Rezago, abandono, deserción y éxito académico no sólo tienen que ver con las características personales y sociales, sino también con la propia organización educativa, afirmó el doctor Adrián de Garay Sánchez, profesor de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
“Las instituciones operan bajo un paradigma dominante en el que suponen que las características y los perfiles de origen de los estudiantes determinan su desempeño en la universidad, dejando de lado los procesos y las circunstancias que ocurren al interior” de las instituciones.
Por ello son necesarios programas de investigación para dar seguimiento a los jóvenes, desde su ingreso hasta la conclusión de sus estudios, en los factores que inciden en los tipos de trayectorias que construyen con el tiempo para generar políticas específicas que atiendan las diversas problemáticas.
Además es preciso que “las escuelas dejen de ver a los universitarios como una matrícula y los observen como sujetos de carne y hueso”, declaró al dictar la conferencia magistral inaugural del II Foro de Orientación Educativa, realizado en la Unidad Iztapalapa de la UAM.
El doctor en Ciencias Antropológicas comentó que durante el primer año de la licenciatura los alumnos hacen frente a una ruptura pedagógica, cultural y generacional con respecto del bachillerato, debido a que rompen en muchos sentidos con el mundo familiar y escolar previo.
“El trabajo escolar en la universidad está organizado para desarrollar la especialidad del saber y el conocimiento, situación radicalmente distinta a la formación genérica que orienta el sistema educativo precedente, por lo que no es casual que el mayor rezago y abandono en la educación superior ocurra en el primer año de estudios”.
De Garay Sánchez analiza las trayectorias de los estudiantes de las unidades Azcapotzalco, desde 2003, y de Cuajimalpa, desde 2014, a los que se les aplican cuestionarios que contienen las dimensiones: origen y situación social; escolaridad previa; familia y hogar; tránsito educativo media superior-universidad; condiciones de estudio; prácticas académicas; organización de la docencia en la escuela; opinión del profesorado y prácticas de consumo cultural.
Al impartir la ponencia El perfil de ingreso de los estudiantes de la UAM y sus trayectorias en el primer año dijo que en promedio dos terceras partes de los estudiantes de primer ingreso de la Unidad Azcapotzalco no han tenido rezago alguno en su trayectoria escolar previa; para Cuajimalpa es la mitad de la población.
Los motivos que expresan para haber suspendido los estudios son de orden económico, debido a la necesidad de trabajar, además de que una importante proporción ingresó con una edad superior a la típica esperada.
En el caso de Cuajimalpa, 54 por ciento se ubica por arriba de los 19 años y en Azcapotzalco 38 por ciento se sitúa en ese rango. Esto significa que un sector de esa población no está compuesto por los característicos jóvenes que tuvieron una trayectoria educativa previa continua.
Los alumnos que no acreditan ninguna materia durante el primer año o sólo una pequeña cantidad en el primer trimestre, son aquellos que se dan de baja a los dos años. Se trata de sujetos que prácticamente no estudiaron en la UAM, la proporción es de alrededor de 17 por ciento.
Sólo 39 por ciento de los estudiantes de ambas sedes durante el primer año había cumplido con 90 por ciento o más de los créditos estipulados en sus respectivos planes de estudio, por lo que la mayoría refleja un rezago.
La dimensión y la variable que inciden en el tipo de avance en créditos es la realización de buenas prácticas académicas que los alumnos realizan dentro y fuera de las aulas, así como opiniones positivas sobre el profesorado.
Durante el primer año resulta clave la relación académica que se establece dentro del salón de clases con los profesores y con la propia identidad e integración institucional.
Otro indicador que explica avances crediticios adecuados es poseer una beca de manutención, con independencia y que esté asociada a no recibir tutoría, además de las referidas a la dimensión cultural, en específico las asociadas al uso de internet para aquellos que intercambian archivos académicos por vía electrónica y buscan información, y en otro orden los que asisten a actividades culturales en la institución.