Mensaje a la SEP: ¡sin miedo a la Revolución Educativa!

Urge reconocer los vacíos, los errores, la desarticulación, los impedimentos que afectan la secuencia y coherencia lógica en la misma formulación del ...
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La SEP llamó a una revolución educativa. El Plan de Estudios 2022(PE-22), los libros de texto, los programas, las convocatorias, los documentos, anuncios y arengas así lo indican. Ignorar que esto causaría mil y una dificultades, comenzando por los conservas y fachos que iban a poner el grito en el cielo y alertar sobre el comunismo y la pérdida de valores, es un despropósito.

Cualquiera debería saber, incluso los pedagogos y didácticos, que los del Pin Parental[1] harían gran alharaca contra la “ideología del género”; que las empresas privadas desplazadas, los expertos defenestrados y la oposición que no prende -y por lo mismo anda a la caza de oportunidades para salir del hoyo-, no se quedarían callados.

Toda revolución -aceptemos por lo pronto que ese es el propósito del PE 22- tiene sus malquerientes. Todas las reformas generan resistencias. Y, por favor, no son discusiones, no son debates, no hay nada de eso, son mil y una acciones, desde mentiras hasta amparos, secuestros de libros, negativas, llamados a romperlos, hay de todo; y en esas acciones colaboran desde científicos hasta ideológos, desde periodistas hasta influencers, pasando por empresarios dolidos, legisladores y gobernadores de oposición.

Es una guerra, y si se desata una guerra, hay que definir una estrategia para ganarla. De lo contrario, lo que se desata es la contra-revolución, y ésa siempre es peor.

¿Está la SEP ganando la guerra de los Libros de Texto?

Una revolución educativa no tiene miedo a la confrontación con la derecha y ultraderecha. No hay que pedirle permiso para dejar sentadas las bases de la revolución y pasar a la acción. Pero lo que vemos es a una SEP dubitativa, con miedo al éxito, cuando fue ella misma quien le pegó al avispero, dejando entreabierta la puerta a las fuerzas más retrógradas ; todo por sus descuidos, prisas e inconsistencias.

Lo más importante en este momento son dos cosas: primero, enfrentar a la derecha sin titubeos; toca a las autoridades al más alto nivel ir a la vanguardiaSegundo: reconstruir el tejido social con el magisterio que ha sido desvalorado, humillado y sobrecargado de trabajo, no solo desde la pandemia a la fecha, sino desde mucho antes.

Y es que no nos cansaremos de decirlo: el ciclo escolar 2022 aumentó la sobre- explotación docente; conocer planes y programas sintéticos, diseñar los analíticos, más todo lo demás, lo de todos los días, necesariamente requirió de tiempo extralaboral, robándole tiempo y espacio de descanso al magisterio para cumplir con los requerimientos impuestos.

Cada sesión de Consejo Técnico Escolar (CTE) fue abrumadora; a partir de agendas definidas previamente por la SEP, en cada escuela debía revisarse el perfil de egreso, los ejes articuladores, campos formativos, fases de formación, progresión de aprendizajes y co-diseño para proponer proyectos que atendieran a problemáticas reales en contextos específicos, para llegar finalmente a elaborar unos programas analíticos.

Todo este esfuerzo ha sido eclipsado por los LTG, cuando el trabajo realizado previamente por las y los docentes, se basó en versiones preliminares de unos programas sintéticos por fases, mismos que por cierto, aún no han sido publicados oficialmente, como sí ocurrió ya con los LTG.

Para que la revolución educativa sea una realidad, es fundamental estar cerca del magisterio, cumplir lo que siempre se pregona pero no se cumple, pues son la fuerza política que impulsará y sostendrá el cambio en las aulas, los actores por excelencia para llevar a cabo la pretendida revolución, haciendo a un lado la obsesión por el control administrativo de las y los docentes, articulando tantas acciones en marcha hasta ahora inconexas, mejorando sus condiciones laborales y las condiciones materiales de las escuelas, propiciando el trabajo colectivo, sin simulaciones.

