Hace tiempo que la diada violencia-muerte habita entre nosotros, día con día se recrudece, y en esa misma medida la vamos normalizando. Ahí están los feminicidios cometidos contra Tania y Nohemi en Chihuahua, asesinadas con saña y arrojadas a la carretera en bolsas de plástico; también el asesinato de tres periodistas en lo que va del año, el más reciente cometido a mansalva en contra de Lourdes Maldonado en la puerta de su casa.
Últimamente, la violencia se ha ensañado con los más débiles entre los débiles; cada vez más niñas y niños son víctimas de desaparición forzada, explotación sexual, violación y asesinato, entre otros terribles delitos. Desde nuestra perspectiva, entre estas atrocidades y el abuso de menores en las escuelas, hay más relación de lo que suponemos.
Infancias desprotegidas
Existen casos emblemáticos de esta violencia, como el de la niña Fátima en 2020, víctima de feminicidio a sus escasos 12 años. En 2021, la organización Causa Común dio a conocer cifras aterradoras: del total de 17, 445 asesinatos registrados de enero a julio, 317 fueron cometidos en contra de niños y adolescentes, cifra cercana a los 364 casos registrados en todo 2020 (Están matando más niños y adolescentes en México durante el 2021)
Este recién estrenado 2022 parece enfilarse por la misma ruta; en los albores del primer mes del año, Ricardo, un niño de apenas seis años, desapareció en Morelos y fue encontrado muerto días después con señales de haber sido golpeado (Aparece muerto niño de seis años desaparecido en Morelos).
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Días después tuvimos noticia de Tadeo, un bebé de apenas tres meses que enfermó, falleció y fue sepultado el 6 de enero en un panteón de la alcaldía Iztapalapa; cuatro días después, su cuerpo apareció en un bote de basura en un penal del estado de Puebla. Este caso se caracteriza por la comisión de una serie de delitos encadenados en los que intervinieron muchos cómplices, incluyendo autoridades de distintas áreas y niveles: profanación de una sepultura, exhumación del cuerpo y salida ilegal del panteón, desplazamiento a otra entidad, entrada del cuerpo al reclusorio y su aparición entre desperdicios de comida (La doble muerte de Tadeo).
La reacción del titular del gobierno de Puebla es de antología por su bajeza: acusó a periodistas y activistas, en particular a la cofundadora de INSERTA, la ONG que denunció públicamente el caso, de querer ganar reflectores, y les advirtió “se van a callar” (“Se van a callar”. Sin presentar avances sobre el caso del bebé de Puebla, Barbosa critica a activistas”, en un burdo intento por desviar la atención pública del asunto central: la víctima y su familia, afectada por una larga cadena de delitos cometidos en su contra. No es la primera vez que Barbosa hace gala del autoritario estilo de gobernar que lo caracteriza. En diciembre de 2020, ordenó a una reportera guardar silencio cuando realizó una pregunta en una rueda de prensa: “Aprende que cuando el gobernador ya habló, ningún otro puede hablar”.
Regresando al caso Tadeo, el administrador del panteón fue removido de su cargo, al igual que el director del penal; son las típicas medidas de control de daños políticos, en lugar de investigar y castigar los delitos cometidos por los ahora despedidos. También han sido detenidas más de veinte personas, sin que hasta el momento se haya esclarecido el caso.
