En una nota anterior propusimos una trayectoria del SNTE para las elecciones sindicales derivadas de la reforma laboral de mayo de 2019. Planteamos (y quedó pendiente fundamentar) si el presidente y su gobierno han cumplido con la ejecución de la reforma laboral en el tema de democracia sindical, nos preguntamos si el gobierno ha cumplido en general con los sindicatos y en particular en el SNTE. Nuestra respuesta fue (y es) que sí, que ha cumplido, y trataremos ahora de explicar.
Para comprender esta respuesta afirmativa debemos entender que el gobierno federal ha dicho hasta la saciedad que no se inmiscuirá en quitar y poner líderes sino que toda la responsabilidad descansa en los trabajadores. El gobierno ha dejado íntegramente en manos de los propios sindicatos resolver sus asuntos internos de democracia sindical. El micrositio dedicado a la Reforma Laboral en la página de la Secretaría del Trabajo (STPS) ofrece a los sindicatos unos lineamientos para que rehagan sus estatutos quienes no tengan el voto secreto y directo, la representación proporcional, la paridad de género, órganos electorales internos que sean árbitros de la contienda, órganos fiscalizadores internos, etc., todo lo que la legislación laboral hace obligatorio desde mayo de 2019.
El SNTE tiene todo eso, todo lo que la ley exige, excepto la paridad de género. Tiene árbitro electoral interno en los Comités Electorales; tiene órganos de fiscalización (contralorías y comités de vigilancia). Tiene voto universal desde su fundación en 1943 (todos votaban, sólo que vía indirecta), tiene voto secreto desde 1992 en todos los niveles, tiene voto directo en un nivel y falta en dos niveles; aquí ‘nivel’ no es nivel educativo, sino nivel jerárquico: delegacional, seccional, nacional. Tiene voto universal, secreto y directo en el nivel delegacional (escuela o zona escolar). Tiene voto universal, secreto e indirecto en el nivel seccional y nacional. Faltan el voto directo en los niveles seccional y nacional (ya es universal y secreto). Es lo único que falta.
Faltando únicamente esto surge la pregunta de cómo construir lo que falta. Hay dos opciones. Unos dicen (en redes sociales, pues discusión formal no hay) que se comience de arriba, desde el nacional, hacia abajo, “como se barren las escaleras”. Otro defienden que se construya como se construyen los edificios, de abajo hacia arriba. Desde esta última lógica (de abajo hacia arriba), si el voto universal, secreto y directo existe en el nivel delegacional razonablemente seguiría el nivel seccional y al final el nivel nacional. Comenzar por los cimientos y terminar en la cúspide. ¿Qué dice la ley?
El documento oficial que citábamos arriba se llama Guía para la adecuación de los estatutos sindicales y lo firma, por supuesto, la STPS (bit.ly/2S3h7Db). Su Lineamiento Primero dice que “la elección de la directiva sindical a nivel nacional o de los componentes, tales como sección o delegación, con motivo del término de un ejercicio social o inicio de éste, se llevará a cabo mediante el ejercicio del voto personal, libre, directo, secreto”. Ya dijimos lo que pasa en el SNTE al respecto, todo cumplido desde hace muchos años excepto dos puntos.
Allí mismo hallamos tres incisos muy importantes del Lineamiento. El a) dice que “la convocatoria de elección será emitida y firmada por la o el Secretario General u homólogo a nivel nacional o del componente de que se trate, con una antelación de al menos diez días a la fecha en que se debe llevar a cabo la elección”. El SNTE no está poniendo 10 días sino 15 para la elección seccional, siguiendo lo que más favorece políticamente el proceso: el artículo 69 de la reformada Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado.
El d) dice que “la Comisión Electoral será la instancia de decisión colegiada responsable de organizar, resolver cualquier queja o petición y calificar la elección … También será responsable de la celebración y desahogo del proceso electoral”. El inciso e) añade que “con al menos tres días previos a las votaciones, la Comisión Electoral deberá publicar y poner a disposición de los miembros de la organización sindical a nivel nacional o del componente de que se trate, según corresponda, un padrón completo y actualizado de los miembros con derecho a voto”. Son claros los criterios políticos del gobierno de dejar todo (todo, es todo el proceso) en manos de los trabajadores: desahogar el proceso, calificar la elección.
Por eso el SNTE lo plantea así: su comité electoral interno resolverá todo, no es una arbitrariedad, es la ley y es una directriz política oficial. La comisión electoral del SNTE hará público el padrón con tres días de anticipación. Es la letra interpretada al pie, pero ciertamente impráctico publicar un padrón de 50 mil o 100 mil trabajadores tres días antes del proceso. ¿Si alguien no aparece teniendo el derecho de aparecer? La Guía que comentamos está pensada, quizá, en sindicatos numéricamente pequeños.
Mientras tanto preguntemos de nuevo si el gobierno federal está cumpliendo con su parte en democracia sindical. Repetimos que sí. Con criterios gubernamentales novedosos está la mesa puesta: la legislación publicada en el Diario Oficial de la Federación en mayo de 2019 que generó el marco para la competencia, ahí está la Guía para la adecuación de los estatutos sindicales que ofrece la autoridad laboral. El resto es de los trabajadores. Insistiendo con el SNTE se ha anunciado que habrá elecciones en ocho secciones. Si es así irán a las urnas en el año 2020 algo menos de 500 mil trabajadores siguiendo la nueva ley (sólo la Sección 32 ronda los 100 mil trabajadores) con voto personal, universal, directo, secreto, con paridad de género, representación proporcional y órgano electoral interno. 500 mil afiliados en las urnas del 2020 son cinco veces el sindicato petrolero; 500 mil es la quinta parte del SNTE.
El presidente, al parecer, no se inmiscuido en el proceso electoral interno de su partido, Morena, y precisamente por eso el partido está en crisis: tiene dos dirigentes que pelean en tribunales la dirigencia. El presidente no se ha involucrado en el proceso electoral de su partido, Morena, cuando las delicadas elecciones intermedias del 2021 están a la vuelta de la esquina; así, parece muy difícil que quiera involucrarse en el SNTE. No suena lógico.
La actitud del gobierno respecto del SNTE la explica con mucha claridad el secretario federal Esteban Moctezuma, en entrevista del 31 de enero. Se le preguntó: “-¿Existe un impedimento para que la maestra Elba Esther Gordillo regrese al SNTE?”. Contestó el secretario en concordancia con la ley, con la voluntad política del gobierno, en fin, con todo lo apuntado en esta nota que el lector tiene gentilmente en sus manos. Dijo: “-Habría que preguntarle al sindicato, desde nuestro punto de vista no se ve ninguna, pero ellos sacarán su convocatoria, su propio estatuto y serán quienes deban orientar todo el proceso”. Una respuesta en línea con lo que dice la ley. ¿Qué más añadir? El tema sindical en lo electoral está íntegramente en manos de los trabajadores, tanto los del A como los del B del artículo 123 constitucional. El gobierno ha cumplido su parte y la indicación oficial se ha reiterado en distintos momentos: que nadie más se meta.