La reforma al Art. 73 de la LGE y la ignorancia legislativa

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¿Se imaginan qué poder tremendo tendrá un padre o una madre al leer que el docente deberá permanecer en las aulas para la entrega y recepción de los menores?


Desde hace varios años, quienes gustamos de estar enteradas o enterados de todo cuanto ocurre o afecta el ámbito educativo, hemos sido testigos del lastre que se ha convertido “legislar” en nuestro país; ya sea en la cámara de senadores o en la de diputados, se han hecho o establecido leyes con los pies; sí, así como suena: con los pies. Esto se debe, probablemente, a que los “representantes del pueblo” que llegan a pisar esos recintos han tenido (o tienen) escaso o nulo conocimiento sobre los distintos fenómenos que son latentes en el sistema educativo nacional o, por el contrario, tan los conocen, que no han hecho nada para atender las causas de muchos de los problemas que existen. No sé si se recuerde, pero, por ejemplo, hace unos años se encontraban maestros de formación y que eran “gente” de la CNTE en alguno de esos espacios como Adela Piña o Azael Santiago Chepi; vaya, actualmente se encuentra ahí tan flamante líder del SNTE y… ¿qué hicieron o que han hecho? La historia habrá de juzgarlos. En fin.

Este tema lo traigo a colación por el conocimiento que tuve hace unos días de la aprobación de una iniciativa de ley en la cámara de diputados, con relación al Artículo 73º de la Ley General de Educación que, como sabemos, establece medidas para garantizar la protección y el cuidado necesarios de las y los menores de dieciocho años afín de preservar su integridad física, psicológica y social sobre las bases del respeto a su dignidad y derechos, así como también, sobre la disciplina escolar y la capacitación que deben recibir los docentes en estos rubros.

Esta iniciativa no es nueva, una búsqueda rápida en la red me permitió conocer que María Chávez Pérez, del “grupo parlamentario” MORENA ya la había presentado en comisiones en 2020, solo que el texto que aparece en la recién aprobada es más corto, pero bueno, regresando a esta propuesta, imagino, como buena parte de las cosas que ocurren en nuestro país que, como tal, durmió el sueño de los justos todo este tiempo, hasta que en mayo de 2025 Alberto Maldonado Chavarín, también de MORENA, tal vez se acordó que había una propuesta de decreto en esta materia y la hizo suya (tal y como sucede con tantas y tantas cosas en nuestro México), solo que el texto, como decía, es más corto, quedando de la siguiente manera: Artículo 73: “… En el caso de los planteles educativos de educación inicial, preescolar y primaria, el personal docente (educadoras, maestras y maestros, asistentes) deberán permanecer en las aulas para la entrega y recepción de los menores. En el caso de la entrega de los alumnos, el personal responsable solicitará la identificación correspondiente a la persona autorizada. Por ningún motivo se entregará al infante a personas menores de edad, así como padres, madres de familia, tutores y/o familiares en estado inconveniente (alcoholizados o bajo los efectos de alguna que ponga en peligro la seguridad del menor) …”.

No, no es suficiente para las y los docentes, la realización de un Consejo Técnico Escolar cada fin de mes o en periodos intensivos como el que se aproxima; tampoco lo es el diseño de un programa analítico o el programa de mejora continua y su consecuente desarrollo, seguimiento y evaluación; mucho menos lo es la elaboración de un diagnóstico académico y/o socioeducativo para su posterior aplicación en el grupo asignado afín de contar con insumos para la toma de decisiones didáctico-pedagógicas y para el trabajo docente.

No, no creo que sea suficiente que las y los profesores realicen todo tipo de actividades para la adecuación, mejora o rehabilitación de espacios escolares de las instituciones porque el “recurso que manda la SEP” no alcanza; mucho menos lo es la aplicación de los ejercicios integradores del aprendizaje y cuyos resultados se conocen en esa SEP anquilosada y arcaica, pero nunca por las y los maestros.

No, tal parece que tampoco es suficiente la elaboración de cada uno de los proyectos por comisión (acción social, biblioteca, seguridad y protección civil, vida saludable, salud escolar, lectura, disciplina, puntualidad y asistencia, entre otras) que existen en la escuela, obviamente considerando su ejecución; o, mucho menos lo es la conformación de los expedientes de los alumnos, así como el llenado y/o revisión de la ficha de salud escolar de estos.

Claro, si lo anterior no es ni tantito suficiente, tampoco lo es el llenado de diversos formatos o bases de datos sobre los estudiantes y sus familias; o la coordinación de actividades con especialistas en diversas áreas para la atención de niños o niñas con alguna discapacidad (si así fuera el caso); pero también la reunión con padres y madres de familia que regularmente se realiza cada tres meses.

