Hace 3 años en el Senado de la República aprobamos las nuevas Leyes Secundarias de la nueva reforma educativa. Fueron momentos muy duros, difíciles, era imposible no ser invadido por la emoción, pero fue un momento que llevaré el resto de mis días.
La derecha estaba muy enojada y yo tenía sólo 5 minutos para dar mi posicionamiento político, para junto con otros senadores de mi partido, sepultar una reforma punitiva, y decirle a la derecha, lo que miles de maestros agraviados por la mal llamada reforma educativa no podían decirles en ese momento.
La tribuna, las cámaras de televisión, la atención pública y las provocaciones de la derecha eran muy fuertes e imponentes, claro que generaban cierta presión.
Han pasado 3 años, y estoy convencido de que hay cosas que debemos profundizar, cambiar y mejorar en materia educativa.
Lamento que hace 3 años (cuando en Michoacán teníamos un gobierno emanado del PRD), no hayamos ido más lejos, como investigar a gobernadores que injustificadamente retenían el salario de los maestros, pecado social llamaría después a estas acciones punitivas el presidente de México.
Crear comisiones para investigar a gobiernos que incumplen con el pago de la nómina magisterial, también a quienes desviaban recursos educativos, supuestamente para aplicarlos a otras áreas.
Esas fueron nuestras condiciones en esos momentos. Nosotros cumplimos con nuestra tarea legislativa, lo reconozco, hay mucho por seguir haciendo, las leyes no están escritas en piedra y los pueblos pueden sufrir retrocesos.
Todo retroceso es posible, si no se cuida lo avanzado. Por eso es imprescindible la democratización del SNTE. Por eso, es tan importante la comunicación directa entre maestros, legisladores y gobierno federal. Este diálogo no se puede romper. En su última comparecencia como Secretario de Educación, le dijimos al Mtro. Esteban Moctezuma Barragán: “Tenga la humildad de escuchar a los maestros de México, no caiga en el error de la soberbia”. Ustedes dirán si aceptó mi observación.
Simular que no pasa nada puede generar rompimientos innecesarios. Toda crítica, propuesta, observación son necesarias y en materia educativa, son indispensables. Y tenemos la obligación de escuchar, pero no hay espacio para la descalificación, los insultos, o intentar utilizar al movimiento magisterial para benéfico personal.
Históricamente, cuando los movimientos sociales no avanzan, se dividen, se contradicen, indudablemente llegó la hora del relevo de direcciones. Y aceptar ese hecho con humildad, porque por encima de cualquier interés particular, está primero la unidad.
Creo con mucha firmeza que habrá continuidad de nuestro proyecto de nación en el 2024, sea quien sea, quien encabece la candidatura de nuestro movimiento. Claro que habrá continuidad.
Ya después, con el paso de más años, todo movimiento social sufre un desgaste natural, la infiltración de quienes ayer eran oposición asumiendo cargos de dirección dentro del movimiento, la priorización de espacios y candidaturas antes que priorizar el proyecto de nación. Lo más certero en la política, es que no hay certeza de nada. Y lo que ayer era, hoy ya no es. Y lo que hoy es, mañana no será.
Ninguna ley está escrita en piedra y para siempre, la derecha muy molesta nos ha advertido que si en el futuro vuelven a ser mayoría calificada, regresarán a darle vigencia a la contrareforma educativa del Pacto por México, van a resucitar la mal llamada reforma educativa de Peña Nieto.
Por eso es tan importante defender y cuidar lo que hasta hoy se ha logrado y rescatado en materia educativa y derechos laborales, reconocemos qué faltan cosas por avanzar y mejorar, y es hora de continuar con los cambios.
Pero todos debemos profundizar esos cambios, que garanticen que en el futuro no haya una legislación golpista contra la educación y los derechos de las maestras y los maestros de México.