Los libros de texto: política valiosa y perfectible

Desafortunadamente, el acceso a los libros de texto alrededor del mundo sigue siendo limitado.
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Jaime Torres Bodet, en su segundo periodo como secretario de Educación, inició en 1959 la política de libros de texto gratuitos (LTG) en México. Los planteó como un vehículo de diálogo y equidad. En Fragmentos de la tierra prometida, reconoció que renovarlos, mejorarlos y actualizarlos sería sin duda provechoso. De eso se trata cualquier política pública.

La reforma educativa de 2019 presentó la nueva escuela mexicana, que prioriza la equidad, la excelencia y la mejora continua de la educación. Ante ello, se han emprendido ejercicios para que los LTG incorporen los fines de este paradigma educativo, como el respeto a la dignidad humana.

En este contexto, es pertinente asomarnos a la escena global. Como se sabe, el objetivo de desarrollo sostenible 4 de la Agenda 2030 del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo refiere el compromiso de garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad. En torno a él se firmó un Marco de acción, que incluye enfoques estratégicos, dentro de los cuales se indicó la necesidad de que los establecimientos educativos dispongan de recursos adecuados, distribuidos equitativamente, y de que los libros y en general los materiales de apoyo al aprendizaje se adapten al contexto y no sean discriminatorios.

De acuerdo con el Tercer Estudio Regional Comparativo y Explicativo 2015, entre los principales factores que afectan el rendimiento escolar están los recursos disponibles en el aula: las y los estudiantes que tienen individualmente un libro presentan un mejor desempeño. Cierto, los libros de texto por sí solos son insuficientes para incrementar el logro de los aprendizajes. Se requiere la intervención de otros factores y actores, notablemente de maestras y maestros, quienes propician que el estudiantado se apropie de los contenidos curriculares plasmados en los libros de texto.

Estudios en América Latina y África Subsahariana apuntan que estos mate- riales potencian el rendimiento académico. En Ghana, por ejemplo, los hallazgos de la evaluación a un programa que ponía a disposición de los alumnos libros de texto, demostraron que incidían significativamente en la mejora de los resultados educativos. De ahí que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) recomiende que los sistemas educativos nacionales cuenten con estrategias de producción y distribución de libros para todo el alumnado, especialmente para los grupos en situación de vulnerabilidad.

Desafortunadamente, el acceso a los libros de texto alrededor del mundo sigue siendo limitado. El Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación advertía en 2015 que hay un grupo de países –entre ellos Argentina, Costa Rica, Guatemala, Honduras, Panamá y República Dominicana– donde sólo entre 40 y 60% de estudiantes de sexto grado disponen de libros de texto.

Cabe congratularse de que en México los LTG hayan apoyado el aprendizaje de niñas y niños desde hace más de sesenta años. Para el próximo ciclo escolar la meta de distribución es de 154 000 000 de libros. Se trata de una política que de- be perdurar, pero también actualizarse. Al respecto, la UNESCO apunta algunos desafíos centrados en tres rubros en favor de una cultura de paz: los libros de texto pueden contribuir a concientizar sobre la diversidad cultural, de creencias y de categorías de género; pueden fomentar el respeto por la pluralidad, la tole- rancia y la mutua comprensión; y desarrollar el pensamiento crítico frente a los prejuicios y estereotipos para construir un orden social justo y equitativo.

El papel de la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (Mejoredu) sin duda será fundamental en las acciones que se emprendan a fin de enfrentar tales desafíos. Con objeto de contribuir a una mayor comprensión de éstos, Educación en movimiento aborda el tema desde diversos ángulos y perspectivas.


Editorial publicado en el Boletín ‘Educación en Movimiento’ 7, tercera época de Mejoredu.