Aurelio Nuño y Juan Díaz de la Torre sólo están haciendo el ridículo.
Ambos personajes erraron en sus funciones y hoy, quieren recomponer el entramado complejo que se generó en torno a la reforma educativa.
Nuño que desde su llegada a la SEP se presentó como el agente de diálogo y cercanía a los maestros quedó evidenciado como el peor Secretario de Educación Pública que haya pisado la SEP.
Su autoritarismo y soberbia desmedida llevaron a un punto máximo el conflicto con el magisterio disidente el cual terminó en tragedia.
La cerrazón emprendida por Nuño, así como sus constantes amenazas a los maestros contrarios a la reforma educativa fueron detonantes que pusieron fin a su aspiración, que no era por cierto la implementación de la reforma educativa, sino presentarse como el hombre riguroso con la ley para encumbrase en la carrera por la Presidencia.
Es decir, Nuño se dio un tiro en el pie. Se comportó más como gendarme que como Secretario de Educación idóneo para enfrentar con inteligencia un clima complejo de amplio rechazo magisterial a la reforma.
Desde Nochixtlán a la fecha, ¿alguien ha visto al bravucón que se paseaba los lunes por las escuelas públicas (a modo) para “dialogar” con los maestros?
Por su parte el líder del SNTE, Juan Díaz de la Torre, fue impuesto por el régimen Peñista para ser el vehículo que contribuyera a la legitimación de la reforma educativa entre los maestros.
Sin embargo fallaron los estrategas del Gobierno Federal pues tras la caída de Elba Esther Gordillo, Díaz de la Torre es concebido como la genuina cara del charrismo sindical, la continuidad de la corrupción galopante en el SNTE , así como un abierto sometimiento del poderoso SNTE a los placeres de la autoridad educativa.
Hoy que las protestas de maestros avanzan, que gana legitimidad la necesidad de reformar la reforma educativa, Aurelio y Juan insisto; sólo hacen el ridículo. Ambos fueron desplazados de funciones básicas en torno al conflicto magisterial.
El Secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong tuvo que entrarle al quite para calmar la rebelión de maestros que ocasionó el belicoso Aurelio Nuño.
En tanto Juan Díaz eclipsado por el activismo de la CNTE intenta tomar una bandera que se negó (o le negaron) enarbolar, es decir, el replanteamiento de la reforma educativa.
Ni Aurelio Nuño puede jactarse de ser un agente de diálogo y entendimiento con el magisterio contrario a la reforma educativa, ni Juan Díaz de la Torre tiene las tablas para ser el líder que represente la voz del magisterio nacional.
El contexto es gris. La reforma atraviesa su peor momento. La CNTE sin dudas ganó adeptos, mientras que el Gobierno y sus aliados parecen confundidos, sin salida y cada vez más mermados.
EL COMENTARIO APARTE.- Muy activo Gilberto Guevara Niebla, el Consejero del INEE, respecto al crítico momento de la reforma educativa.
Ha señalado en sendos artículos de opinión que uno de los problemas centrales del atasco de la reforma es el estilo de lucha de la disidencia magisterial, incluso la ignorancia de las leyes que la rigen.
Y aunque reconoce que la reforma educativa tiene fallas, nada dice de la inoperancia del INEE para mejorar aspectos espinosos, por el contrario, los cuestionados procesos de evaluación siguen su curso sin cambios importantes que comentar.