En la conferencia de prensa del presidente Andrés Manuel López Obrador, celebrada el 3 de agosto en Palacio Nacional, donde se anunció con bombo y platillo el Aprende en Casa II, no vi que invitaran a un profesor o a un padre de familia. Alguien que hablara a nombre de ese sector. Eso sí, vi a empresarios de televisión, ahora convertidos en adalides del futuro pedagógico, ofreciendo discursos vagos, un lenguaje corporal retador y casi nada de humildad. No es para menos. Recordemos que estos señores se embolsaron sin ningún recato, una gran parte de los 3 mil millones de pesos que repartió Enrique Peña Nieto para repetirnos hasta el cansancio que su Reforma Educativa era la solución. 3 mil millones de pesos, y todavía tenemos que verlos como benefactores. Tal vez por eso no citaron a ningún docente. No los fueran a incomodar con una crítica.
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Llevo cuatro días presenciando la conferencia de prensa del secretario de educación, Esteban Moctezuma, a las 5 de la tarde. Puedo afirmar, como profesor y como reportero, que es un funcionario público con notables limitaciones. Se supone que es titular de una de las Secretarías más importantes del gobierno, sin embargo, o no le proporcionan la información necesaria, o simplemente no domina el tema educativo. Sus respuestas son parcas, ambiguas y en el peor de los casos, erróneas. El martes, por ejemplo, le preguntaron sobre las cuotas escolares. ¿Qué respondió? Que eran ilegales y que las reportaran a los teléfonos de la SEP. Lo de las cuotas es un tema que resurge año con año, al inicio de cada ciclo escolar, que algunos politiquetes usan como bandera para apantallar ingenuos y que el secretario fue incapaz de aclarar. Ninguna escuela recibe una bolsa de jabón de parte del gobierno. ¿Cómo le hace cada plantel para tener papel higiénico, cloro o escobas? ¿Cómo se trasladan los libros desde los almacenes? ¿Cómo se pinta un salón? Muy sencillo, con las aportaciones que hacen los padres de familia al inicio de cada ciclo escolar. Así ha sido desde tiempo, incluso, mucho antes que Esteban Moctezuma fuera empleado de Ricardo Salinas Pliego, en TV Azteca. Sin estas aportaciones, cuotas o como quieran llamarle, las escuelas estarían en ruinas. No saber lo anterior me parece una grave falla. Pero saberlo y ocultarlo, siendo titular de la SEP, es inaceptable.
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Tengo serias dudas de los contenidos que van televisarse. Los vislumbro como un bomberazo. Un último recurso para justificar el paso de Moctezuma por la SEP. Por el lado de las televisoras, qué puedo decir, ellas solo venderán un servicio y ya. Nunca les han importado los televidentes, así que ahora no tiene porqué ser de otro modo. Veo muchas materias, preveo mucha carga teórica y supongo que pretenden abarcar muchos grados escolares. Me preocupa que tales cápsulas televisivas, carezcan del enfoque establecido en el Programa de Estudios, que los temas solo sean elaborados por pedagogos que nunca han pisado un aula y sobre todo, que se hagan con una premura que raya en lo peligroso (literalmente, lo harán en 15 días). Ojalá me equivoque. Ojalá.
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De una cosa sí estoy seguro: esta pandemia ahondará más la brecha entre los alumnos con desempeño regular y los irregulares. El confinamiento tal vez haya sido muy bien aprovechado por alumnos que cuentan con el apoyo de sus padres, con acceso a varios servicios de telecomunicación y con una economía familiar estable. Todos aquellos que no cuentan con lo antes mencionado, se retrasarán todavía más. Si su trayecto educativo era accidentado aun estando en la escuela, la pandemia podría terminar por obstaculizarlo, quizá totalmente. Y son estos alumnos (y sus familias) los que más requieren toda la atención de la SEP, del Insabi y de todo el aparato de Estado.
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No me decepcionó la respuesta del SNTE al anuncio del Aprende en Casa 2. Fue una contestación zalamera y aduladora. Fiel a sus principios. Hemos padecido y alimentado a los monstruos emergidos de ese organismo: Elba Esther, el Panal y ahora otra vez Elba Esther, pero disfrazada de otro monstruo llamado Maestros por México. La organización del magisterio es un gran negocio y un inmejorable trampolín para quienes desean incursionar en la política, sin tener el talento suficiente. Por eso vemos tanto dirigente millonario, tanto maestro prófugo de las aulas, tanto docente convertido en gris político, mientras los problemas del magisterio siguen siendo los mismos: incremento salarial de risa y afores hechas nudo, por mencionar dos. Este miércoles 5 de agosto, López Obrador anunció que se reunirá con el SNTE y la CNTE para escucharlos. Alguien debe decirle al presidente que ambas organizaciones sindicales, desde hace mucho, no representan la voz de todos los profesores. Hablar con el sindicato no es hablar con los maestros.
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Durante el sexenio de Peña Nieto se desdeñó a los docentes. Moctezuma ha hecho lo mismo. Muy pronto dejó ver su alergia a la voz de los maestros. Cuando realizó los foros de consulta en cada entidad y tocó el turno a Guerrero, los invitados fueron dirigentes sindicales (de diferentes bandos), maestros metidos en la política, funcionarios de universidades y no tengo registro de algún profesor frente a grupo que haya asistido al cónclave. Pregunté entre las decenas de maestros (de diferentes regiones) que conozco, para saber si alguno de ellos habían sido invitado o cuando menos enterado del foro. Nadie supo nada. Era obvio que se trataba de un evento a modo. A modo para no escuchar a los docentes frente a grupo. Con el Aprende en Casa 2, se confirma esta actitud de marginar lo que ocurre en el primer frente de la educación en México: el salón de clases. Parafraseando al investigador Manuel Gil Antón: el poder solo se escucha a sí mismo, sin escuchar a los protagonistas del proceso educativo. Si la salud pública se atiende con médicos, no veo porqué en la educación de este país no participen sus profesores. Es como si en vez de médicos, hubiésemos enfrentado al Covid-19 con espiritistas. A menos que sea justamente eso lo que busca la SEP, espiritistas de la educación, que les lean la mano y les profeticen un futuro promisorio.