El modelo sindical actual está agotado, la transición política ha dejado en total evidencia el abismo existente entre la dirigencia denominada institucional y los agremiados de base. El llamado “sindicato de servicios” no ha servido para mucho, no le ha servido en nada a los agremiados, no le sirvió al gobierno de Peña, no le sirvió tampoco a sus “aliados” políticos, mucho menos a Juan Díaz y justo en estos momentos Alfonso Cepeda (figura interina como lo ha llamado acertadamente el Prof. Wenceslao Vargas Márquez) está constatando que actualmente el SNTE no tiene función alguna en favor de los maestros y maestras del país.
Sería bueno preguntarse ¿exactamente cómo llegó el SNTE a esta situación? La pregunta podría responderse de múltiples y variadas formas, por ejemplo: sumisión a ultranza, distorsión de la realidad, mutismo generalizado, genuflexión aguda, exceso de programas virtuales, carencia de programas reales, ocurrencias de sindicalistas de escritorio, errada percepción de la realidad o exceso de la vida en la burbuja (en palabras llanas, les faltó barrio).
Y si además nos preguntáramos ¿Quién los puso en este escenario? ¿Quién los convirtió en floreros? ¿Quién aceptó ser invitado de piedra en los eventos de la autoridad educativa? ¿Quién se sintió cómodo con el papel de objeto ornamental? En esta parte querido lector si sus repuestas son: Juan Díaz, Alfonso Cepeda, Pepe García Mora, Soralla Bañuelos, o todas las anteriores y un abanico de grisáceos más, déjeme decirle que sus repuestas son correctas. Lo malo es que no se pusieron ellos de manera personal en esa situación, convirtieron a la organización sindical más grande de américa latina en un objeto inanimado, sin esa mística que le dio origen y que realmente servía a los trabajadores de la educación de nuestro México.
Quienes hoy vivimos la etapa reciente del SNTE no entendemos cuales son las funciones actuales de un dirigente sindical, sabemos del descuento quincenal del 1% del sueldo de los trabajadores, no sabemos en qué se lo gastan, en la época anterior a Juan Díaz y Alfonso Cepeda, por lo menos sabíamos de las ceremoniosas y ritualistas negociaciones salariales y estatales, de dichas negociaciones nacionales nació la plaza base (inexistente en el esquema actual), así mismo en muchos niveles también se podía acceder a la doble plaza (hoy ni en sueños) que beneficiaba en mejoras salariales sustanciales a los compañeros maestros, que de esta manera incrementaban sus percepciones una vez jubilados.
De dichas negociaciones salariales también nacieron a propuesta del SNTE el programa de Carrera Magisterial que permitía a cualquier compañero que desempeñara una de las funciones de las tres vertientes (docente frente a grupo, función directiva, asesor técnico pedagógico) poder participar en el programa y obtener mejoras salariales que impactarían en todas sus prestaciones e inclusive en sus percepciones salariales a la hora de jubilarse, hoy en día la LGSPD contemplaba un programa de incentivos que trajo más pena que gloria y más reclamos que beneficios reales. Por cierto el SNTE de Díaz y Cepeda aparece en la ley como simples observadores (floreros).
En épocas pasadas después de terminar la negociación salarial nacional, venia una negociación salarial estatal, cada gobierno estatal en reconocimiento de la labor de los trabajadores de la educación de sus estados aceptaba destinar recursos para mejorar la vida de los maestros de su entidad. Hoy nada más invitan a las dirigencias seccionales al desayuno del día del maestro y básicamente les aplican la de Fox, comen y se van.
En la época actual solamente hay una negociación salarial nacional, y en dicha negociación revisan la estratosférica cantidad de un concepto, no leyó mal, un concepto llamado CNCU (compensación nacional Única) ¿imagina usted destinar el 1 % de su sueldo para que sus dirigentes tengan una sola función al año? Si no puede imaginarlo, revise su talón de cheque, compárelo con años anteriores, específicamente desde el año 2014 a la fecha, vea cuanto han subido el resto de sus conceptos, atestigüe usted mismo la inamovilidad.
Son muchas las voces en el país que actualmente claman por elecciones libres y democráticas en el SNTE, de seguir en el esquema actual el SNTE corre el riesgo de convertirse en una subsecretaria de la SEP, y en una de esas el comité nacional irá a las escuelas a observar sus clases, ponerles reportes y pedir las sanciones correspondientes.
Y ¿sabe quiénes son los del comité nacional? Los mismos que denostaron a nuestro presidente, los mismos que se escondieron cuando aprobaron la reforma educativa, los mismos que promovieron la evaluación de permanencia, los mismos que nunca apoyaron a los compañeros cesados. Por dignidad deberían de irse, aunque, si ellos creen que han hecho las cosas bien, pueden inscribirse a la elección del cambio de dirigencia, a ver si reciben el apoyo que ellos mismos le negaron a toda la base durante estos 6 años y contando.
Soy Jorge Isaac Alvarado Alcocer y ésta mi reflexión desde el aula.
