A partir de que inicia el presente mes de diciembre y de cara a las elecciones del próximo año, reviste especial importancia el hacer un balance de los pros y contras que se han dado en cada uno de los espacios en que se han desarrollado las decisiones en el ámbito público del actual gobierno federal.
Más allá de la avalancha mediática que viviremos en los próximos meses en donde, a decir del Investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México Diego Valadez, viviremos tal vez la peor tormenta de spots políticos que tengamos memoria con más de cincuenta millones, en donde muchos de ellos vendrán de la publicidad oficial, conviene revisar los datos duros que nos ofrece la realidad.
Un aspecto primario tiene que ver con la distribución de plazas en educación básica en donde, aparte de la opacidad con que se han ocultado, distribuido y aplicado los recursos en las entidades federativas –bajo una normatividad legal que lo permite y estimula-, en donde, además, se presenta un problema en la asignación de puestos directivos, la falta del acompañamiento que por ley debe de darse a las y los maestros nóveles porque no se les ha pagado quienes debieran fungir como tutores y la falta de pago que raya en más de medio año y algunos casos más de un año de quienes han cubierto su labor en los grupos para que las niñas y los niños no se queden sin clases por parte del magisterio nacional.
En la Educación media superior las cosas no pintan del todo bien, pues el señalamiento hecho por el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) hace unos días de que, a pesar de que el enfoque por competencias llegó al nivel hace ya algunos años, a partir de los resultados de la Evaluación de la Oferta Educativa en Educación Media Superior (EVOE), presentada en días pasados, los resultados indican que los docentes de este importante nivel, no han sido formados pedagógica ni didácticamente, por lo que se señaló que cualquier modificación curricular requiere una estrategia de gestión del cambio que sea pertinente a las características de los docentes.
Otro aspecto que sin duda habrá de causar efectos colaterales en el futuro, tiene que ver con el abandono de las Escuelas Normales Públicas del País, no solamente por la falta de una respuesta integral al posicionamiento que hizo el INEE hace ya más de dos años, sino el abandono y precarización del presupuesto hacia las mismas, a pesar de que el mismo Organismo Autónomo ha afirmado que de las Normales han egresado los mejores resultados en los exámenes de ingreso al servicio.
Finalmente, y para no dejar ninguno de los niveles fuera, la crisis que viven las universidades públicas de 7 entidades debe de preocuparnos, puesto que es sólo la punta del iceberg que se vive en el sistema educativo, en donde, en este nivel educativo que durante décadas fue el destino de grandes inversiones, en los últimos 3 años, el Gobierno Federal redujo en un 74% el presupuesto para atender los problemas estructurales, a pesar de que el sentir universitario era de incrementar el monto de manera permanente.
Difícil entender las razones de que eso suceda cuando, sumando los gastos para promocionarse, los dos últimos sexenios se haya gastado más de 78,500 millones de pesos para promocionar sus avances, dejando de lado aquello que en verdad hace la diferencia como lo es la educación en todos sus niveles.
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