Porque al abrumar a la magisteria con responsabilidades sin fin, escatimarle el reconocimiento y continuar con la desvalorización, los actores centrales de la revolución educativa quedan agotados, desilusionados, aislados, y confrontados entre ellos y con los planteamientos del plan, programas y libros de texto gratuitos.

No es momento de tenerle miedo a confrontar la ideología de la derecha y la ultraderecha, representada por sus voceros de siempre. Pretenden ganar la percepción de la población, avanzando de la mano del proceso electoral adelantado; están librando la guerra mediante el fortalecimiento de ideas basadas en valores morales y creencias religiosas que gran parte de la población tiene sobre la vida, el género, la diferencia, el conocimiento y la educación misma.

Una parte central entonces, es reconocer que existen elementos del nuevo plan incómodos, que confrontan las creencias de la población. El rechazo social a ciertos planteamientos, es materia prima de la derecha para ganar la percepción; eso es lo que intentan hacer, aunque parezca absurdo, con el petate del muerto de una educación comunista o con el eje articulador de Igualdad de Género, tramposamente asociado a la ideología de género  o las críticas al uso de un  lenguajes no sexista, incluyente e inclusivo.

Es hora de abandonar la arrogancia, abrazar la humildad y actuar con determinación. El acercamiento y debate colectivo en las comunidades escolares es absolutamente indispensable, lo mismo que desactivar la inconformidad docente para despejar el campo de batalla; el terreno de la percepción será otro,

¿Y ahora, los responsables históricos del fracaso dicen que vamos al fracaso?

Ya lo vivimos en la reforma educativa de Peña Nieto 2013, los diseñadores de la reforma de Peña Nieto avasallaron al maestro con documentales, bombardearon a la población con de informaciones falsas sobre el trabajo educativo de las maestras, las denostaron a más no poder, hasta convertirlas en las culpables del bajo nivel educativo observado secularmente en las pruebas internacionales de aprendizaje (que sigue hata hoy)  y convertir la calidad educativa en el estandarte de esa reforma que tuvo sus diseñadores, promotores, gestores y operadores, todos con nombre y apellido.

Curiosamente, son esos mismos los que hoy critican ferozmente la actual reforma; ellos, los que impulsaron por más de tres décadas, una educación neoliberal cuyo regreso ansían para garantizar su propia estabilidad política, apuntalando de paso los micro-fascismos que se asoman peligrosamente en las escuelas y aulas.

El racismo, la discriminación, homofobia, xenofobia, intolerancia a las diferencias en general, se profundizaron gracias a la subjetivación neoliberal potenciada por sucesivas reformas educativas obsesionadas con los aprendizajes para generar un nuevo capital humano, con la construcción de competencias y un tipo de educación orientada a la formación de un sujeto empresario de si, individualista, competitivo e insolidario. A esto respondían el modelo educativo, los aprendizajes clave, la educación socioemocional y la autonomía curricular, al igual que los clubes, el mejor escenario para ejercitar las competencias y socializar al estudiantado en el terreno laboral propio del mercado.

Durante tres décadas, la educación estuvo en manos de empresarios disfrazados de sociedad civil, como Claudio X. González; de televisoras enemigas de los docentes y de la educación pública; de los que vieron crecer sus fortunas gracias a los recursos públicos que recibieron a manos llenas, como Salinas Pliego; de expertos neoliberales como Guevara Niebla, Eduardo Backoff y demás tecnócratas que contribuyeron a diseñar e imponer la reforma 2013; los mismos que a ratos fueron expertos de cabecera de la SEP y en otros momentos, ocuparon cargos clave en las diferentes administraciones.

Tuvieron todo a su alcance: presupuestos, instituciones, fieles colaboradores dentro y fuera del sistema educativo, excelentes relaciones con el Banco Mundial y la OCDE, siempre prestos a hacer recomendaciones. Entonces, ¿por qué no logramos subir ni siquiera un escaloncito en la prueba PISA, ENLACE o PLANEA??

