Las instituciones encargadas de brindar atención y tratamiento a la infancia han sido rebasadas por la problemática que presentan los niños en los límites de las delegaciones Xochimilco y Milpa Alta de la Ciudad de México, lo cual ha derivado en la aplicación de estrategias poco adecuadas para la rehabilitación social, incluidas la psiquiatrización y la medicación.
La licenciada Lizbeth Ramírez Álamo, estudiante de la Maestría en Psicología Social de Grupos e Instituciones de la Unidad Xochimilco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), advirtió al respecto que ambas medidas se cuentan entre las principales soluciones que siguen los organismos públicos, sin tomar en cuenta el contexto ni las razones por las cuales los menores presentan dificultades de adaptación o socialización.
“Es necesario revisar y renovar esas metodologías a partir de propuestas de atención en situaciones extremas”, pues comúnmente se considera a la infancia como una etapa de dulzura y ternura, aun cuando algunos pequeños están inmersos en situaciones lejanas a esa concepción social e incluso “son consumidores de sustancias, migrantes, explotados sexualmente o están en condición de calle”.
El asesinato simbólico de la infancia. Realidades contemporáneas y subjetividad infantil es la investigación de Ramírez Álamo, en la que analiza el funcionamiento de las instancias de protección a la infancia y revisa su legislación pues hay una tendencia a verlos como individuos excesivamente vulnerables.
La también egresada de la Licenciatura en Trabajo Social por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) precisó que esta exploración surge a partir del trabajo que desde hace seis años realiza con infantes que presentan problemáticas diversas.
En la presentación realizada en el Primer Coloquio de investigación de la décimo segunda generación de la Maestría en Psicología Social de Grupos e Instituciones Intervención: dispositivo e implicación, realizado en la Unidad Xochimilco, refirió que han ocurrido casos de niños que asesinan a otros y se presentan contradicciones sobre cómo deberían ser juzgados en espacios que ni siquiera están pensados para ellos.
“No existe un organismo encargado específicamente de atender esas conductas delictivas, por lo que muchas veces sólo se les procesa y juzga como adultos, ya que no se ha asumido que los infantes también pueden manifestar ese tipo de comportamientos agresivos o criminales”, resaltó.
El trabajo de campo fue realizado por Ramírez Álamo en Cerrillos I, comunidad ubicada en los límites de las delegaciones Xochimilco y Milpa Alta, esta última reporta el mayor número de linchamientos en la Ciudad de México y fue elegida por estar en una zona de frontera que no está incluida en los planes de desarrollo urbano.
Esa región reporta un alto índice de deserción escolar, sobre todo a nivel primaria, tiene una estructura familiar encabezada por mujeres y una gran cantidad de niños son medicados por la Unidad de Servicios de Apoyo a la Educación Regular (USAER) dirigida a tratar casos de pequeños involucrados en hechos de violencia.
“Me parece que esa comunidad es prototípica, sintetiza lo que ocurre en otros espacios, por lo que ayudará a entender y pensar a la infancia desde otra perspectiva. La idea es integrar a un grupo de niños de entre 4 y 12 años de edad mediante actividades lúdicas, recreativas y culturales”, finalizó.