Dice mucho que el flamante Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) se declare incompetente frente a las constantes faltas al espíritu de la reforma educativa por parte del magisterio aglutinado en la CNTE.
Dice mucho porque en materia de implementación de la reforma, el INEE debería tener un papel más determinante.
Claro está, el Gobierno Federal en este 2015 no está dispuesto a asumir costos electorales. Tampoco ha querido asumir riesgos un Gobernador de la talla de Gabino Cué, aliado del magisterio disidente.
Mucho menos el sujeto titular de la SEP, que apegado a las leyes, no quiere negociación alguna con la CNTE, aunque ésta (la CNTE), prácticamente se orine en la reforma educativa.
En ese sentido, el INEE no solo debe limitarse a emitir lineamientos en materia de evaluación.
El INEE tiene que asumirse como un organismo que haga valer esos lineamientos que emita, invalidar acuerdos o procedimientos en el marco de su competencia (aun cuando éstos hayan sido avalados por el mismísimo Presidente) y, demostrarnos de una buena vez, que es responsable con la autonomía y no retratarse como un organismo limitado y timorato.
EL COMENTARIO A PARTE.- El SNTE (por fin) elevó la voz en defensa de los maestros que si trabajan. Su Presidente Juan Díaz de la Torre puso en marcha una agresiva y certera estrategia para salvarlos de la quema social.
El gremio afiló navajas y para que vean sus representados que el SNTE no vacila para defenderlos; les enviará a sus escuelas…¡una poderosa manta! con la leyenda:
“Aquí trabajamos unidos los maestros del SNTE y los padres de familia para formar alumnos exitosos. ¡Nunca se ha cobrado, ni se cobrarán cuotas obligatorias!”