Cómo aterrizar el plan de estudios 2022 en las aulas

Limitar la intervención docente a un esquema, modalidad o metodología, no sería pertinente ni adecuado
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De entrada, advierto que esta serie de ideas no son una receta o instructivo que pueda ser empleado, por la maestra o el maestro, en el salón de clases; tampoco es la mejor propuesta metodológica que se conoce o se puede utilizar con el propósito de abordar un plan de estudios para generar aprendizajes en los estudiantes; y mucho menos pretendo afirmar que, con ello, la propuesta que lanzó la Secretaría de Educación Pública (SEP) para la educación básica 2022 podría implementarse adecuadamente en cada uno de los centros escolares de la República Mexicana. No, ese no es el caso, puesto que tal y como lo he venido sostenido a través de los años, la formación continua del profesorado mexicano es fundamental para que se logren los propósitos educativos que, desde luego, van más allá de la operatividad de un simple plan de estudios. En consecuencia, limitar la intervención docente a un esquema, modalidad o metodología, no sería pertinente ni adecuado, debido a que la pedagogía y didáctica va más allá de esta posible limitación, pero también, porque la riqueza de la docencia radica en el quehacer de cada uno de los profesores y profesoras que laboran en alguno de los niveles de nuestro intricando Sistema Educativo Nacional.

Dicho esto, las ideas que a continuación expongo se desprenden: a) del análisis del Marco Curricular y Plan de Estudios 2022 para la educación básica que hasta el momento he venido realizando, mismo que he dado a conocer a través de este y otros espacios; b) la vinculación de lo que en dicho plan se establece con lo que he podido trabajar con mis estudiantes cuando hemos abordado las asignaturas Filosofía de la Educación o Modelos pedagógicos, por ejemplo; c) las ideas que puede leer de Rogelio Alonso (2022) en su artículo titulado “Enfoque globalizador: ¿modismo sexenal o cambio real?; tres cuestiones que trajeron a mi mente varias actividades sobre este tema, así como diversas pláticas que he sostenido a través de los años con varias maestras y maestros, ya sea de preescolar, primaria o secundaria. Veamos.

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Coincido con Rogelio Alonso (2022) cuando afirma que el Marco Curricular 2022 parece dar un paso más delante del que se estableció en el del 2017, debido a que en el Plan de Estudios 2022, las orientaciones didácticas establecen explícitamente el abordaje interdisciplinar ya que los contenidos dejan de responder a una especialización progresiva por disciplinas y, en cambio, se plantean situaciones a partir de puntos de conexión que son comunes entre las disciplinas que integran cada campo y, por ello, los contenidos, diálogos y progresiones de aprendizaje, deben contemplarse como un todo y así debe ser su lectura (DGCD, citado en Alonso, 2022). Afirmación importante que se complementa con esta idea: la propuesta metodológica del proyecto curricular corresponde a lo que, de acuerdo con Zabala (2000) se denomina enfoque globalizador (Alonso, 2022). Pero ¿qué es el enfoque globalizador, de dónde se desprende, en qué consiste?, ¿qué otras modalidades o metodologías podemos encontrar? En fin, vayamos por partes porque de este tema hay mucha tela de donde cortar.

En principio, el Marco Curricular 2022, apartado 4.1 denominado El aprendizaje como hecho histórico-contextual, acude únicamente a Vigotsky para fundamentar el desarrollo del sujeto en razón de que éste es el que sigue al aprendizaje, puesto que crea un área de desarrollo potencial, estimula y activa procesos internos en el marco de diversas interrelaciones que se vuelven nuevas estructuras internas; (en consecuencia) no son las actividades de aprendizaje las principales responsables de la formación de las estructuras cognitivas de los sujetos, sino la apropiación del bagaje cultural producto de los procesos históricos humanos que se trasmiten en la relación educativa; por eso es fundamental la construcción que cada niña, niño y adolescente haga de sus representaciones de la realidad a través de acciones, estrategias, diálogos, materiales y herramientas que tienen un sentido histórico y social (DGDC, 2022).

Interrelaciones y diálogos (incorporo aquí el tema de las progresiones de aprendizaje) que, a decir de este Marco Curricular (2022), ya no favorecerán la fragmentación del conocimiento que propiciaba el Plan 2011 o 2018 porque, en sentido estricto, lo que pretende es que se logre o genere ese conocimiento a través de la interdisciplinariedad. De ahí la existencia de 4 campos formativos: lenguajes; saberes y pensamiento científico; ética, naturaleza y sociedad; y de lo humano a lo comunitario.