Obviamente que si todo lo que he expuesto no es suficiente, tampoco lo es la elaboración de la planeación de la enseñanza, la elaboración de material didáctico, la atención a padres de familia por temas específicos, la planeación y desarrollo de los simulacros o actos conmemorativos (por los sismos o por los recién impuestos protocolos de seguridad escolar), el llenado de la bitácora escolar, los registros de incidencias, los programas cívicos o socioculturales por el 13 y 15 de septiembre o el 20 de noviembre, los ensayos por la realización de las más diversas actividades decembrinas en cada una de las escuelas o comunidades; en fin, NO, ESTO NO ES SUFICIENTE, porque de acuerdo a los brillantes legisladores que tenemos en estos días, nada de esto es suficiente, porque además de existir PROTOCOLOS Y MANUALES DE SEGURIDAD ESCOLAR que indican las acciones para la entrega recepción de las y los menores y que en la escuela hasta el hartazgo se les han hecho saber a las y los profesores, alguien tuvo la extraordinaria idea de plasmar en la Ley General de Educación que el docente deberá permanecer en las aulas para la entrega y recepción de los menores; caray, solo faltó que, a otra u otro flamante legislador, se le ocurriera proponer que las y los maestros deben quedarse a vivir en las escuelas.

¡Qué sandez!

No niego que salvaguardar la integridad física, emocional y psicológica de las y los menores no sea importante y harto necesario; de hecho, en mi artículo de la semana pasada intitulado “La princesa de papá” argumenté bastante al respecto, lo que me parece increíble es que se propongan este tipo de iniciativas cuando, desde hace tiempo se vienen realizando una serie de acciones, muchas veces hasta sin la existencia de las mismas leyes, para proteger a las y los estudiantes. Señoras y señores diputados y senadores, salgan de sus castillos de privilegio y ensúciense los zapatos visitando las escuelas y hablando con las y los maestros. No sean malitos, también observen y conozcan el actuar de las madres y padres de familia. Aquí podrían tener un conocimiento más fino para “legislar” leyes que involucren esa triada que es fundamental en el proceso educativo. Bien señalaba Goethe hace varios años: “nada hay más terrible que una ignorancia activa”.

A ver; es claro que el docente tiene un grado de responsabilidad, por ejemplo, en la recepción y entrega de las y los alumnos, pero… ¿acaso las y los padres de familia no tienen la misma responsabilidad o una mayor que la del profesorado? Hasta el cansancio se ha dicho que alguna parte de esos padres y madres hacen uso de ese derecho del que gozan sus hijas e hijos para hacer lo que se venga en gana en los planteles escolares y nadie dice ni hace nada; es literal, nadie dice y hace nada. Caso concreto acontecido hace un par de semanas en el estado de Tlaxcala, una madre de familia denunció y demandó a una escuela porque, a decir de ella, se había puesto en riesgo la integridad de su hijo porque el plantel y el director y docente responsable actuaron conforme a los protocolos establecidos en virtud de que la señora tardó en recoger a su hijo dos horas y media después de la hora de salida que es a la una de la tarde. Al ser requerido el directivo y el docente por su autoridad inmediata recibieron un fuerte llamado de atención y la advertencia de que, conforme al desarrollo de las diligencias en las instancias correspondientes, se analizaría su probable sanción en este caso. Al acudir a su representación sindical con la intención de que fueran defendidos en sus derechos y haberes, la respuesta fue una rotunda indiferencia hacia estos dos profesores. En la semana que está terminando, se supo que la madre de familia denunciante, el día que tardó en recoger al menor había estado en un restaurante, en el festejo del cumpleaños de su jefe y con sus compañeros de oficina hasta las tres y cuarto.

No, el problema no es que se hagan o establezcan leyes, el gran problema es que se legislan leyes que generan mayor irresponsabilidad por parte de muchas y muchos padres de familia. De hecho, se sabe que muchas y muchos de estos ya no ven a la escuela como un espacio para la enseñanza y el aprendizaje, más bien, las miran como las guarderías que tienen a la mano y donde cuentan con sirvientes a su antojo.

¿Se imaginan qué poder tremendo tendrá un padre o una madre al leer que el docente deberá permanecer en las aulas para la entrega y recepción de los menores? No se olvide que toda ley es interpretativa y que siempre el estado salvaguardará el bienestar de las Niñas, Niños y Adolescentes.

Al tiempo.

Referencias:

  • Propuesta de iniciativa de la diputada María Chávez Pérez: https://sil.gobernacion.gob.mx/Archivos/Documentos/2020/09/asun_4078686_20200929_1601420407.pdf#:~:text=INICIATIVA%20QUE%20REFORMA%20Y%20ADICIONA%20EL%20ART%C3%8DCULO,CH%C3%81VEZ%20P%C3%89REZ%2C%20DEL%20GRUPO%20PARLAMENTARIO%20DE%20MORENA
  • Propuesta del diputado Alberto Maldonado Chavarín: https://sil.gobernacion.gob.mx/Archivos/Documentos/2025/06/asun_4902942_20250604_1749050565.pdf

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