En varias de las comunicaciones oficiales de la SEP se retoma el principio rector del Plan Nacional de Desarrollo para este sexenio: “No dejar a nadie fuera, no dejar a nadie atrás”. Todas y todos debemos proponernos esa consigna; es una fórmula clara y universal de plantearse la inclusión, elemental aspecto de la justicia educativa.
Lamentablemente, el cierre prolongado de las aulas, aunque fue generalizado, lastimó con sesgo negativo a poblaciones que históricamente ya han sido marginadas de las oportunidades educativas: a los más pobres, a las y los estudiantes con alguna condición de discapacidad, a alumnas y alumnos de identidad indígena.
La respuesta nacional, con la estrategia Aprende en Casa con respecto de la cual las evaluaciones han sido genéricas, no muy positivas y aún pendientes de relacionar con la evaluación diagnóstica prevista para el mes pasado (de la cual tampoco se tiene ninguna presentación con datos agregados de todo el país), no tuvo un ajuste focalizado para atender a la situación de quienes ya estaban en los márgenes. En resumen: la respuesta oficial a la pandemia ahondó y cristalizó las brechas que ya existían en contra de los más desfavorecidos; no van a regresar igual de limitados que sus demás compañeros en el país… están regresando de mucho más atrás.
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Para no trabajar con conjeturas, y menos con retórica ideológica, sino con evidencia, me voy a referir a los resultados de la investigación Equidad y Regreso que llevó a encuestadores a hogares seleccionados y representativos del padrón de beneficiarios de los programas de Bienestar en los estados del sur del país. Ahí no sólo se encuestó a las familias presencialmente, sino que se realizó una evaluación de ‘medición independiente de aprendizaje’ (MIA) con los parámetros que ya se han probado en el mundo en la llamada PAL Network.
¿Qué hallamos? Seis de cada 10 niñas, niños y adolescentes (NNA) –de 10 a 15 años de edad– con un ingreso mensual familiar de 5 mil 400 pesos, no pudieron comprender un texto de tercero de primaria; a diferencia de aquellos que tienen un ingreso familiar mensual de 51 mil pesos, grupo en el cual sólo uno de cada 10 se equivocó. En global, más de la mitad de los NNA no comprendió un texto de cuarto de primaria, pero se agudiza la brecha en el caso de aquellos con alguna condición de discapacidad o que hablan una lengua indígena y que no tuvieron comunicación con sus maestros, pues siete de cada 10 no pudieron comprender un texto de cuarto grado ni realizar una resta con acarreo.
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Aprende en Casa no fue incluyente con los NNA con condición de discapacidad, ni con los que hablan o entienden una lengua indígena y tampoco con los que están en zonas de alta marginación. En sus tres etapas, Aprende en Casa sólo incluyó 2.4 por ciento de los programas de TV en lenguas indígenas (en sus dos primeras versiones fue en 18 lenguas y en la última versión en 31 lenguas, siendo que en nuestro país se hablan 68 lenguas indígenas). Únicamente se realizaron 804 programas de radio en lenguas indígenas y se transmitieron en 18 entidades federativas (se inició con 15 lenguas y se concluyó con 22). Se publicaron únicamente 120 materiales multilingües en la web, y sólo 775 programas contaron con intérpretes de LSM de los 10 mil 257 que se transmitieron en total. Se hizo un esfuerzo, pero fue gravemente insuficiente para atender a la diversidad de NNA con los que cuenta el país.
La emergencia educativa no termina aún; la reapertura de escuelas marca el inicio de un reto mucho mayor: restituir los derechos educativos de estudiantes indígenas y con discapacidad. No pueden ser castigados dos veces: primero fueron marginados de las oportunidades durante el cierre, y ahora no hay medidas compensatorias, a pesar de que su rezago es aún más severo que el promedio. Dejar el ajuste compensatorio en presupuesto y gestión para después, lastimaría para el resto de las vidas a esta generación que ya fue marginada una vez más.
El punto en el que estamos justo ahora es que el Presupuesto de Egresos de la Federación para 2022 pueda revertir parte de este daño. Se quedaron fuera, y se quedaron atrás, más de lo que ya era típico. No podemos acostumbrarnos a que siempre pierdan. SEP, Hacienda y los legisladores literalmente les deben; a esas instancias les estamos entregando desde la sociedad civil una propuesta para ajustar y ampliar los programas que les corresponden: S072, S311, S298, U080, E066, S296, S297, E070, S271. No permitamos que, de nuevo, se les margine.