Otoño caliente en Educación Superior. Parte 1

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Eso es lo que ha ocurrido en México desde principios del semestre escolar agosto-diciembre de 2025. Una irrupción heterogénea de conflictos en instituciones de educación superior…


Por: Roberto González Villarreal, Lucía Rivera Ferreiro, Marcelino Guerra Mendoza (Profesorxs de la Universidad Pedagógica Nacional-Ajusco) y Jair Alejandro Vilchis (Estudiante del Doctorado en Política de los Procesos Socioeducativos). Universidad Pedagógica Nacional-Ajusco.

Paros indefinidos. Tomas de instalaciones. Mítines. Plantones. Marchas. Pancartas. Flyers. Clips. Performances. ReelsPosts. Boletines. Memes. Funas. Escraches. Demandas. Discusiones. Golpes. Heridas. Insultos. Suspensiones. Cancelaciones. Represiones.  Negociaciones. Campañas. Mentiras. Desgaste. 

Son solo algunas de las palabras asociadas a la educación superior mexicana en los últimos meses. En realidad, son pocas, hay más: corrupciones, reingenierías, amenazas, agresiones, desfalcos, denuncias, falta de pagos, explotaciones, inseguridad, deudas, insuficiencias, deterioro, destituciones, crisis, precarización, infraestructura, presupuesto. 

Faltarían muchas más para hacer un diagnóstico de la educación superior en estos momentos. Esos diagnósticos, sin embargo, se hacen a diario, no solo en documentos formales, sino en pequeñas acciones, en artículos de prensa, en podcasts, o más aún, en los corrillos, en los gritos sordos de algunos grupos, en las clases, en las conversaciones cotidianas en universidades, escuelas, facultades, tecnológicos y normales.

Lo sorprendente es cuando las voces ahogadas se vuelven un griterío, cuando las conversaciones soterradas devienen acciones colectivas, cuando de los posts se pasa a la asamblea, los pliegos de demandas, los planes de acción, los debates, las marchas, las huelgas, las negociaciones y todo el repertorio contencioso de los movimientos sociales. En este caso, los movimientos en instituciones educativas, por demandas que se centran en los procesos pedagógicos, es decir, en los procesos de transmisión, producción, circulación, distribución y apropiación de conocimientos, destrezas, valores y habilidades. 

Eso es lo que ha ocurrido en México desde principios del semestre escolar agosto-diciembre de 2025. Una irrupción heterogénea de conflictos en instituciones de educación superior, en distintos lugares, con demandas particulares y formas de lucha específicas, con diferentes trayectorias que, sin embargo, muestran ciertas regularidades, en las que aparecen brotes atópicos, innovaciones, cambios de ritmo, temporalidades, espacios, agentes y modalidades enunciativas que es necesario identificar y relacionar para tratar de perfilar una conjetura, apenas, de este ciclo de acciones colectivas, que podríamos llamar el otoño caliente de las instituciones de educación superior en México.

Procederemos en tres partes. Primero, los hechos; luego la crítica a las  interpretaciones; para terminar con un análisis sintético.

Los hechos

A partir de la revisión de los principales periódicos en línea de cada una de las 32 entidades federativas, del seguimiento en redes sociales (Facebook, X, Instagram, Tik Tok) y de las páginas elaboradas por los colectivos en lucha, durante el período agosto-diciembre de 2025, en instituciones de educación superior en donde se presentaron diferentes modalidades de acción colectiva, organizamos un cuadro sintético por institución, fecha, lugar, tipo de acción colectiva, fecha de inicio y de término, así como los agentes y las demandas principales. Por eso mapeamos, en Conflictos en educación superior en México , varias decenas de luchas en instituciones de educación superior, destacando información muy breve pero que dé cuenta de los tiempos, los lugares, los agentes y las demandas. Recuperamos en ese cuadro sólo las que decidieron utilizar los paros como forma de lucha privilegiada. El propósito es encontrar tendencias, repeticiones, quizá algunos enlaces, que permitan identificar los patrones dinámicos de la movilización.

De mediados de agosto a finales de noviembre de 2025, un conteo inicial, indica que varias decenas de  instituciones de educación superior se fueron a paro indefinido. Si desagregamos por unidad, escuela, sede o facultad, poco más de setenta  centros académicos se encuentran en paro, o estuvieron en paro, en algún momento durante esos meses.

En su mayoría son universidades, desde la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) hasta la Universidad de Guadalajara (U de G, la tercera universidad pública más grande del país), la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP), la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH) y la Universidad Veracruzana (UV). También el Instituto Politécnico Nacional (IPN, la segunda más grande), varias sedes del Instituto Tecnológico Nacional; así como la Benemérita Escuela Nacional de Maestros (BENM), la Escuela Normal Superior  de México (ENSM), Escuela Normal de Licenciatura en Educación Preescolar “Rosaura Zapata Cano”  (ENEPRZ) y otras por confirmar. 