Estas últimas líneas dieron paso a la construcción de este texto pues, con el tema de la interdisciplinariedad, diálogos, progresiones de aprendizaje y campos formativos, se vino a mi mente esa concepción pedagógica denominada Escuela Nueva (John Dewey) que, como sabemos, surgió como una reacción a la Escuela Tradicional a finales del Siglo XIX, centrando su interés en el niño y en el desarrollo de sus capacidades debido a su reconocimiento como un sujeto activo de enseñanza y, por lo tanto, con un rol fundamental en su aprendizaje. Esto sin olvidar que dicha concepción pedagógica otorga a la escuela la responsabilidad de preparar al niño para que viva en sociedad, la cual es considerada como una comunidad en la que se aprende haciendo.

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Entonces, si la idea es que el estudiante asuma un rol protagónico en el proceso de enseñanza y de aprendizaje, ¿de qué manera interviene el profesor para este propósito?

El enfoque globalizador.

Partiendo de las ideas que puede recuperar de Antoni Zabala (2000), la globalización refiere que los niños captan la realidad no de forma analítica sino por totalidades; significa que el conocimiento y la percepción son globales. Esta idea abre un panorama interesante (y debatible) puesto que, bajo esta propuesta, el niño aprecia su entorno como una totalidad descubriendo más adelante las partes de dicho todo, lo que lo lleva a hacer un análisis de las partes que descubrió y a las que les dará un valor diferente debido al proceso por el que atravesó.

De esta forma, el establecimiento de situaciones generales de aprendizaje no pretende una negación de las disciplinas, sino una posición diferente de su papel. Ello, tampoco descarta los contenidos escolares ni su lógica particular de construcción, pero éstos nunca son el resultado de un trabajo en sí mismo, sino de una necesidad sentida por lo que toda unidad de intervención debería partir de una situación próxima a la realidad del alumno, que le resulte interesante y que le plantee cuestiones a las cuales deba de dar respuesta (Zabala, 2000).

Coincidiendo, de nueva cuenta con Rogelio Alonso (2022), en las orientaciones didácticas del Plan de Estudios 2022, para cada grado escolar se sugiere un esquema de trabajo a partir de eso que se ha denominado como diálogo, que no es otra cosa más que un planteamiento general para el desarrollo de las actividades académicas que da cabida a diversos saberes disciplinares (DGEC, 2022), de ahí que el grado de interrelación entre los saberes disciplinares determinará si la metodología se trata sólo de una globalización como suma de materias en torno a un tema pivote o realmente una interdisciplinariedad (Medina y Salvador, 2009, citado en Alonso, 2022).

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Ahora bien, con el enfoque globalizador, cómo se pueden organizar los contenidos:

  1. Diagnóstico; con el propósito de obtener información del contexto, de la escuela, de los alumnos, de los padres de familia, etc.
  2. Elección de un tema, que permita la adquisición de aquellos contenidos y objetivos definidos para un período de tiempo concreto, por ejemplo, “la historia de mi familia”.
  3. Elección de los contenidos de acuerdo al plan de estudios; este tema facilitaría trabajar contenidos relacionados con el concepto tiempo (pasado, presente, futuro, simultaneidad, sucesión, variabilidad, permanencia, etc.), contenidos relacionados con la transformación o cambio y la casualidad y contenidos ligados a la medida del tiempo y contenidos referidos a las técnicas de los métodos historiográficos.
  4. Definición de objetivos de acuerdo al grado y la intencionalidad en el aprendizaje; por ejemplo: a) clasificar y ordenar representaciones de un mismo objeto o producto a lo largo del tiempo, b) utilizar diferentes unidades temporales de medida, c) utilizar el friso cronológico para representar gráficamente las etapas de la vida de una persona o familia d) recoger, clasificar y archivar documentos históricos sobre aspectos de la vida cotidiana de la familia.
  5. Establecimiento de actividades que permitan alcanzar estos objetivos; actividades secuenciadas y articuladas en torno a la resolución de un problema o cuestión generado por las necesidades del conocimiento que comporta el estudio, en este caso, “la historia de mi familia”.
  6. Desarrollo de las actividades por parte de los alumnos; mediante instrumentos conceptuales, procedimentales y actitudinales ligados a las necesidades de los alumnos para resolver las cuestiones que le ha planteado el conocimiento de la historia de su familia, la relación de ésta con sus compañeros y el cambio y transformación de algunas formas de vida con el paso del tiempo. Para este propósito, el estudiante puede emplear los recursos con los que cuenta o solicitar se le brinden otros para su cumplimiento.
  7. Durante esta etapa la intervención del profesor es insustituible; pues en él recae el éxito o el fracaso de la tarea (Zabala, 2000; con algunos agregados míos).

