros de Actualización del Magisterio, sin embargo, qué pasa en las facultades de educación o pedagogía de las universidades o qué pasa en otras carreras profesionales, tal vez con cierta afinidad a la educación. Esto último lo comento porque, como se sabe, muchas y muchos profesionales que no necesariamente cursaron sus estudios para ser docentes, pueden ingresar al sistema derivado de los mecanismos de ingreso establecidos a partir de la reforma de 2013 y cuya continuidad es más que evidente en nuestros días. En cualesquiera de los casos, me parece que este es un tema de singular importancia que debería colocarse en la agenda de los ya de por sí mal orientados Consejos Técnicos Escolares, porque, como también se sabe, en estos espacios concurren distintas generaciones de docentes formados con diferentes planes de estudio.
Creo que muchas y muchos reconocemos la enorme complejidad que ha representado la implementación del plan de estudios para la educación básica 2022; sobre todo, porque dicho tránsito ha estado marcado por un vacío importante en términos de formación o acompañamiento para el personal docente que labora en las escuelas de ese nivel educativo. Repito, transitar de un enfoque basado en competencias (2011) y competencial (2018), a otro cuya concepción se fundamenta en las capacidades (2022) no ha sido nada, pero absolutamente nada sencillo. He ahí el enorme reto que no ha podido o ha querido visualizar la SEP y alguno que otro funcionario. En fin.
Sobre el tema que me ocupa, se considera que una secuencia didáctica es el resultado de establecer una serie de actividades de aprendizaje que tengan un orden interno entre sí; con ello se parte de la intención del docente de recuperar aquellas nociones previas que tienen las y los estudiantes sobre un hecho, vincularlo a situaciones problemáticas y de contextos reales, con la finalidad de que la información a la que va a acceder el en el desarrollo de la secuencia le sea significativa, es decir, que tenga sentido y pueda abrir un proceso de aprendizaje (Díaz-Barriga, 2013); visto de esta perspectiva, dicha secuencia requiere necesariamente de que la o el alumno sea un sujeto activo (no pasivo) y de que goce de cierta libertad y autonomía para que explore sus propios procesos de aprendizaje y para que evalúe la toma de decisiones que en algún momento pueda realizar durante ese proceso; todo esto, siempre con el acompañamiento de la o el docente titular del grupo. Se trata pues, de propiciar que las y los estudiantes vinculen lo que saben o han aprendido a través de sus experiencias y conocimientos, con situaciones problema reales que los llevan a cuestionar ese saber y ese conocimiento que proviene precisamente de lo real, de lo cotidiano o de lo rutinario de su contexto y/o de su vida.
Esta actividad, que tiene como propósito el establecimiento de un orden interno tiene una estructura, es decir, toda secuencia se integra con dos elementos que se desarrollan de manera paralela: la secuencia de actividades para el aprendizaje y la evaluación para el aprendizaje inscrita en esas mismas actividades (Díaz-Barriga, 2013). Ahora bien, se dice que se desarrollan de manera paralela porque, como bien sabemos, el binomio planeación-evaluación surge al instante, por ejemplo, cuando se diseñan ciertas secuencias de actividades, de manera casi automática o instantánea surgen las de evaluación, dado el vínculo indisoluble que las distingue: actividad-valoración.
Por lo que se refiere al primer elemento (secuencia de actividades para el aprendizaje), que es el que me ocupa y preocupa en este momento y no porque el otro no sea relevante, se caracteriza por estar integrado por actividades de inicio, desarrollo y cierre. Cada una con sus propias peculiaridades y especificidades que buena parte de las y los docentes conocen porque en algún momento les habrán explicado o informado que así se desarrolla una clase-sesión con esos elementos, pero, entonces, ¿esta línea es solo para el desarrollo de una clase-sesión como se ha dicho o también lo es para el desarrollo de un proyecto? Pregunta que me parece de lo más pertinente, porque, precisamente surge del diálogo que suele establecer con regularidad con maestras y maestros cuando tenemos la oportunidad de conversar en algún CTE, seminario, curso, taller o diplomado.
Sobre este punto es necesario subrayar, de nueva cuenta, la compleja dificultad que ha representado transitar de un plan de estudios con determinadas demandas, a otro donde los requerimientos son un tanto diferentes. Aunque se diga lo contrario, las y los maestros aún manifiestan ciertas incertidumbres sobre este y otros temas. En fin.
