Interesante la nueva entrevista que concedió Aurelio Nuño, el titular de la SEP a El Universal, en donde dio cátedra de civismo electoral.
Palabras más palabras menos, Aurelio Nuño dijo que en el Estado de México (la entidad más poblada del País, y con un simbolismo político muy importante de cara al 2018) “el PRI ganó y punto”.
Me recuerda esta sentencia “nuñista” al expresidente Felipe Calderón y su celebre triunfo electoral “haiga sido como haiga sido”.
Y es que al titular de la SEP le da mucho gusto el triunfo del PRI en EDOMEX, lo celebra y además, pronostica que Alfredo del Mazo será un gran Gobernador.
Pobre hombre que concede legitimidad y buenos tiempos a quien sólo cobijado por la estructura del Gobierno Federal, y con el empleo de recursos públicos, tomó por asalto la Gubernatura del EDOMEX.
Cuanto cinismo y desvergüenza en el titular de la SEP que convalida el más grande atropello a la ley electoral como el que ocurrió en el EDOMEX
Fuimos testigos de cómo el PRI, -partido de Aurelio Nuño-, se orinó en la democracia de principio a fin. Echó a andar la maquinaria de la inmoralidad para capturar votos como fuera, principalmente aprovechándose de la ignorancia y hambre de los mexiquenses menos favorecidos socialmente hablando.
El partido de Nuño es el atraco y robo en despoblado. Es sin duda la más grande guarida de políticos corruptos que tanto se han jodido al País.
El cinismo de Aurelio Nuño está en, por un lado presumir que el nuevo modelo educativo trae bajo el brazo una nueva cultura cívica para los ciudadanos, pero por el otro festinar un “triunfo” electoral basado en las peores marranadas electorales habidas y por haber.
La estatura moral de Aurelio Nuño es pigmea. Cualquier ciudadano medianamente informado no vacila en cuestionar y condenar el atropello electoral en el EDOMEX. No así el ocupante de la oficina de la SEP que, como dice el clásico “es gusano de la misma guayaba”.
En fin, “el PRI ganó y punto” espetado por Aurelio Nuño es un “háganle como quieran” y lo exhibe como cómplice de ladrones electorales.
Una pena la ética ausente y el cinismo desde la oficina principal de la SEP.