Ahora resulta que Mario Delgado, principal promotor de la evaluación punitiva contemplada en la reforma peñanietista de 2013 y que atentó directamente contra los trabajadores de la educación, se trae el rollo de que ahora sí se creará un “nuevo” organismo “evaluador” que sustituirá a la Unidad del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros (USICAMM), porque las mismas maestras y maestros así lo han exigido. ¡Hay que carecer de vergüenza o tener demasiado cinismo para ello! Sin embargo, aquí sí tenemos memoria y desde ella no olvidamos y no olvidaremos.
Se sabe que, durante el salinato, surgió el programa denominado Carrera Magisterial; su premisa era de la evaluar a los docentes de educación básica, sin embargo, su estructura y objetivos se orientaron a implementar una estrategia de estímulos salariares (un mecanismo de promoción horizontal para docentes) cuyo control, y posterior corrupción, recayó en la Secretaría de Educación Pública (SEP) y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE). Del ingreso al Sistema Educativo, aún no se hablaba mucho por esos años.
Tiempo después, específicamente durante el calderonismo (en 2008), Carrera Magisterial continuó, solo que, en la firma de la Alianza para la Calidad de la Educación se incluyó, en una de sus líneas (profesionales de la educación y autoridades educativas), tres indicadores: el ingreso y la promoción, b) la profesionalización, y c) los incentivos y estímulos. En ese mismo año fueron convocados miles de aspirantes para “concursar por una plaza” y, desde luego obtenerla, solo que uno o dos años después, tales concursos durmieron el sueño de los justos; se dice que porque a La Maestra Gordillo no le gustó el asunto.
Y bueno, llegado el 2013, derivado de la firma del Pacto Por México entre los tres principales partidos políticos (PRI, PAN y PRD), se implementó a rajatabla lo que durante varios años fue conocida como “la mal llamada reforma educativa”; una reforma cuya esencia fue más administrativa y laboral que educativa. Varios especialistas en la materia han coincidido en este último punto, porque, muestra de ello, fue precisamente el carácter punitivo que se le dio a la evaluación del magisterio, dado que en la misma ley se afinó lo que desde el 2008 ya se planteaba: regular el ingreso, permanencia y la promoción del personal docente. Recuérdese que en 2013 para el ingreso se diseñaron e implementaron los mismos concursos públicos (exámenes) que garantizaran la idoneidad (sea lo que eso significaba) de quienes accederían al sistema y, para evaluar el desempeño de las maestras y maestros en servicio, se realizaban los mismos concursos (exámenes), pero, si los resultados no eran satisfactorios en términos de esa idoneidad, se podría perder el empleo. He ahí el carácter punitivo de la evaluación. He aquí una forma de control del estado hacia las y los maestros.
Que se lea bien y claro: ¡Mario Delgado fue Senador por el PRD en 2013 y uno de los principales promotores de la reforma educativa de 2013 que atentó contra los derechos laborales y profesionales de los trabajadores de la educación, pero también, fue impulsor de la creación de ese sistema de evaluación que, indudablemente, afectó a cientos de maestras y maestros! Entonces, ¿nuevo organismo evaluador? Sí, como no.
Y para colmo, ese rollo de que ahora, en ese “nuevo” organismo “evaluador”, las y los maestros serán quienes evaluarán a sus pares, es como para volverse loco. ¿Acaso nadie le ha dicho al secretario que ese esquema ya se implementó en carrera magisterial y no funcionó?, ¿de verdad piensa que, con una propuesta de esta naturaleza, que además de alguna forma ya probada y donde el SNTE tuvo metidas las narices en todos los procesos existirá una mayor transparencia y una mayor justicia para todas y todos? Desde mi perspectiva, creo que dicho secretario no está bien informado.
¡No, claro que no! No se trata de regresar al pasado y pensar en esquemas que, aunque por un tiempo tuvieron un impacto positivo en el Sistema Educativo como lo fue el de Carrera Magisterial, en la actualidad, por obvias razones, dicho esquema ya no operaría. Tampoco se trata de partir de cero o pensar en que al fin se ha descubierto el hilo negro con relación a este tema. Creo, que se tendría que partir de preguntarse, si es necesario, y hasta fundamental contar con un sistema de evaluación para el ingreso, promoción y reconocimiento. Sí, desde luego que el ingreso es un tema y, la promoción y permanencia, es otro. Eso lo tengo claro.
Por lo que respecta al segundo, es decir, a la promoción y permanencia, qué tal si pensamos en hacer efectiva la revalorización del magisterio que cada gobierno cacaraquea hasta el hartazgo pensando en mejorar sueldos y salarios de todos los trabajadores de la educación; vaya, de manera concreta, 1. por qué no desaparecer la estrategia de estímulos salariales que, después de tantos años no ha sido revisada y mucho menos valorada, para dar paso a una mejora sustancial de todos y todas las trabajadoras de la educación, 2. diseñar, desarrollar y evaluar un programa de formación continua de profundo calado dirigido a las y los maestros de México. Desde luego, habrá quien diga que esto es una propuesta simple o una simple propuesta, y estoy de acuerdo, pero, a fuerza de ser sincero, repito: ¿es necesario contar con esquema de estímulos salariales en México?, ¿y la mentada revalorización?
Por lo que se refiere al ingreso, tengo claro que es un tema que, por falta de ganas y espacio no podría abordarlo en este momento como se debe, porque entiendo que hay muchas aristas de las que se tendría que hablar, sin embargo, aquí lo inmediato que me viene a la mente es: ¿cuál es el presupuesto asignado para este año a las escuelas normales del país, por ejemplo?, ¿cuál es la capacidad académica con la que cuentan las normales y cuáles sus características?, ¿cuáles son los mecanismos de evaluación de los planes de estudio y/o de programas educativos en estas escuelas?, y un largo etcétera más.
Y bueno, sobre el tema de la trasparencia de vacantes en el sistema educativo y del papel de sindicato en estos procesos mejor ni hablamos; el tema de las vacantes (plazas disponibles) es un gran hoyo negro en un universo del que nadie quiere hablar y al que nadie le quiere entrar; y del sindicato… ¿qué se podría decir del sindicato cuando la corrupción es el sello de su casa?
¿Verdad que ya no solo es un tema de contar con “nuevo” organismo evaluador?
No señor Mario Delgado, su “nueva USICAMM” no es nueva, es una farsa monumental.
