El viejo rostro del “nuevo” sindicalismo

¿Qué es, o cuáles son los factores que inciden, e incluso determinan, la permanencia de dirigentes “charros” (entreguistas) más allá de toda norma y ...
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“Los ‘grandes’ líderes sindicales de México son lo que parecen y lo que aparentan: viejos dictadores, caciques depredadores, el club de la eternidad. Una relación perversa con el poder les ha permitido forjar una gerontocracia tan profundamente antidemocrática que se han convertido en representantes emblemáticos del régimen antiguo; no admiten la crítica, ni ejercen la autocrítica, son adaptables a cualquier escenario, situación o ideología; y un despotismo ilustrado caracteriza su comportamiento; empero, el fraude radica no en engañar a sus representados, sino en que han traicionado sus principios.” *

Éste es un párrafo que bien pudo haber sido escrito el pasado lunes con ocasión del Día del Trabajo, y en relación a la reunión que el Presidente López Obrador sostuvo en Palacio Nacional con dirigentes sindicales,. 

En una composición gráfica que publicó en su portada El Universal el martes 2 anterior vemos un muestrario de los dirigentes obreros en nuestro país, quienes encajan perfectamente con la descripción del párrafo citado al comienzo de este escrito, y que pertenece al libro “Los amos de la mafia sindical”,  Ed. Planeta 2013, de Francisco Cruz Jiménez.

Ahí aparecen muy sonrientes y joviales, faltaba más, los dueños de los sindicatos y centrales obreras: Napoleón Gómez Urrutia, dirigente de los mineros desde 2002; Víctor Flores (ferrocarrileros, 1995); Rafael Riva Palacio (trabajadores de Infonavit, 1977); Carlos Aceves del Olmo (cetemistas, 2016, si bien forma parte de la cúpula desde hace más de 30 años); Joel Ayala (burócratas federales,1996); Martín Esparza (electricistas SME, 2005). A ellos hay que sumar, por ejemplo, a Víctor Fuentes del Villar (electricistas CFE, 2005).

Por supuesto que todos ellos tienen como modelo a seguir a Fidel Velázquez, con sus 97 años de existencia y 53 de cacique cetemista.

La historia sindical mexicana está llena de estos “próceres”, comenzando por el propio Fidel. Y ahí tiene usted a La Quina Hernández Galicia, quien controló el sindicato petrolero desde 1961 hasta 1989 en que fue defenestrado en el gobierno de Carlos Salinas de Gortari; de los petroleros también, Carlos Romero Deschamps, con 26 años al frente.  Otro Carlos, Jonguitud Barrios, dominó el gremio magisterial desde comienzos de los 70 hasta que fue echado también en el sexenio de Salinas, siendo sucedido por Elba Esther Gordillo, que ejerció igualmente un largo cacicazgo, que ha estado afanosamente buscando reconquistar.

¿Qué es, o cuáles son los factores que inciden, e incluso determinan, la permanencia de dirigentes “charros” (entreguistas) más allá de toda norma y de todo sentido común, y consecuentemente la existencia de sindicatos blancos en detrimento de los propios sindicalizados?

Encontramos por lo menos dos: la abulia de los trabajadores (somos agachones y simuladores, diría Octavio Paz), y la ausencia de escrúpulos (algunos le dicen “poca madre”) de los dirigentes, alentados, protegidos y cooptados por los propios patrones quienes, junto con los gobiernos, son los principales beneficiarios de la llamada “estabilidad laboral”.

Cuando se observa este panorama, numerosas personas afirman que hay poco para celebrar el 1 de mayo, pues la deuda de justicia sigue en pie, porque hoy existen trabajadores que son hostilizados y maltratados, a no solamente por la parte patronal, sino  y aun más por quienes supuestamente debieran defenderlos, en una abierta y ruin complicidad.

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