Insensata celebración de la SEP luego de la caótica evaluación de los maestros que aspiran a una plaza docente en educación básica y media superior.
Su piedra en el zapato, es decir la CNTE, le arruinó la logística del concurso de oposición, que dicho sea de paso, es el primero en el marco de la reforma educativa, que tiene a la evaluación magisterial como el pilar de la calidad educativa.
De ahí que el sentido común no alcance para entender las delirantes declaraciones del Coordinador Nacional del Servicio Profesional Docente, Ramiro Álvarez Retana, que falazmente definió a la evaluación de los nuevos docentes como “copiosa e histórica” y que de esa manera, se confirmaba que la reforma educativa era ya una realidad.
Ramplona alegría se da de bruces si se considera que el boicot de la CNTE al concurso de oposición en Michoacán y Oaxaca alcanzó dimensiones nacionales a grado tal, que los aspirantes tuvieron que guardar sus ganas de conocer los resultados para el 3 de agosto, mientras que los que no pudieron presentar el examen tuvieron que trasladarse hasta el Distrito Federal para hacer valer el supuesto derecho a ser evaluado.
Si el éxito del proceso de evaluación para el ingreso docente se mide con corazonadas, me parece que estamos en problemas.
Lo que vimos fue la fragante violación a la convocatoria de la propia autoridad educativa, así como del autónomo organismo de la evaluación, el INEE.
Cambio de sedes y tiempos no cumplidos son eso; violentar una convocatoria con precisiones de operación concretamente definidos, lo cual permea la legalidad y más aún, la certidumbre de los participantes.
¡Bienvenidos pues los que dudan del concurso de plazas docentes!