Cierre de actividades 2022: trabajando por una mejor educación

Una institución puede surgir por decreto, pero, más allá de eso, se logra construir y erigir en el día a día, con el trabajo y la colaboración de la ...
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El tiempo es uno de los recursos más preciados de la humanidad. Nuestra vida –laboral, personal y profesional– se encuentra constreñida por distintos cruces de tiempos y espacios. Parece increíble que hayan transcurrido tres años desde el inicio de la pandemia de covid-19, casi el mismo tiempo que tiene la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (Mejoredu). Los cambios para ambos eventos han sido –como suele suceder con los cambios educativos y sociales– lentos y graduales, pero lo importante es que existen y fluyen.

La Comisión no es ajena a estos procesos de transformación: surgió en el seno de la reforma educativa de 2019, situando a la mejora continua de la educación en un lugar prioritario. Con el establecimiento del Sistema Nacional de Mejora Continua de la Educación, integrado por el conjunto de actores, procesos e instituciones involucrados en la educación –entre ellos autoridades educativas federales, estatales, municipales, escuelas, secretarías de estado, legisladores y organizaciones de la sociedad civil– iniciamos una compleja travesía educativa, política y social –aún en proceso– para definir e impulsar la mejora educativa en el país.

Al construir el documento La mejora continua de la educación. Principios, marco de referencia y ejes de actuación, donde se plasman las bases de trabajo de la Comisión, transcurrieron días y semanas de discusión y escritura. Una institución puede surgir por decreto, pero, más allá de eso, se logra construir y erigir en el día a día, con el trabajo y la colaboración de la totalidad de sus integrantes. Si bien las políticas siempre exigen ir a un paso veloz, las personas y los sucesos con los que nos relacionamos cotidianamente nos demandan tomar un respiro, un momento de calma para pensar en los millones de estudiantes y docentes que estudian y laboran en escuelas y planteles de todos los rincones del país.

En tres años de un arduo trabajo, Mejoredu se congratula de los avances graduales que ha tenido en torno a la mejora educativa. Los cambios, cierto, han sido y serán lentos, pero las bases ya se sentaron. Este año realizamos treintaisiete reuniones con autoridades educativas estatales, nos hemos coordinado con la Secretaría de Educación Pública en distintas tareas y hemos involucrado a docentes, directores y supervisores en nuestra labor cotidiana. Los consejos técnico y ciudadano han caminado de la mano de la institución, y si bien ambos se están transformando, confiamos que en los años venideros lograrán consolidarse.

Sí, hemos aprendido a coordinar un Sistema de Mejora, una acción inédita. Es precisamente por estos aprendizajes que somos conscientes del reto que enfrentamos y de la necesidad de mejorarnos también a nosotros mismos. Este número de Educación en Movimiento y los artículos que lo integran son muestra del recorrido que hemos he- cho. En medio del cruce de tiempos y espacios que vivimos todos los actores e instituciones interesados en construir una buena educación con justicia social, seguiremos avanzando.


Editorial publicado en el Boletín ‘Educación en Movimiento’ núm. 12 (tercera época) de MEJOREU.

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