Por qué no debe desaparecer Mejoredu

No hay que perder de vista, que MEJOREDU sustituyó al extinto Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE).
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Desde que inició este gobierno, resulta increíble que nadie haya puesto orden al interior de la Secretaría de Educación Pública (SEP) pues, cual secreto a voces, a veces estridentes y rijosas, las luchas internas que no han menguado ni un solo instante en el campo de batalla, han evidenciado el establecimiento de un “virreinato” al interior de esa dependencia, dada la cantidad “impresionante” de virreyes, “dueños” de ciertas “islas”, que combaten entre sí para llegar o mantener un poder concedido por un “rey” que no precisamente vive en ese castillo. 

Esta idea del hambre por el poder, me recordó precisamente a una frase que hace tiempo leí en un texto: La victoria se consigue cuando el enemigo se rinde, se retira o es destruido; y, para acabar pronto, imagino que con la anunciada desaparición de la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación, mejor conocida como MEJOREDU, alguno de estos virreyes, tal vez enquistado en una absurda y pusilánime corriente neoliberal podría cantar victoria porque, al trasladar las funciones de esta comisión a la misma SEP su virreinato podría expandirse, o bien, podría lograr acuerdos con otros virreyes para recuperar lo perdido.

No hay que perder de vista, que MEJOREDU sustituyó al extinto Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE); un instituto que independientemente del trabajo realizado durante el tiempo que estuvo operando, gozó de las mieles de la antipatía del magisterio derivado de la implementación a rajatabla de la reforma educativa peñanietista, pero también, por la cerrazón de varios de sus integrantes como Guevara Niebla; en absoluto, varios de sus miembros, fueron capaces de marcar una línea entre sus responsabilidades y las que la Coordinación Nacional del Servicio Profesional Docente (CNSPD) ejercía por indicaciones “superiores”; sobre todo, no tuvieron la posibilidad o capacidad de contradecir a quien desde la oficina de Vasconcelos, garrote en mano, golpeaba incesantemente al gremio. De ahí la antipatía, no sé si bien merecida, pero si ganada en el terreno educativo. En fin. Esto es solo un recordatorio que me parece bastante pertinente realizar, dado lo que parece ser la inminente desaparición de MEJOREDU.

Ahora bien, desde mi perspectiva, pienso que la educación perdería mucho con la posible desaparición de este organismo, insisto, por un poder absurdo que solo pretende conseguir posibles posiciones al interior de la SEP. Sigo creyendo, porque así lo he sostenido y escrito desde hace tiempo, que MEJOREDU es una instancia que vale la pena mantener en el siguiente sexenio si es que se desea contar con un sistema nacional que permita contar con información relacionada, por ejemplo, con la forma en que viene operando el sistema educativo, pero también, con  un sistema para la formación (y no capacitación) del magisterio y, desde luego, de un sistema relacionado con la carrera de las maestras y los maestros; es decir, tres sistemas en uno que, vistos con esta mirada, representan una complejidad importante.

No, no se trata de decir “hay que desparecer a este organismo porque no aporta nada”; tampoco se trata de enjuiciar a priori los logros y áreas de oportunidad que, como es natural, se tienen en cualquier dependencia, organismo, escuela, entre otros; mucho menos se trata de afirmar que es mejor que sus funciones se trasladen a la SEP porque “para que se quiere tanto personal si en la SEP bien pueden realizar lo mismo y probablemente pagarles menos”.

Considero que se trata de observar que, diseñar un sistema de evaluación (sin la punitiva evaluación docente que tanto denostó al magisterio) que permita conocer información valiosa sobre el estado que precisamente guarda la educación en México es harto relevante. Es obvio que nuestro país requiere de una valoración que arroje información valiosa sobre el cómo estábamos, cómo estamos y cuál es el camino que podemos tomar para atender aquello que requiera ser atendido. Esto independientemente de la corriente emancipadora y humanista que subyace la Nueva Escuela Mexicana o… ¿acaso la pedagogía critica, que también es parte de todo este planteamiento emancipador prohíbe o limita las acciones que posibiliten una transformación significativa de ciertas políticas como las que implica una valoración de aquello que puede ser valorado? Vaya, por poner un breve ejemplo, ¿no acaso el mismo presidente López Obrador, en su último informe de gobierno, hizo un balance de su sexenio? Ejemplo simplista, si así se quiere ver, pero que pone en el centro el tema de la evaluación propiamente dicha. Entonces, ¿realmente con la posible desaparición de MEJOREDU o, mejor dicho, con su posible incorporación a la SEP, se construiría un sistema nacional de evaluación de gran envergadura tal y como lo requiere México?, ¿no acaso una mujer de ciencia, como lo es la presidenta electa Claudia Sheinbaum, sabe que tal sistema es harto necesario porque permite contar con información para la toma de decisiones? Preguntemos entonces, a quién beneficia su desaparición o incorporación a la SEP. ¿Verdad que ya no es tan fácil decir “que desaparezca y ya”?

Ahora bien, por lo que respecta al sistema de formación del profesorado, pienso que este tema es aún más complejo que el anterior porque, independientemente de las atribuciones y/o funciones de MEJOREDU, hay que recordar que cada entidad federativa también goza de soberanía en este rubro y, por ello, como bien decía, la situación se complica en demasía. Ojo, no con tal cuestión afirmó que MEJOREDU haya hecho o propuesto un programa de formación extraordinario, lo que estoy diciendo es que en los estados hay otras tantas islas y virreyes locales, con ínfulas de sabiondos, que nada más no favorecen la formación de las maestras y los maestros de acuerdo a las necesidades didáctico-pedagógicas que se requieren. Podría contarse un con excelente programa diseñado desde la federación, pero poco o nada serviría si cada estado hace lo que se le venga en gana o, peor aún, sin la más mínima idea de que significa formación continua para el magisterio. Obviamente que, como en todo hay sus raras excepciones, pero ¿a poco no se conocen titulares de ciertas áreas de formación continua en las entidades que no tiene la menor idea de lo significan tales conceptos? Estoy seguro que conocemos a varios de ellos. 

Finalmente, por lo que respecta a la carrera de las maestras y los maestros, pienso que aquí se tiene la mayor e importante área de oportunidad porque, un sistema estandarizado que promueve la clasificación del magisterio es, hoy por hoy, el tema que tendría que movilizar a propios y extraños a dialogar ampliamente. Digo, el diálogo siempre será un buen mecanismo para lograr consensos, ¿dialogará el próximo secretario de educación sobre ese sistema o, igual que antaño, aplicará el mecanismo que lo llevó a votar a favor de la reforma de Peña Nieto?

Es más, me atrevería a preguntar si antes de que MEJOREDU desaparezca o se integre a la SEP, el próximo Secretario de Educación llamará a esos propios y extraños a dialogar para valorar esa decisión o, igual que antaño, aplicará el mismo mecanismo para que se mantenga la misma reforma neoliberal impuesta por Peña Nieto tal y como se ha visto con la posible creación de un instituto que ya no será la USICAMM pero que sí será la USICAMM solo que tendrá otro nombre. En fin, ¿dicho secretario pondrá orden en la SEP o le ganará la vena neoliberal que lo llevó a votar en 2013 por la mal llamada reforma educativa?

Al tiempo.

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