Por: Luz Romano*
Con el inicio de 2020, 25.4 millones de estudiantes de educación básica volvieron a clases en el país. Esto nos lleva a preguntarnos si en esta nueva década podremos ver una verdadera transformación educativa en la que las niñas, niños y jóvenes puedan ejercer plenamente su derecho a aprender en un sistema que les garantice no sólo estar en la escuela, sino también aprender y participar en su proceso educativo.
Hoy no todos están (de cada 100 niños que nacen en México, 87 se inscriben en secundaria, sólo 66 llega a educación media superior y 17 logra entrar a la universidad), y de los que están, no todos aprenden y menos participan en su educación. Los resultados de la prueba PISA 2018 demuestran que 45 de cada 100 estudiantes no entienden lo que leen y, de acuerdo con Planea 2019, 61 de cada 100 no aprenden lo suficiente en matemáticas.
En 2019, la reforma al 3º constitucional significó un avance en papel, pues se reconoce, por primera vez, la inclusión como principio y criterio para la educación en México. Todos, sin importar su circunstancia tienen derecho no sólo de ir a la escuela, sino de aprender y participar en ella; y el Estado debe eliminar las barreras para el aprendizaje y la participación. También existe un avance para los maestros, pues se prevé su derecho a la formación.
Sin embargo, las leyes secundarias aprobadas que son violatorias del marco constitucional, ponen en entredicho los avances en el artículo 3º.
Por otro lado, tenemos el gasto en educación que es lo que permite ver realmente si el papel se transformará en realidad en las escuelas. Los diputados que aprobaron un Presupuesto de Egresos para 2020 decidieron graves recortes al ramo educativo, por ejemplo, otorgaron solamente 159 pesos para la formación anual de cada maestro y redujeron más de 50% al programa de Escuelas de Tiempo Completo; al menos 3.6 millones de NNJ, sus familias y sus docentes podrían verse afectados con este recorte a un proyecto que ha demostrado su beneficio. Con estos ejemplos, ¿avanzaremos en educación? ¿Las nuevas generaciones de NNJ tendrán mejores oportunidades? ¿Los maestros podrán formarse para sus retos? ¿O en cinco años que llegue un nuevo gobierno hará una nueva “Reforma Educativa”?
Lo cierto es que la urgencia está, NNJ siguen padeciendo los cambios en el marco normativo que no llega a las escuelas, los maestros siguen confundidos respecto de lo que necesitan para incluir, el presupuesto no contempla las verdaderas necesidades en las escuelas y seguimos como empezamos, estancados.
Para que esta década sea distinta se necesita voluntad política, pero también la exigencia de los estudiantes, sus familias, sus docentes y la sociedad civil. El aprendizaje es un derecho que se puede y debe exigir y el Estado tiene la obligación de poner las condiciones para que se logre; de lo contrario, seguiremos cambiando el nombre a las cosas, pero en la realidad seguiremos igual que hace 10 años, 20 o más.
*Es Directora de Comunicación de Mexicanos Primero.
Twitter: @LROMANOE