Hasta el momento, existe evidencia, elementos, hechos, procesos que indican que el gobierno de la “4T”, en materia de educación pública, no se mueve hacia la izquierda política sino que gira al centro político. Aunque, si observamos con detenimiento, a partir de una mirada geométrica, un desplazamiento desde la izquierda hasta el centro representa, en sentido estricto, un giro hacia la derecha. Leve, pero movimiento al fin. Esta oportunidad describo algunos de esos hechos.
I
Para entender este “corrimiento” hacia el centro político, en cuanto a las políticas públicas educativas, quizá tendríamos que identificar los matices fundacionales que marcan la construcción de esta sui géneris “Cuarta Transformación”. En primer lugar, hay que señalar que el concepto de “4T” es una iniciativa (no tanto una taxonomía historiográfica) propuesta por el entonces candidato y hoy presidente de la república, López Obrador, con intencionalidades de comunicación política. Pero esa noción (la “4T”) se construye y reconstruye en los hechos de la actividad política y en el ejercicio de la administración pública, una vez que se ha tomado el poder; y en este caso, a través de un proceso de concertaciones-negociaciones que se ha tejido con personalidades y grupos de poder de las más disímbolas posiciones políticas e ideológicas, varios de los y las cuales ocupan, hoy, los más altos cargos tanto del poder ejecutivo federal como del poder legislativo.
En segundo lugar, conviene anotar en este cuadro la elección o selección de Esteban Moctezuma Barragán como secretario de Educación Pública, en 2018, por parte del presidente López Obrador. Moctezuma Barragán tiene antecedentes relevantes al haber sido secretario de Gobernación del priista Ernesto Zedillo, primero, y presidente de la Fundación Azteca (Grupo Salinas Pliego), después, lo que da cuenta de esta inconsistencia o diversidad ideológica (si lo decimos eufemísticamente) de los altos funcionarios del gobierno de la llamada “4T”. A ello, hay que agregar que la trayectoria política que se ha generado el propio Moctezuma Barragán, lo ubica en un espectro ideológico de centro-derecha o de centro moderado. Pero ¿esa es una virtud o un defecto?
A Esteban Moctezuma no se le ha conocido ninguna vinculación con las expresiones más visibles de la izquierda social, en contraste con la personalidad política de Andrés Manuel López Obrador, hoy su jefe inmediato, que sí ha participado (y él mismo lo presume como nota autobiográfica de orgullo) en la izquierda partidista y social. Antes de ser un estadista o un jefe de Estado, AMLO se autodenomina o se autocalifica como un luchador social.
II
La formulación de la iniciativa de reforma al texto constitucional en materia educativa (diciembre de 2018), expresa otro elemento característico del tipo de cambios moderados que ha empujado, desde la Secretaría de Educación Pública, (y desde el periodo en que AMLO fue presidente electo, julio-noviembre de 2018), el licenciado en economía, Esteban Moctezuma. Esto en conjunto con otros órganos del Estado (poder legislativo).
Si revisamos con calma la sección sobre educación del “Proyecto 18” (plataforma de Morena rumbo a las elecciones de ese año) y lo comparamos con el contenido de la reforma al texto constitucional (aprobada en mayo de 2019), así como con las leyes secundarias o reglamentarias del artículo tercero (aprobadas a finales de 2019), podremos registrar no exactamente un cambio “de raíz”, sino solo un aire de continuidad y sintonía con la reforma de 2013 (de Enrique Peña Nieto), en ciertos aspectos específicos relacionados con la concepción de educación. No obstante, la “4T” se anotó cambios más simbólicos que efectivos: la desaparición de la evaluación del desempeño (continuidad en el servicio) para docentes, asesores técnicos y directivos escolares, y la transformación-desaparición del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE).
Además de que la plataforma de Morena reflejaba un tipo de cambios en materia educativa, en un sentido democrático o hacia la igualdad social, la revaloración del magisterio y una mayor participación social en la toma de decisiones sobre los contenidos y los alcances de la educación pública, no se vislumbraba, sin embargo, una tendencia de cambios educativos moderados, como los que se han producido durante los dos últimos años. Las tendencias no radicalizadas terminaron por ganar terreno.