Algunas desventajas que se derivan del trabajo con este enfoque serían: 1) La evaluación, porque implicaría una valoración global del aprendizaje con relación al tema (núcleo) propuesto y por la dificultad de incorporar todos los contenidos previstos en las distintas áreas o disciplinas; dificultad que daría paso a la elaboración de proyectos interdisciplinarios que no siempre podrán ser desarrollados y más en las escuelas de nuestro país donde la carga administrativa que tienen los docentes es impresionante; 2) Romper con la rigidez de los horarios, estableciendo dos tiempos claramente diferenciados derivados de la problemática anterior: uno para trabajar un tema o proyecto globalizado, y otro para trabajar distintos proyectos curriculares sobre contenidos disciplinares específicos que no pudieron ser incorporados debido a ciertas circunstancias que pudieron detectarse en el diagnóstico (Zabala, 2000; con algunos agregados míos).

Centro de interés o unidades didácticas globalizadas.

Decroly propuso los centros de interés como método para individualizar la enseñanza de cada alumno guiándolos en su proceso formador y tomando en cuenta los problemas y necesidades de aprendizaje que tiene cada niño o niña, con el apoyo de la observación, la experiencia y la asociación, que potencializan la comprensión, la expresión y la creación (Morales y Riveros, 2015).

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En sentido estricto pudiera representar, una estrategia metodológica que privilegia los gustos, intereses y las capacidades de los estudiantes para el desarrollo de aprendizajes y el fortalecimiento de habilidades para la vida como espacios pedagógicos (que) propician otras formas de acercamiento y construcción de saberes, a la vez que fortalecen la capacidad creadora; también, porque potencian el reconocimiento y valoración de la diversidad y el respeto por la diferencia (Tamayo, en Morales y Riveros, 2015.)

Una concepción más, sobre este mismo tema, es aquella que refiere que los centros de interés son unidades de programación en las que se encuentran reunidas de una forma global todas las áreas o ámbitos de aprendizaje alrededor de un núcleo operativo temático que interesa a los alumnos porque es fruto de una de sus necesidades (Federación de enseñanza de Andalucía, 2013).

Visto lo anterior, recomiendo no perder de vista tres aspectos fundamentales en la implementación o puesta en marcha de un centro de interés: la observación (poner en contacto directo al niño con las cosas), la asociación (relación de los conocimientos previos para ordenar, comparar, seriar, tipificar, abstraer, etc.) y la expresión (desarrollo de la creatividad a partir de la expresión concreta y abstracta) como mecanismos que podrían dinamizar el proceso de aprendizaje. Esto aunado a que, como sabemos, la enorme importancia que Decroly le otorgó al juego educativo pues, a través de éste, se logra el conocimiento de las necesidades de uno mismo.

Cómo trabajar un centro de interés:

  1. Diagnóstico; con la finalidad de obtener datos sobre contexto, desarrollo infantil – intelecto, necesidades e intereses de los niños, etc. – padres de familia, etc.
  2. Motivación; partiendo de los intereses y experiencias de los estudiantes.
  3. Propuesta de objetivos, contenidos y actividades; tomando en cuenta todas las formas de expresión y las experiencias, pero también, los datos obtenidos del diagnóstico.
  4. Selección de los contenidos básicos para evaluar los resultados (Torre, 1991; con algunos agregados míos).

Algunos ejemplos de centros de interés: a) Mi clase y la escuela; b) Mi cuerpo; c) El otoño y las hojas; d) Mi casa, mi familia; e) La navidad; f) Los juguetes; g) Las fiestas y amigos; h) El agua; i) Las flores y las plantas; j) Las profesiones y los oficios.

Cómo organizar los contenidos en torno a un centro de interés:

  1. Formulación de objetivos; partiendo del diagnóstico, de los intereses de los niños, de la realidad en que se encuentran, de las experiencias corporales, sociales y de la naturaleza, etc.
  2. Desarrollo; entendiendo el aprendizaje como un proceso activo y/o dinámico y, considerando: a) Experiencias, b) Diálogo-reflexión, c) Expresión (oral, corporal, musical, rítmica, etc.)
  3. Evaluación; vista como un proceso continuo, formativo y progresivo.
  4. Material utilizado; considerando tanto los materiales y recursos didácticos que, tanto el contexto, la escuela, el docente pueda brindarles a los estudiantes (Torre, 1991; con algunos agregados míos).