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El abuso sexual en las escuelas, flagelo de larga data
Hace unos días, algunos medios dieron a conocer una información que pasó desapercibida: en los últimos 30 días, jueces federales emitieron tres sentencias en las que se condena al Estado por su responsabilidad en la comisión de delitos de abuso sexual organizado en preescolares públicos, es decir, agresiones cometidas por varios adultos en contra de los menores. En las sentencias se establece que la Secretaría de Educación Pública debe reconocer su actuar irregular y ofrecer una disculpa pública a las víctimas. Además, la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV) de la SEGOB, trabajará con los afectados mediante materiales educativos para la prevención de violencia sexual en las escuelas, y distribuidos por la SEP, la cual deberá establecer un día en el calendario escolar para trabajar con niños y personal docente sobre la violencia sexual en escuelas (Jueces ordenan a SEP tomar acciones contra abuso sexual organizado en preescolares públicos)
Los casos que han recibido sentencia forman parte de 18 que fueron documentados inicialmente en 7 estados del país por la Oficina de la Defensoría de los Derechos de la Infancia (ODDI), una organización civil dedicada al litigio en representación de niñas, niños y adolescentes. Esta misma instancia informa que desde mayo de 2021 los casos han aumentado a 20 en 10 estados del país, el patrón es el mismo: el abuso se comete por múltiples adultos de manera conjunta. A las acciones directas contra las víctimas se suma el encubrimiento de las autoridades educativas de distinta jerarquía; las familias denuncian ante la escuela, pero no reciben respuesta alguna, los niños y niñas piden ayuda sin éxito, no son escuchados, nadie les cree (En un mes, jueces emiten 3 sentencias por abuso sexual infantil)
Este es un problema de larga data; la ODI comenzó documentando un caso en el 2008; tres años después, la entonces Procuraduría General de la República contactó a esta asociación para solicitar su apoyo en la atención a un número grande de víctimas de entre 3 y 5 años de edad. La primera denuncia destapó una situación difícil de creer: más de 30 niños y niñas decían haber sufrido abuso sexual en la misma escuela (“Es un secreto”. Explotación sexual infantil en escuelas)
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Tanto en el caso del niño Tadeo y en el del abuso sexual de menores dentro de las escuelas, existe mucho en común: inacción, encubrimiento, impunidad e indiferencia ante la crueldad extrema contra menores de edad, altamente institucionalizada. Resulta verdaderamente increíble, por no decir bizarro, que sea el poder judicial quien le ordene a la SEP disculparse por las omisiones, negligencias y encubrimiento de abusos en las escuelas y gire instrucciones para que cumpla con una de sus obligaciones fundamentales: garantizar la seguridad de los menores al interior de las escuelas. Pero en este mundo al revés, en lugar de que la SEP sea la primera en velar por la seguridad de los alumnos, es obligada a disculparse y a actuar para atender el abuso de menores en las escuelas, cometidos por adultos. Lo mismo aplica para el terrible caso del niño Tadeo, desprotegido y violentado aún después de muerto.
No sabemos ustedes, pero nostrxs no podemos ser indiferentes, nos asombran, irritan e indignan sobre manera estos hechos, que de aislados no tienen ni un ápice. Los impulsores de las mismas reformas educativas, que utilizan a las infancias para justificar sus buenas intenciones (Una reforma educativa que invisibiliza a los niños, niñas, adolescentes y jóvenes.), no están interesados en atender el cáncer del acoso y la violencia en todas sus formas; los responsables del sistema educativo prefieren hablar de excelencia mientras miran hacia otro lado, encubren a funcionarios de altos niveles o descargan todo el peso de las normas y las leyes en los eslabones más débiles de la cadena jerárquica. Frente a la pandemia la misma cosa, el mensaje a la magisteria y las familias es: regresen a las escuelas, sin recursos ni apoyos, hagan lo que puedan con lo que tengan.
Inevitable traer a colación a Rita Segato, quien claramente advierte: “…la razón humanitaria está obsoleta, no vale más. El grito no se escucha más….“. La indiferencia frente a la muerte, las injusticias y las múltiples formas de opresión, en especial aquéllas cometidas contra los niños, niñas y mujeres, es parte de eso que llama la pedagogía de la crueldad, “todo aquello que nos lleva a ver el cuerpo como cosa, a cosificar la vida (…) es todo eso que nos enseña a no creer en la muerte” (Pedagogía de la crueldad es todo aquello que cosifica la vida); ocupados en el consumo y la sobrevivencia, comenzamos poco a poco a normalizar las atrocidades, como las cometidas contra todos los niños Tadeo en este país. Cuerpos, personas, vidas que terminan en la basura, en calidad de cosas inservibles y desechables.
Pero como no somos agoreros del mal, siempre creemos que es posible cambiar de ruta. En esto, coincidimos también con Segato: la respuesta para frenar y revertir esta pedagogía de la crueldad, está en la construcción de eso que la racionalidad neoliberal se ha empeñado en demoler: la experiencia vincular y comunitaria de las mujeres (https://www.youtube.com/watch?v=gorZNjGKzew), donde el cuidado mutuo puede ser la potencia que nos empuje a salir de esta lógica de muerte en la que estamos inmersos.
Contacto: labandadelxs3@gmail.com