Las reivindicaciones planteadas en la plataforma política de Morena y aliados políticos, y los resultados que se tienen registrados, a nivel de reformas al marco Constitucional y las leyes respectivas, no reflejan efectivamente un cambio de fondo, en lo educativo, hacia la izquierda.
III
El discurso “gerencialista” es un rasgo complementario de esta administración de la SEP, encabezada por Esteban Moctezuma (2018-2020). La aceptación de un lenguaje técnico-administrativo de base “empresarial” o que deriva de la generación de conocimientos del sector productivo de bienes y servicios (como son los conceptos de “mejora continua”, “excelencia”, “máximo logro de aprendizaje de las y los estudiantes”, etc.), también dan cuenta de esta caracterización del “movimiento hacia el centro político”. (1)
Con esto confirmo la siguiente idea, ya esbozada en uno de mis textos anteriores: En el caso de la educación pública en México, hay en marcha un proceso de transición generacional en la orientación y el rumbo de las políticas públicas; esto se da a través de un movimiento que va del “reformismo conservador” (periodo 2000-2018) al “reformismo progresista (moderado)”, que inicia en estas fechas, entre 2018 y 2020. Si en verdad se concreta un cambio de régimen, “de raíz” como lo buscaba la “4T”, entonces estas etiquetas cobrarán sentido, sin embargo, todo parece indicar que los “cambios de raíz” en este sector clave de la vida nacional, habrán de esperar.
¿Por qué afirmo que este relevo es “moderado” en el caso de la educación pública? En La ruptura paradigmática de “lo educativo”, (2) afirmé, como parte de una hipótesis propia, que Esteban Moctezuma y su equipo cercano de colaboradores no están dispuestos a dar un giro radical en materia de políticas públicas educativas. No hay intenciones, por parte de los responsables de la SEP (2018-2020), para provocar una ruptura del paradigma educativo dominante centrado, entre otras cosas, en “alcanzar la calidad de la educación pública” (aunque hoy en día, la presente administración ha agregado un matiz: “calidad con equidad” o “excelencia educativa con equidad”).
IV
Lo más reciente: Con el inicio de la pandemia del covid-19 (marzo 2020), y ante la decisión del Consejo Nacional de Salubridad de suspender las clases presenciales en el sistema educativo nacional, el primer balbuceo de la SEP, en términos de política pública, fue hacer una alianza con las trasnacionales de la información y las comunicaciones digitales (especialmente con la corporación Google), a efecto de concluir a distancia el ciclo escolar 2019-2020. Posteriormente, para iniciar el ciclo escolar 2020-2021, el acuerdo entre el gobierno federal y los dueños de las televisoras privadas, concesionarias, el 3 de agosto de este año (sin la participación del magisterio), en un contexto de crisis sanitaria y económica sin precedentes, también da cuenta de esta orientación “moderada” de las políticas públicas educativas de la “4T” en la era Moctezuma, puesto que trata de buscar alianzas estratégicas y coyunturales con los grandes capitales nacionales y extranjeros para conducir la rectoría del Estado en educación.
Aunado a lo anterior, las intenciones del gobierno de la república de llevar a cabo recortes presupuestales en algunos programas claves del sector educativo, y a disminuir los recursos de operación de las instituciones formadoras de docentes (escuelas normales, CAM y UPN), son también parte de este movimiento hacia el centro político en la gestión de las políticas educativas en el país.
Los presentes apuntes, que pueden servir para caracterizar a las políticas públicas educativas actuales quedan, por ahora, como registro de coyuntura y balance preliminar.
Fuentes consultadas:
(1) Para adentrarse al debate sobre el estado actual de las reformas educativas y sus contradicciones, sugiero revisar mi texto: “La crisis del Reformismo Educativo”, SDP Noticias, 7 de enero, 2019.
(2) Ver: SDP Noticias, 7 de diciembre, 2018.
Artículo publicado en SDPnoticias