La penúltima semana de marzo.

Hace ciento diez años, en una entrevista de marzo de 1908 con el periodista Creelman, el presidente Porfirio Díaz dijo que los mexicanos de entonces, ...
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Hace ciento diez años, en una entrevista de marzo de 1908 con el periodista Creelman, el presidente Porfirio Díaz dijo que los mexicanos de entonces, nuestros abuelos, estaban ya preparados para la democracia y para elegir libremente al próximo presidente del sexenio 1910-16, no cumplió y se desató la revolución. Recordemos hoy este hecho que marcó nuestra historia.

Ha pasado poco más de un siglo desde entonces y nuestra democracia, siempre perfectible como todas las democracias, convoca de nuevo a las urnas para elegir a un nuevo presidente 2010-24. Hoy nuestra democracia se apoya en encuestas y su aparición, tanto como su aceptación o su rechazo, genera debate entre los interesados y reacomodos entre los candidatos en la medida en que los números se mueven en uno u otro sentido.

Los dos más limitados en su propuesta, Meade y Anaya, se ponen más críticos, y quien ha sido más antisistema, Amlo, se enfila a matizar su discurso. Anaya, por ejemplo, ha planteado categóricamente que emprenderá acciones penales contra el presidente saliente. Esta oferta la contrastará algún segmento del electorado con la oferta de amnistía de Morena y no es difícil que le cueste dos o tres puntos porcentuales a López Obrador entre el segmento indeciso o universitario. A Amlo le falta la consistencia discursiva que tuvo, aún no se da cuenta que enfrenta al desafío representado por el discurso más enérgico de Anaya, tiene punto flaco en los debates, en la descalificación a sus críticos, en el lamentable traspiés del tigre suelto.

Los expertos dicen que la ausencia de López Obrador a debates lo hizo perder en campaña anterior. Hoy se repite el escenario. Es lógico que un puntero claro en todas las encuestas se niegue a debatir pero aquí le urge revalorar la negativa al candidato. La descalificación hacia los críticos es otro problema en el cuarto de guerra. Un hecho con consecuencias aún no medidas en las encuestas es el tigre que Amlo soltó ante banqueros. ¿Fue un error? López Obrador lo acepta implícitamente al salir a explicar después que fue mal interpretado y que no es un llamado a la violencia. Este error podría ser el equivalente de la chachalaca del 2006.

A estas alturas vemos a Anaya como el mejor orador y el mejor para los debates que vienen, a Meade como el mejor documentado para el análisis y a López Obrador como el más conocido, el más armado políticamente, limitado en su velocidad de respuesta verbal y en sus argumentaciones estadísticas. La plaza pública acepta sus exitosas frases hechas (“arroz con gorgojo”, “no lo tiene ni Obama”, “amlodipino”, “ya sabes quién”, etc.) pero le esperan tres debates en cadena nacional. El PRI valorará la presencia de Zavala en la boleta: si entra le quita puntos a Anaya pero puede desplazar a Meade a un cuarto lugar, al menos eso propone una de las más recientes encuestas de Massive Caller que se define a sí misma como “la encuestadora más acertada de México”. Cierto que otra, la de Reuter, pone a Meade en segundo lugar y a Anaya en tercero.

En esta penúltima semana de marzo vayamos a las cifras encuestadoras más recientes para Veracruz. Según la ya citada encuestadora Massive Caller, para las candidaturas al senado por Veracruz en el corte del 15 de marzo los candidatos al senado por el PAN-PRD tienen 31.37%; los de Morena 27.3%; los indecisos tienen 22.59% y los aspirantes del PRI al senado un 14.78%. Una semana después, el 22 de marzo los candidatos al senado por Morena registran un 32.4%; los del PAN un 30.7%; los indecisos suman un 21.7% y los aspirantes del PRI al senado tienen un 15.2% de preferencias electorales.

En cuanto a los aspirantes a gobernador, al 21 de febrero Yunes-PAN tenía 30.67%; Cuitláhuac-Morena 29.07%; Yunes-PRI 14.79%. Al 13 de marzo Yunes-PAN 31.1% y Cuitláhuac-Morena 28.7%; el PRI con Yunes Zorrilla en tercer lugar con un 15% en promedio.Para el corte del 20 de marzo el PAN tiene un 32.67%; Morena un 29.07%; indecisos 21.68%; el PRI y Yunes Zorrilla un 13.79%; en la etiqueta Otros (donde se hallan el Panal y Sheridan, la cifra es 2.8%). Para el corte del 20 de marzo la separación entre PAN-Yunes y Morena-Cuitláhuac es del 3.6%, un poco más grande que el empate técnico garantizado por el margen de error estadístico.

En la penúltima semana de marzo van dos reportes de Massive Caller en que para gobernador el PAN supera a Morena por dos o tres puntos, nada significativo. De hecho las gráficas de línea de PAN-Yunes y Morena-Cuitláhuac se han cruzado cinco veces desde que empezó el conteo encuestador, lo que indica una pelea cerrada entre estos dos competidores.

Al parecer, de entre ellos dos saldrá el próximo gobernador de Veracruz.

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