La respuesta es clara: el deterioro educativo nacional no comenzó en la IV T, menos aún con el PE 22 y los LTG, tampoco con la pandemia; si alguien es responsable de ello son los mismos que hoy claman por mantener las asignaturas por disciplinas, una educación científica y libre de ideologías, argumentos que por cierto, son los mismos de la ultraconservadora UNPF, una organización que desde hace más de cien años, ha buscado erigirse como vocera de los padres, madres y familias mexicanas.

El gobierno de la 4T es responsable de aceptar una reforma constitucional en los términos de la derecha y en clave neoliberal, conserva el 80% de la del Pacto por México; he ahí una de las razones de peso para avanzar en una dirección completamente distinta. Habrá que reconocer esto y hacer un esfuerzo en serio, para que el magisterio recupere la confianza en el trabajo conjunto hacia la revolución de la educación que pretende la SEP. Esos neoliberales, apoyados e impulsados por el primer secretario de educación del gobierno de la transformación, Esteban Moctezuma Barragán, jefe del cartel de la reforma educativa.

Por eso le decimos a la SEP: ¡sin miedo a la revolución educativa! Es hora de confrontar a los neoliberales y fachos que recurren al falso discurso de la ausencia de la ciencia en los LTG para ganar la percepción de la población, cuando en el fondo, a lo que aspiran y por lo que suspiran es por el regreso del cártel educativo[2] para servirse y valerse de la educación pública para mantener la subjetivación neoliberal.

El riesgo es real: a mayor ruptura y debilitamiento del tejido social entre el magisterio, las familias y comunidades, mayor ganancia de pescadores tendrán. No es momento para titubear, no hay que las dejar puertas entreabiertas; la información, los debates y discusiones claras y fuertes, son necesarias para ganar la percepción de la población, y junto con ello, la confianza en un cambio que pretende ser revolucionario.

Es momento de explicar claramente y con la mayor contundencia posible, las características del nuevo, el tipo de educación que se propone, la relación que existe entre todos los componentes del PE-22, los ensamblajes necesarios entre el perfil de egreso, ejes, articuladores, campos formativos, fases de formación, grados escolares, progresión de aprendizajes y evaluación formativa para llegar al momento actual: los libros de texto gratuitos para que no queden aislados de todo el proceso de la revolución educativa.

De la comprensión del nuevo plan, depende la cohesión en torno al proyecto educativo de la 4T, y ésta a su vez, es fundamental, más aún el nuevo ciclo escolar  está a la vuelta de la esquina. Urge reconocer los vacíos, los errores, la desarticulación, los impedimentos que afectan la secuencia y coherencia lógica en la misma formulación del plan. De igual manera, regresar al terreno magisterial para fortalecer y restaurar la confianza magisterial, ahí donde se ha perdido; trazar las estrategias necesarias para que la autonomía profesional sea efectiva, sin demagogias desgastadas que aíslan a los iguales. No se nos olvide, estamos en medio de una guerra por las percepciones, de eso depende ganar o perder la revolución educativa.


[1] Ver: Roberto González Villarreal, Lucía Rivera Ferreiro, Marcelino Guerra Mendoza (2020) El pin parental: Materiales para enfrentar a la ultraderecha educativa. México, Editorial Fray Bartolomé de las Casas. Disponible en: https://insurreccionpedagogica.com/el-pin-parental/

[2] Lucía Rivera Ferreiro, Roberto González Villarreal, Marcelino Guerra Mendoza (2019) El cártel de la reforma educativa. Redes conceptuales, institucionales y operativas. México, UPN. Disponible en: https://editorial.upnvirtual.edu.mx/index.php/publicaciones/colecciones/horizontes-educativos/451-el-cartel-de-la-reforma-educativa


Publicado en Insurgencia Magisterial