La lucha por los libros de texto gratuitos inició desde 1960

Los conflictos iniciaron cuando la SEP estableció que los libros de texto, además de ser gratuitos, eran obligatorios.
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Los procesos de cambio a los planes y programas de estudio y a los libros de texto gratuitos nunca son neutrales y, como lo menciona Pinar (2019), se convierte en una “conversación complicada” por los grupos diversos que participan en su elaboración o que quieren influirla. Sin embargo, hay que señalar nuevamente que estos procesos nunca son neutrales, ni ingenuos de parte de todos los participantes. He tenido la oportunidad de ser testigo de esto a través de varias de las reformas educativas desarrolladas en México desde que se instauró el Plan de Once Años durante la presidencia de López Mateos. Primero como estudiante de educación primaria pude vivir y conocer las reformas de López Mateos y la de Luis Echeverría. Como docente de primaria, desde 1981, trabajé con las reformas de Echeverría, la mini reforma de De la Madrid, y la de Salinas de Gortari. Dejé de trabajar en educación primaria y normal en 2003, cuando se estaban iniciando los cambios educativos en la administración de Fox.

Los ataques recientes sobre los libros de textos gratuitos que se elaboraron para este ciclo escolar y la nueva propuesta curricular, hacen necesario que tangamos que revisar la historia de las reformas a los planes y programas y de los libros de texto gratuitos, porque, como lo expresó el filósofo Santayana (1905), quienes no recuerdan el pasado están condenados a repetirlo y, desafortunadamente, estamos repitiendo el pasado.

Como ejemplo de esto recordemos que cuando se implementó el Plan de Once Años, fue la primera vez que se elaboraron y distribuyeron libros de texto gratuitos de manera sistemática. Los planes y programas de estudio se habían aprobado en 1957 y sobre ellos se diseñarían los libros de texto. A través de un decreto, en 1959 se estableció la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos (CNLTG), y esto fue fundamental para que se comenzaran a elaboraran los libros de texto en 1960. Los libros gratuitos ofrecieron la oportunidad a miles de estudiantes de las clases pobres y menos favorecidas a que tuvieran acceso a materiales educativos adecuados a los planes y programas sin tener que realizar pago alguno.

Los conflictos iniciaron cuando la SEP estableció que los libros de texto, además de ser gratuitos, eran obligatorios. Entre los grupos que se organizaron para emprender el ataque a los libros de texto gratuitos y obligatorios se encontraban la iniciativa privada, la Unión Nacional de Padres de Familia (UNPF), grupos de maestros inconformes, las escuelas particulares y, desde luego, no podía faltar la iglesia católica. Lorenza Villa Lever (1988) describe excelentemente los detalles de estos ataques. La SEP prohibió que en las escuelas públicas se vendieran libros diferentes a los de texto, que era una práctica normal en las escuelas. Villa Lever (1988) señala que desde que se inició la distribución de los libros de texto, en algunas escuelas se les dijo a los padres de familia que no esos libros no servían y les daban la lista de los libros que sí servían y que debían comprar. Este negocio para las editoriales y las escuelas se terminó porque la SEP informó que se aplicarían sanciones a quienes hicieran eso.

Inmediatamente la Unión Nacional de Padres de Familia atacó a la SEP con un desplegado en el que acusó al Secretario de Educación de no respetar el derecho natural e inalienable de los padres de decidir sobre la educación de sus hijos. De la misma manera, dijeron que las mentes de los niños estarían a merced de la influencia ideológica y política de los Secretarios de Educación. Tener libros obligatorios, decía la UNPF, es ser como la Alemania nazi de Hitler, la Rusia Soviética, la Italia Fascista, o la Argentina Peronista. (¿Alguna coincidencia con los discursos que se están usando actualmente?). Se argumentaba que tener un libro obligatorio implicaba enseñar una “verdad única”, la de la SEP, que iba, por consecuencia, a limitar los aprendizajes de los niños (Villa Lever, 1988).

El Partido Acción Nacional tildaba las acciones de la SEP como comunistas y contrarios a la fe cristiana. Pedían que no hubiera influencia alguna de los que ellos llamaron apátridas: Lombardo Toledano y Lázaro Cárdenas, que junto a sus seguidores querían entregar los intereses de la nación a Moscú. Los empresarios de Monterrey convocaron a una marcha donde casualmente las empresas dieron el día libre a los trabajadores, a fin de que apoyaran la resistencia a la implementación de la ideología marxista que promovía la SEP (Villa Lever, 1988).