Recordemos que establecer una secuencia de actividades con su respectivo inicio desarrollo y cierre con el plan de estudios 2011 y 2018, donde no necesariamente se trabajaba por proyectos, significaba anteponer el contenido, porque, regularmente se colocaban las siguientes actividades para su trabajo con las y los alumnos: en el inicio la colocación del tema o propósito de la sesión, indagación de ideas previas sobre el tema o contenido, explicación y ejemplificación con recursos o materiales diversos sobre el mismo tema o contenido; en el desarrollo las actividades didácticas grupales, en equipo e individuales, además de las de socialización entre estas actividades y la realización de otras a través de los libros de texto u otros recursos educativos; el cierre con actividades de evaluación (individua o colectiva) y la colocación de tarea. Sobre esto es importante mencionar, que la identificación de las actividades en esta secuencia, durante los planes de estudios arriba referidos, fue de quien escribe este documento. Fue, por así decirlo, una serie de hallazgos al observar el desarrollo de sus sesiones durante algún tiempo.
Ahora bien, con el plan de estudios 2022, pero, particularmente cuando se trabaja por proyectos, ¿cuál sería la secuencia de actividades? Desde mi perspectiva y bajo la misma línea que he venido comentando, pueden concebirse actividades de inicio, desarrollo y cierre, pero con ciertas diferencias por lo que implica un proyecto que surge después de haber leído la realidad (diagnóstico): en las del inicio pueden plantearse actividades relacionadas con la preparación del aprendizaje, indagación de saberes o conocimientos previos, el acercamiento con información fiable (requerida y necesaria), la organización de la construcción social del aprendizaje y la información sobre lo que la o el estudiante va a hacer, con qué recursos, con qué reglas, etc.; el desarrollo tendría que caracterizarse por ser el momento en que las y los estudiantes desarrollan la actividad como se les solicitó o explicó en el inicio, pero siempre con la orientación, acompañamiento o asesoría de la o el maestro; y ya en el cierre se podrían considerar actividades de exposición, difusión o divulgación de los productos, el empleo de ciertos instrumentos de evaluación formativa y la retroalimentación.
Si se analiza con detenimiento cada uno de los aspectos de las actividades señaladas en el párrafo anterior, pero también, si se observa y reflexiona con lo que demandan las metodologías sociocríticas de las que sigue habiendo confusiones o incertidumbres entre las y los profesores, nos podremos dar cuenta que la línea de actividades de inicio, desarrollo y cierre, cuando se trabaja por proyectos, corresponde considerablemente con dichas metodologías; invitaría a que en este momento se pensara, por ejemplo, en la metodología Aprendizaje basado en proyectos comunitarios y lo que significan sus 3 fases y sus 11 momentos. Si se observa con detenimiento la fase 1 y los 3 momentos que la integran (identificación, recuperación y planificación), se daría uno cuenta que corresponden con lo que se plantea en las actividades de inicio arriba referidas. O también si se observa con detalle lo que plantea el Aprendizaje en indagación (STEAM) en su fase 2, cuando de diseña y desarrolla la investigación, uno podría darse cuenta de la enorme correspondencia que tiene con las actividades de desarrollo que ya he expuesto; y así sucesivamente.
Desafortunadamente el tiempo y el espacio no alcanza para abordar un poco más sobre este valioso tema, sin embargo, considero importante enfatizar dos cuestiones. La primera tiene que ver con no perder de vista que una secuencia didáctica, independientemente de la modalidad, plan de estudios, etcétera, tiene como finalidad organizar las actividades de aprendizaje que realizarán las y los alumnos con la orientación del docente, lo cual permite construir o crear situaciones de aprendizaje que podrían generar precisamente eso, un aprendizaje. Segunda, que el docente es una figura central en este proceso, porque esta actividad pone en juego su capacidad de valorar lo que su entorno inmediato le ofrece, llámese comunidad, escuela, alumnas y alumnos, etcétera, con la finalidad de responder y diseñar situaciones de aprendizaje creativas que logren lo señalado: un aprendizaje en sus estudiantes.
Recetas no existen para esta actividad, eso es bastante claro, como claro también lo es el que la SEP no haya pretendido abordar este y otros temas como parte de los CTE o en algún programa de formación continua del cual no se sabe mucho que digamos.
Sí, la “expertis” del docente es fundamental, pero yo me pregunto: qué más quiere que haga el profesor o profesora cuando desde la misma SEP le piden que haga de todo, dejando poco tiempo para la planeación de la enseñanza.
Tiempo al tiempo.
Referencias:
- Díaz-Barriga, A. (2013). Guía para la elaboración de una secuencia didáctica. UNAM.