Desagregando la información por centros académicos, en la UNAM se fueron a paro las facultades de Filosofía y Letras, Artes y Diseño, la Escuela Nacional de Trabajo Social, la Facultad de Arquitectura, Ciencias Políticas y Sociales, Medicina, Odontología, Música, Ingeniería, FES Aragón, Contaduría y Administración. En la U de G, los centros de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH), de Ciencias Exactas e Ingeniería (CUCEI), de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (CUCBA), de Artes, Arquitectura y. Diseño (CUAAD), de Ciencias de la Salud (CUCS) y el Centro universitario de Guadalajara (CUGDL). En la UV, las facultades de Antropología, Filosofía, Historia, Idiomas, Letras Españolas y Sociología. 

En la UASLP, Administración, Psicología, Estomatología, Medicina, Ciencias de la Comunicación, Economía y Ciencias Químicas. 

En la UPN, varias unidades de la Ciudad de México: Ajusco (092), Sur (097), Azcapotzalco (095), Norte (096) y Oriente (098). En el IPN, las escuelas de Ingeniería y Arquitectura, Turismo, Ingeniería Mecánica y Eléctrica; en el Instituto Tecnológico Nacional de México, las unidades de Durango, León, Lerdo, Torreón, Los Mochis y Tehuacán; en el sistema normalista, la Benemérita, la Superior de Maestros y la Normal de preescolar en Tuxtla Gutiérrez.  

Esta primera aproximación arroja datos esclarecedores: en algún momento de los meses agosto-noviembre, centenas de miles de estudiantes universitarios se encontraban en paro; además, en algunos de las entidades federativas más pobladas del país, como Ciudad de México, Jalisco, Estado de México, Veracruz, Puebla, Michoacán, Durango, Sinaloa, la región lagunera y Chiapas.

Por selección, en esta ocasión tratamos únicamente las protestas estudiantiles que derivaron en paros indefinidos; sin embargo, las manifestaciones de inconformidad en las instituciones de educación superior también se dan en el sector docente y no docente, incluso de jubilados, como en la UAS, donde estudiantes de universidad y de preparatoria, junto a docentes, trabajadores administrativos y jubilados se encuentran en lucha contra el régimen caciquil de la universidad, contra la corrupción, los fraudes electorales y la reingeniería financiera. 

De otro modo, pero con un trasfondo similar, ocurren protestas en la universidad de San Luis Potosí, la UMSNH, la UV  y la U de G. En la UNAM, las manifestaciones estudiantiles se encontraron con las de profesores de asignatura; en la UPN, la planta docente se solidarizó de manera incondicional con los estudiantes.  

Las interpretaciones

¿Cómo entender esta proliferante movilización estudiantil? Casi podría decirse que no hay nada nuevo. De parte de comentaristas locales, de funcionarios educativos, de políticos y autoridades han aparecido los mismos discursos desde hace demasiados años. Son predecibles: grupos pequeños que buscan alterar las instituciones o estudiantes utilizados por  intereses políticos oscuros. Casi todos van por ahí. Otros, de cercanías con el partido hegemónico, denuncian intentos de desestabilización al gobierno de la 4T. Unos más dicen que son los partidarios de Morena quienes buscan crear conflictos en la UNAM. 

Lo común en estos casos es el desprecio de las comunidades en lucha. Simples agregados de individuos manipulados, ignorantes, carne de cañón de intereses aviesos, que pueden ser los que sean, de cualquiera, eso no importa, desde Morena hasta la ultraderecha. Antes era el imperialismo o el oro de Moscú. La cuestión es el agente externo, con intereses propios, que utiliza un grupo para crear conflictos, obtener ciertos beneficios y/o causar perjuicios localizados, como se quejaba el director del Instituto Tecnológico de Durango.

Pero ¿y las demandas particulares, y todo el trabajo de organización, y los procesos de deliberación y toma de decisiones de quienes luchan? ¿Y la atención al desarrollo del conflicto, la interpretación de las acciones y señales del adversario? –¡la misma identificación del adversario! – ¿Y el proceso continuo de codificación de demandas, de su jerarquización, la elección del tiempo, lugar y formas de lucha? ¿Dónde queda todo eso? 

En ninguna parte, porque el espacio y el tiempo del conflicto desaparecen en las narrativas del desprecio de quienes protestan, a pesar de su flagrante cotidianidad. El asunto es desconocer la lucha en provecho de las atribuciones de sentido, desvalorizar las agencias por las pre-concepciones. ¿Violencia epistémica? Sin duda, una de las formas de la violencia política que acompaña siempre a la gestión de las resistencias. 

Para sortear los peligros de la repetición, de los lugares comunes o las narrativas del desprecio, es necesario acudir a la dinámica concreta de los conflictos, poner atención a los participantes, los tiempos y lo espacios, las demandas y las acciones, los discursos y las valoraciones políticas, porque los movimientos son disposiciones táctico-estratégicas de fuerzas en lucha, que siguen programaciones a partir de análisis y evaluaciones concretas. 


Publicado en Insurgencia Magisterial

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