Comida chatarra y bebederos escolares: políticas neoliberales que no se van

Tengo claro que en las escuelas se abordan diversos contenidos relacionados con la alimentación adecuada para tener una vida saludable.
Foto: guanajuato.gob.mx

Desde que la presidenta electa Claudia Sheinbaum – hoy presidenta constitucional de México – anunció el nombramiento de Mario Salgado al frente de la Secretaría de Educación Pública, he sostenido que algunos funcionarios (y no funcionarios) que tienen una incidencia en esta dependencia, estarían muy contentos con la llegada de este político mexicano a la misma, porque, como es sabido, la vena neoliberal que recorría varias de sus oficinas, que por cierto nunca se extinguió durante el sexenio de López Obrador, cobraría mayor fuerza y vigor dado el pasado reciente del ex Senador del PRD en 2013 o, en 2018, como coordinador del grupo parlamentario Morena. Desafortunadamente para la educación de nuestro país, hasta este momento, no me he equivocado.

Y no me he equivocado porque se sabe que el actual secretario de educación tiene en su interior, una tendencia muy marcada por las políticas educativas de corte neoliberal; insisto, así lo demostró cuando apoyó con ímpetu desmedido la mal llamada reforma educativa de 2013 o, cuando en 2018 aseguró que de esa misma reforma no quedaría ni una coma y de ésta se desprendió la pusilánime Unidad del Sistema para la Carrera de las Maestras y Maestros, mejor conocida como USICAMM. Los recientes eventos y/o anuncios que ha hecho este personaje en lo que ahora se conoce como “las mañaneras del pueblo” así lo confirman.

Para evidencia de lo anterior, habría que revisar lo que el pasado 21 de octubre se anunció en esa “mañanera”; palabras más, palabras menos, que la SEP haría efectiva la prohibición de la comida chatarra en las escuelas, pero también, que se impulsarían los bebederos escolares en las mismas. Acciones que desde luego tienen un pasado en nuestro país, sobre todo porque los gobiernos neoliberales que en la actualidad tanto se repudian desde el gobierno las impulsaron en 2014 y 2015; sí, durante el sexenio de Enrique Peña Nieto y en las gestiones de Emilio Chuayffet y Aurelio Nuño. Tales acciones, repito, de origen neoliberal, se concretaron en el Acuerdo 16/05/14 mediante el cual se establecieron los Lineamientos generales para el expendio y distribución de alimentos y bebidas preparados y procesados en las escuelas del Sistema Educativo Nacional y en el Acuerdo 23/12/2015 mediante el cual se establecieron los Lineamientos generales para la instalación y mantenimiento de bebederos en las escuelas del Sistema Educativo Nacional. Visto lo anterior bien valdría la pena preguntarse, si las recientes propuestas del secretario de educación Mario Delgado, ¿tienen o no un pasado neoliberal?

Ahora bien, si se revisa el Acuerdo 16/05/2014 y el recientemente publicado 30/09/2024 mediante el cual se establecen los Lineamientos generales a los que habrán de sujetarse la preparación, la distribución y el expendio de los alimentos y bebidas preparados, procesados y a granel, así como el fomento de los estilos de vida saludable en alimentación dentro de toda escuela del Sistema Educativo Nacional, se podrá observar que, en su contenido, hay algunas variaciones entre uno y otro, pero, su esencia se mantiene, ¿qué de nuevo hay en todo ello?

Es obvio que siempre estaré (y pienso que muchos padres de familia también lo estarán) a favor de una alimentación adecuada y/o saludable, sin embargo, sugeriría distinguir entre discursos pomposos y llenos de preocupación por el pueblo, de las acciones que verdaderamente se tendrían que implementar para propiciar una vida saludable, no solo en las escuelas, sino en la sociedad mexicana; y es aquí donde la situación cambia casi por completo, porque no es lo mismo decir “en las escuelas se va a prohibir la venta de alimentos chatarra” a “vamos a regular o prohibir el expendio de comida chatarra a las grandes empresas nacionales y trasnacionales”, ¿verdad que la situación cambia?

Desde hace varios años, tengo claro que en las escuelas se abordan diversos contenidos relacionados con la alimentación adecuada para tener una vida saludable; de hecho, las y los estudiantes, acompañados de sus profesores, elaboran dibujos, diagramas, maquetas y hasta una campaña que promueve la ingesta de alimentos de acuerdo al plato del buen comer o la jarra del buen beber, sin embargo, también tengo claro que la realidad sobrepasa lo que en la escuela se enseña porque este tema, el de la alimentación, está permeado por diversos factores de gran impacto, por ejemplo, el económico y cultural. En resumidas cuentas, el niño puede entender que hay una serie de alimentos que le aportan nutrientes a su organismo, pero también entiende que mamá y papá trabajan y que, por esta razón, comprarse una torta o bolsa de papas en la esquina, sería el único alimento que consumiría en la mayor parte del día; solo por poner un ejemplo.

Por lo que respecta a los bebederos escolares mucho se podría decir, es más, que el actual secretario de educación retome esta idea pareciera una necedad o estupidez porque, en 2020, el mismo Esteban Moctezuma Barragán, reconocía que el programa nacional de bebederos escolares impulsado en el sexenio de Enrique Peña Nieto no había dado los resultados esperados, porque muchos de esos bebederos requerían, por ejemplo, de mantenimiento constante y, obviamente que al no dárselos, fueron inservibles. Tengo claro que este tipo de acciones, la de instalar bebederos es una actividad que podría conducir a dejar de consumir bebidas azucaradas en las escuelas, pero, si regresamos al planteamiento anterior con su respectivo ejemplo, bien podríamos preguntarnos ¿qué pasa cuando las y los estudiantes dejan sus preescolares, primarias o secundarias?

Por un lado, entiendo que las intenciones del actual secretario son “buenas”, sin embargo, también entiendo que no es lo mismo conducir un partido político que una de las Secretarías de mayor peso en nuestro país, sobre todo, por la enorme responsabilidad que trae consigo este ejercicio.

Allá, con los políticos pudo pronunciar rollos mareadores de los que seguramente recibió aplausos y arengas, y más las de integrantes de su propio partido; aquí, en el terreno educativo, si bien es cierto que no recibirá grandes reclamos porque se supone que las maestras y maestros son sus “aliados”, la realidad le habrá de demostrar que sus buenas intenciones serán eso, intenciones de las que días, semanas, meses o años más tarde (si no es que ya se han percibido de esta manera) solo serán un sinsentido.

Al tiempo.

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