Con la reforma educativa, este año será el primero en el que las plazas vacantes y de nueva creación, en educación básica y media superior, serán otorgadas por concurso. El 12 de julio será la evaluación de ingreso para los candidatos a docentes de educación básica, y el 19 de julio para docentes y directores de la educación media superior. Para el caso de la educación básica, en los primeros dos años el concurso se abrirá a normalistas, y las entidades federativas pueden emitir una convocatoria complementaria para que concursen también otros profesionales. A partir de 2016, los concursos serán abiertos a los profesionales en general.
El mejoramiento de la calidad de la educación en México, sin duda, pasa por asegurar la buena formación de los docentes. La selección de los nuevos docentes a ingresar al sistema educativo es un inicio que deberá ser completado, a partir de 2015, por la evaluación del desempeño docente y por las medidas de apoyo, acompañamiento y formación que se ofrezcan a los docentes en servicio con base en los resultados. Los que recién ingresan al servicio presentarán otra evaluación al año y una más al segundo año, y de ello dependerá su contratación definitiva. En el caso de la evaluación del desempeño, que comenzará en el 2015, la primera evaluación será de ubicación en alguno de los niveles de los perfiles definidos. De ahí seguirán evaluaciones periódicas. No es sino hasta la tercera evaluación que, si no se alcanzan los mínimos definidos, el maestro será reubicado en una tarea administrativa, con sus derechos laborales adquiridos a salvo.
Para el magisterio esto es algo conveniente. Los maestros gozarán del beneficio de la evaluación externa con retroalimentación, lo que les permitirá conocer sus fortalezas y debilidades y por lo mismo se podrán establecer cauces para irlas superando. Además, será necesario que entre en operación un mecanismo de acercamiento y acompañamiento a los maestros por parte de profesores destacados que también serán detectados por la evaluación de desempeño. Los docentes que tengan debilidades constatadas por los procesos evaluativos, pero que como consecuencia vean acompañado su trabajo por profesionales pares con mejor desempeño docente y reciban el apoyo de mecanismos formativos, con certeza, en la mayoría de los casos, podrán demostrar mejores niveles de logro en futuras evaluaciones. Con ello tendrán los elementos para mejorar la práctica docente y el aprendizaje de sus alumnos. Así es como la evaluación contribuye a mejorar la calidad de la educación. Por eso la evaluación conviene a docentes y al país.