La escuela y las familia

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Cuando los vínculos con las familias se tejen desde la empatía, el diálogo y la cooperación, el aprendizaje se enriquece…


padres de familia en la escuela

La labor del maestro se extiende más allá del aula: implica comprender el contexto, los saberes familiares y las condiciones que acompañan al aprendizaje.”- Laura Petrelli.

En el entramado de la vida escolar, la relación entre docentes y familias constituye uno de los pilares más significativos del proceso educativo. En los centros escolares, la labor cotidiana de maestras y maestros no se limita a la enseñanza formal, sino que se extiende a la construcción de vínculos que fortalecen las trayectorias formativas de sus estudiantes.

Estas relaciones no son estáticas ni homogéneas, se transforman conforme cambian las realidades sociales, culturales y económicas de las comunidades, y demandan del personal educativo una sensibilidad particular para reconocer las condiciones, expectativas y posibilidades de cada familia.

Establecer una relación sólida con las familias exige del personal un alto nivel de conocimiento, preparación y experiencia. No se trata únicamente de invitarles a participar en actos escolares o reuniones informativas, sino de crear espacios de diálogo genuino donde puedan compartir saberes, preocupaciones y propuestas. La escuela es hoy un núcleo de relaciones pedagógicas que debe propiciar encuentros basados en el respeto y la corresponsabilidad. En este sentido, el docente se convierte en mediador entre saberes escolares y comunitarios, reconociendo que las familias poseen también conocimientos valiosos que nutren la enseñanza y favorecen el aprendizaje.

La diversidad de estructuras familiares contemporáneas exige a la escuela una apertura que reconozca y valore las múltiples formas de acompañamiento que adultos ofrecen a sus hijos. Este reconocimiento implica dejar atrás visiones que idealizan un solo modelo de familia y avanzar hacia prácticas inclusivas, empáticas y contextualizadas. Cada familia aporta una manera distinta de entender la educación y de vincularse con la escuela; por ello, la labor educativa requiere una lectura crítica del entorno para comprender factores que inciden en la participación familiar y en los aprendizajes de estudiantes.

El trabajo con familias también revela tensiones. En ocasiones, la distancia, el desconocimiento o las condiciones socioeconómicas dificultan el acercamiento. No obstante, incluso en contextos adversos, las y los docentes buscan alternativas para integrar a las familias a los proyectos escolares, fortaleciendo la confianza y el sentido de comunidad. Estos esfuerzos evidencian que el aprendizaje no ocurre únicamente dentro de las aulas, sino que se construye de manera colectiva entre escuela, familia y comunidad.

La escuela, en este horizonte, deja de ser un espacio cerrado para convertirse en una comunidad viva, diversa y reflexiva. Cuando los vínculos con las familias se tejen desde la empatía, el diálogo y la cooperación, el aprendizaje se enriquece y la educación se convierte en un proceso compartido. Porque la educación, es el camino…

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