El primer año de bachillerato sigue siendo el periodo más crítico para el abandono escolar, afirmó Luis Antonio Mata Zúñiga, investigador del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo de la Educación (INIDE), durante su conferencia en la Universidad Iberoamericana titulada “¿Qué significa estudiar el bachillerato? Significados y sentidos en la relación jóvenes-estudiantes y escuela”. Acompañado por la Dra. Claudia Santizo, investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Mata Zúñiga presentó un análisis detallado sobre los múltiples significados y obstáculos de estudiar el bachillerato en México.
Según datos del INEGI, actualmente hay 4.98 millones de estudiantes de educación media superior en México. Entre los ciclos 2020-2021 y 2022-2023, la matrícula femenina aumentó en un 2.2%, mientras que la masculina disminuyó en un 2.3%. Las mujeres tienen una tasa de eficiencia terminal casi un 10% mayor que los hombres, mostrando una mayor permanencia y éxito escolar. Sin embargo, el primer año de bachillerato sigue siendo el periodo más crítico para el abandono escolar. En los ciclos de la pandemia (2019-2020 y 2021-2022), la matrícula disminuyó un 5.5%, lo que equivale a que unos 283,582 jóvenes dejaron de asistir al bachillerato.
La investigación de Mata Zúñiga, que se desprende de un proyecto coordinado desde 2013 hasta 2021, incluye datos de 5,806 encuestas y 77 entrevistas semiestructuradas con estudiantes, profesores, directivos y padres de familia; además, se realizaron 102 observaciones en campo. Entre los hallazgos, se destacó que la escuela es un espacio de vida juvenil donde se construyen las primeras relaciones afectivas, emocionales y sexuales significativas. “Los jóvenes no solo van a la escuela para aprender materias académicas, sino para vivir experiencias significativas, formar relaciones y adquirir un sentido de pertenencia,” subrayó.
Por su parte, la Dra. Santizo complementó esta visión al hablar sobre la importancia de las políticas públicas que consideren la diversidad de experiencias y necesidades de los jóvenes estudiantes. “Es esencial que las políticas educativas sean integrales y tomen en cuenta la subjetividad de los jóvenes. No se trata solo de ofrecer becas, sino de crear programas que verdaderamente respondan a sus expectativas y contextos,” señaló.
Además, enfatizó que el diseño de políticas debe considerar factores como la equidad de género, ya que las mujeres han mostrado una mayor permanencia y éxito escolar en comparación con los hombres.
La conferencia también abordó el tema de la segmentación educativa y el prestigio institucional, problemáticas que, según Mata Zúñiga, generan desigualdades significativas en el acceso a la educación media superior. “La solución no es sencilla, pero es fundamental trabajar en políticas que promuevan la igualdad de oportunidades y la calidad educativa en todos los planteles,” señaló.
Además, enfatizó que en la Zona Metropolitana del Valle de México, la segmentación y el prestigio de ciertas instituciones crean un cuello de botella en el acceso a los bachilleratos más deseados como los de la UNAM y el IPN, limitando las oportunidades para muchos jóvenes.
Finalmente, también subrayó la importancia de la escuela como un espacio de inclusión y encuentro para la formación y participación política. En contextos de alta violencia y marginación, la escuela se convierte en un refugio seguro donde los jóvenes pueden desarrollar su identidad y adquirir nuevas responsabilidades.