El Gobierno de Enrique Peña Nieto errático de principio a fin, tuvo la osadía de tumbar a Elba Esther Gordillo Morales de la dirigencia del SNTE no para castigar sus excesos y corrupción, sino porque era una piedra en el zapato para, primero aprobar, y luego implementar su reforma educativa.
Sin embargo, hizo de Elba Esther Gordillo Morales una perseguida del poder, una presa política, una heroína que, tras su liberación en agosto de 2018, puede pasearse por las pasarelas magisteriales como inocente de toda acusación, así como una valiente defensora de los maestros y de la educación pública.
La misma Elba Esther que Carlos Salinas de Gortari encumbró como dirigente del SNTE y que combatió con todo rigor las expresiones democráticas en las entretelas del Sindicato más grande de América Latina, hoy quiere jugar con reglas democráticas para volver a dirigencia a través del “voto secreto, directo y universal” de los trabajadores de la educación. Sí, a través del “voto secreto, directo y universal”.
Dice que no quiere venganza, sí justicia…y claro también; lo que considera suyo y solamente suyo: el SNTE.
También advierte que ya es tiempo de un relevo generacional en el Sindicato de maestros, sin embargo no deja de ser paradójico que lo advierta la más excelsa representante del sindicalismo mexicano que se instaló para someter la voluntad de los trabajadores.
A esta “bondad” de mujer le preocupa también que la dirigencia del SNTE esté en las manos de inútiles como Alfonso Cepeda Salas, quien es el sucesor de otro inútil como Juan Díaz de la Torre.
Y es que a esto apuesta tan valerosa mujer: acusar de “buenos para nada” a los actuales dirigentes del SNTE y presentarse como la “demócrata” que necesita el magisterio para rescatar al Sindicato.
Y no le falta razón, la actual dirigencia del SNTE es una cauda de inútiles, sin embargo, Elba Esther no es ni por asomo el nuevo rostro que el Sindicato exige, es a lo mucho la misma que siempre fue: una ambiciosa del poder.
Por eso no me queda la menor duda de que sería escandaloso que este ícono de la antidemocracia regrese por sus fueros al SNTE.
Y de ninguna manera voy a sostener que el regreso de ‘La Maestra’ sería un retroceso porque desde que la tumbaron de la dirigencia, el sindicato sigue siendo el mismo, no ha avanzado en nada. Es más, tanto Juan Díaz de la Torre como Alfonso Cepeda Salas, al igual que Elba Esther, se han orinado en la democracia a su gusto y gana.
El punto es que actualmente se debate y construye la reforma laboral del Gobierno de López Obrador la cual traerá nuevas reglas para los trabajadores. Y es con esta reforma que se va a materializar la democracia sindical que está en el discurso del Presidente López Obrador.
Habrá que esperar qué traen esas reglas y cómo se va a garantizar la libre y genuina participación de los maestros.
De antemano se debe considerar que hay una corriente “Gordillista” muy fuerte que tiene toda la intención de recuperar lo perdido. De hecho esa corriente operó a favor de López Obrador en las elecciones presidenciales y hoy, como buenos “Gordillistas”, buscan cobrar ese apoyo.
El comentario aparte:
Fue un exceso del Presidente López Obrador prometer la cancelación de la reforma educativa. Eso no se cumple por voluntad propia porque se trata de una reforma a la Constitución que exige mayoría calificada.
Hay que decirlo, el Presidente no tendrá los votos necesarios para aprobar una reforma educativa que deje satisfecha a la Coordinadora. Hay oposición que suma o resta votos. Así de sencillo.