La iglesia no se quedó atrás, llamó a los padres de familia a que participaran en asociaciones de padres de familia para que vigilaran la educación que se impartía en las escuelas. Así mismo, acusaban que las escuelas iban a descristianizar a los estudiantes a través de la promoción de programas orientados hacia el socialismo. Resulta interesante señalar que estos grupos opositores estaban siguiendo intereses particulares muy específicos con esas protestas.

Tanto la SEP como el presidente López Mateos defendieron la reforma y posteriormente la maquinaria del estado también entró en acción con movilizaciones de apoyo de la CNOP y la CTM. Sin embargo, también hubo apoyo auténtico de padres de familia y maestros que valoraban los libros de texto gratuitos que a través de cartas y telegramas pedían su defensa (Villa Lever, 1988). La SEP y el presidente no claudicaron ante las presiones de esos grupos opositores. Es importante señalar que las declaraciones que expresaban los opositores para infundir miedo a la población no eran ciertas: no nos hicimos comunistas en la primaria y una gran parte de la población, entre los que me incluyo personalmente, accedimos a una educación que sí fue gratuita. No debemos olvidar que el uso de las palabras comunista o marxista generó una horrible tragedia en un poblado del estado de Puebla, San Miguel Canoa en 1968.

Las mentiras que se están usando actualmente son muy similares a las de aquel tiempo. Las denomino mentiras porque no tienen fundamento, no tienen una investigación seria tras de ellas, y buscan manipular a la población infundiendo miedo en las familias. El comentarista del noticiero de TV Azteca, Alatorre, informó que los libros de texto gratuitos contenían un virus que se pensaba que estaba erradicado, el virus del comunismo y que eso era un problema muy serio. Dijo que era una conspiración de “comunistas trasnochados” citando a Marx Arriaga, actual director de materiales educativos de la SEP, y que además le dio empleo en esta reforma a un funcionario de Maduro, de Venezuela. Era la pieza de terror que faltaba, ligar a Maduro y Venezuela porque son lo peor del comunismo en este discurso de ataque. Venezuela, Maduro e incluso Chávez también fueron usados falsamente para justificar la derrota del Trump en los Estados Unidos y desprestigiar al nuevo presidente. Suenan muy similar estos comentarios a las ideas que se expresaron en 1960 sobre los apátridas de Lombardo Toledano y Lázaro Cárdenas, así como a la orientación socialista y marxista que iba a entregar los intereses nacionales a Moscú. ¿Alguna coincidencia?

Los estados de Guanajuato y Chihuahua están usando recursos legales, amparos, para no distribuir los libros de texto en las escuelas para el inicio del ciclo escolar que inicia finales del presente mes. El comité directivo estatal del PAN de Chihuahua elaboró posters diciendo que los Gobiernos del PAN defienden a la niñez, seguramente los van a defender dejándolos sin libros de texto en las escuelas. Señalan errores en los libros porque no cuentan la verdad que ellos quieren imponer. El periódico “El Heraldo” de Chihuahua del jueves 3 de agosto encabeza una nota de manera llamativa: “Cierran filas ante libros de texto; sectores claves se oponen a la distribución del material”. Esos denominados “sectores claves” que menciona la nota periodística son la iniciativa privada, la asociación Sí por México, y el Episcopado Mexicano. Una gran similitud con los sectores que participaron en el ataque a los libros de texto de 1960. Los mismos argumentos, las mismas frases para infundir miedo a la población.

Estamos repitiendo la misma historia. Los libros de texto gratuitos de 1960 no entregaron el país a Moscú, no nos volvieron comunistas o marxistas a los y las niñas, ni nos descristianizaron. Hay intereses de grupo de por medio que no son los de la mayoría de la población. Esta disputa por los libros de texto es parte de la disputa por la nación, y no es neutral ni por parte de la SEP ni por parte de los grupos opositores. Creo que nosotros debemos preguntarnos en medio de esta disputa, ¿qué tipo de país queremos a futuro como sociedad, el que sigue las versiones educativas neoliberales que los organismos internacionales imponen, o queremos un país que sea más justo para la mayoría de la población iniciando con el respeto de grupos (las mujeres, la población LGTBQ+, los nativos mexicanos, entre otros) que han sido históricamente oprimidos, aunque esta palabra no les guste a los grupos opositores?

Pinar, W. F. (2019). What is curriculum theory? 3a edición. Routledge.

Santayana, G. (1905). The Life of Reason, Introduction and Reason in Common. Charles Scribner’s Sons

Villa Lever. L. (1988). Los libros de texto gratuitos. La disputa por la educación de México. Universidad de Guadalajara.

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