Por: José Antonio Martínez Gutiérrez
A Fernando González Sánchez poco le importa su salida de la Subsecretaría de educación básica. La renuncia que se diera a conocer ayer fue solamente el protocolo anticipado de lo que ya estaba cocinado para el 14 de diciembre de los corrientes.
Con una Senaduría plurinominal amarrada al igual que su esposa Mónica Arriola bajo el sello de la Alianza PRI-PV-PANAL ¿qué podría preocuparle al yerno de Elba Esther Gordillo el frío del desempleo mexicano?
Por mi parte siempre he tenido bastante claro que en la política se configuran los acuerdos (muchas veces oscuros), sin embargo, si caló el ánimo de los preocupados por la educación mexicana que la postulación de González Sánchez no se diera precisamente por su probada destreza profesional para un encargo tan importante como la Subsecretaría de Educación Básica. En pocas letras, éste lamentable evento no debió tener cabida en la historia de la educación mexicana. ¡No, si educar fuera el camino!
Así entonces, lo que muchos especialistas señalaron como una mera y descarada forma de pagar un favor electoral entre el otrora candidato a la Presidencia de la República Felipe Calderón y el alto mando del PANAL y el SNTE, Elba Esther Gordillo Morales, ha llegado a su fin. Muy tardío, pero igual de necesario.
Imperdonable desde mi punto de vista, éste hierro del Estado mexicano que cumplió los intereses de la lideresa del SNTE aún por encima del legítimo derecho de sus ciudadanos cuyos requerimientos son eso: Educación pública y de calidad.
Y hoy en la agonía del sexenio Calderonista, tengo mis sobradas dudas sobre si la sociedad ha logrado los aprendizajes esperados de la experiencia, enseñanza, escarnio o como le quieran a bien llamar a este negro capítulo de la educación del País. Lo señalo por la ya confabulada Alianza política-electoral entre el PRI-PV-PANAL que no deberá perder nuestra atención no porque en efecto signifique una verdadera opción de gobierno, sino porque su horizonte pinta igual o peor que el Calderonismo de llegar al poder.
Ojalá los críticos ufanados por la desdicha educativa -que son mayoría social- se juzguen así mismos. Si un gobierno y su plataforma llega al poder, es precisamente porque la llamada democracia (aunque cuestionable) así lo ha permitido. No veo entonces motivos para la memoria corta ciudadana.
Deseo pues que la conciencia lleve de la mano a la democracia y que traiga para éste 2012 nuevas venturas para la educación Mexicana.