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Algunas desventajas que podrían desprenderse de este ejercicio: 1) La evaluación considera la observación y registro por parte del profesor dado su carácter formativo, continuo y permanente, pero, para el caso mexicano, en un grupo con 45 alumnos representaría una seria dificultad, porque, además, como un buen amigo mío me diría hace tiempo: hay que entrenar el ojo para observar.

Aprendizaje basado en proyectos (ABP).

El aprendizaje basado en proyectos (ABP), es un modelo de aprendizaje en el que los estudiantes planean, implementan y evalúan proyectos que tienen aplicación en el mundo real más allá del aula de clase (Blank, 1997; Dickinson, et al, 1998; Harwell, 1997 citado en Galeana, s/f). Básicamente, consiste en plantear a los alumnos un proyecto que sea percibido por ellos como ambicioso pero viable, que deben llevar a cabo en pequeños equipos; en consecuencia, el proceso de enseñanza y aprendizaje se organiza entonces en función de las necesidades de aprendizajes de los equipos (Garrigós y Valero-García, 2012).

Ahora bien, se dice que el ABP tiende a favorecer: 1) la creación de un concepto integrador de las diversas áreas del conocimiento; 2) promover una conciencia de respeto de otras culturas, lenguas y personas; 3) desarrollar empatía por personas; 4) desarrollar relaciones de trabajo con personas de diversa índole; 5) promover el trabajo disciplinar; 6) promover la capacidad de investigación; 7) proveer de una herramienta y una metodología para aprender cosas nuevas de manera eficaz (Galeana, s/f).

Lo anterior tiene consigo una serie de implicaciones, tales como: a) que el profesor y alumnos realicen trabajo en grupo sobre temas reales, que ellos mismos han seleccionado de acuerdo a sus intereses; b) formar equipos integrados por personas con perfiles diferentes, áreas disciplinares, profesiones, idiomas y culturas que trabajan juntos para realizar proyectos para solucionar problemas reales, hecho que ofrece oportunidades para el aprendizaje y preparación de los estudiantes para trabajar en un ambiente diverso y global; c) un diseño instruccional definido, con definición de roles y fundamentos de diseño de proyectos; d) un docente conocedor de la pedagogía y la didáctica (Galeana, s/f).

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Cómo organizar el trabajo para el desarrollo de los proyectos:

  1. Diagnóstico, mediante el cual se obtenga información del contexto externo e interno de la escuela, del salón de clases, de los alumnos, etc.
  2. Delimitación del problema o situación a resolver (real); en la intención de no confundir el desarrollo de esta actividad con el aprendizaje basado en problemas.
  3. Objetivo; claramente definido a partir del qué, para qué y con qué se trabajará.
  4. Situación de aprendizaje; detonadora de la actividad a desarrollar.
  5. Propósito, mediante el cual se plasme lo que se desea lograr empleando una estrategia didáctica, recursos y/o materiales, criterios de evaluación, etc.
  6. Estrategia didáctica; que implica poner en juego el trabajo colaborativo y cooperativo del equipo.
  7. Planeación (secuencias didácticas); debidamente articulada considerando tiempos, recursos, materiales, contenidos, entre otros.
  8. Evaluación; continua y formativa y, mediante la cual, se valora los logros establecidos, tanto el objetivo como en el propósito (Galeana, s/f; con algunos agregados míos).

Y bueno, en cuanto a las dificultades o desventajas que puede representar trabajar con esta modalidad, se encuentran: a) la de propiciar la integración y comunicación entre los integrantes del equipo; b) tiempo y tolerancia para permanecer abierto a ideas y opiniones diversas, tanto en el grupo como en los equipos, c) las diferencias generan malentendidos que pueden dificultar el logro del proyecto; d) la evaluación (formativa y sumativa) se observa como una valoración del desempeño, pero al evaluar el trabajo en equipo, dicha valoración delega a un segundo plano la individual.

Hasta aquí dejo este cúmulo de ideas que se deprendieron de aquellos aspectos que comentaba al inicio de este texto; pienso, son una serie de sugerencias para aterrizar lo que desde el centro se propone. En todo caso, de ninguna manera pensaría que no existiesen otras más, mejores o acordes a las demandas existentes. La literatura, hoy día, está al alcance de nuestras manos.

Creo, el magisterio se ha caracterizado por mantener a flote el barco (SEP) que se hunde cada vez más conforme pasan los sexenios. Y bueno, a este mismo magisterio, como profesión de estado, le correspondería exigir una formación continua que le permitiera fortalecer sus conocimientos porque dudo mucho que la SEP por sí misma lo haga y eso que su titular es profesora, ¿se imagina lo que pasaría si no lo fuera? En todo caso, les comparto este texto esperando sea de utilidad.

Referencias: