Una característica de la reforma educativa es la insistencia de que la educación que brinde el Estado deberá ser con calidad, es el propio Estado quien deberá ser vigilante que esto suceda.
Por lo menos las modificaciones al artículo tercero señalan que lo anterior, debería cumplirse. Por sí solas, dichas modificaciones no pueden cambiar la realidad, mucho menos cuando para su cumplimiento el Estado no asigna recursos suficientes para que las escuelas cuenten con los elementos mínimos necesarios para alcanzar la tan anhelada calidad. El papel todo lo aguanta, pero sin medios, corre el riesgo de ser una simple lista de buenos deseos.
Pondré un ejemplo que ilustrará lo anterior, el PETC (Programa Escuelas de Tiempo Completo) dio inició en el ciclo escolar 2014-2015 y otorgaba a las escuelas 90,000 pesos para que estas atendieran sus necesidades inmediatas. En el ciclo escolar 2015-2016 todavía otorgaron dicho monto. En el ciclo 2016-2017 la cantidad de fue de 60,000 pesos. En este ciclo que inicia la cantidad se reduce a la mitad, es decir, 30,000 pesos. De seguir la tendencia, este será el último ciclo de existencia del programa.
Lo anterior es lamentable, ya que las escuelas que cuentan con dicho programa, por lo menos una vez al año de manera conjunta directivos, docentes y padres de familia detectaban las necesidades más apremiantes y acordaban invertir dicho dinero en la mejora de lo acordado.
La educación pública, por lo menos constitucionalmente, tiene garantía de ser de calidad, la constitución también debería garantizar que el gasto que se destine sea sagrado para conseguir sus fines. La calidad cuesta, hay que invertir en educación, decir que queremos calidad, pero no dar los medios para lograrlo es como hacer los planos de una escuela de primer mundo pero no aportar un peso para su construcción.
La calidad cuesta, la falta de ella cuesta más, me parece que recortar presupuesto a la educación va en contrasentido de lo que este país requiere, no hay presupuesto claro para la profesionalización docente, el poco que había para la mejora de la infraestructura va en declive, no hay presupuesto alguno para el reconocimiento a figuras directivas y a su enorme esfuerzo.
Desde hace ya varios ciclos escolares en todas las escuelas de este país se construyen rutas de mejora escolar que en cada consejo técnico escolar se somete a el análisis y evaluación de sus logros, al final del ciclo escolar las escuelas hacen una rendición de cuentas ante toda la comunidad escolar e informan de lo que se logró y lo que se quedó a medias.
Esa misma planeación y posterior rendición de cuentas, debe aplicarse a todas las autoridades educativas, y porque no, formar comisiones de docentes y directivos por estados, que puedan participar en la asignación presupuestal que año con año se da en la cámara de diputados, el mecanismo podría blindar el dinero que cada año la federación destina a las entidades y de esta forma garantizar que lo que se manda sea ejercido en lo que se dijo que se haría.