Fue “más de lo mismo” la reunión con el Presidente Enrique Peña Nieto, señalaron los padres de los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos desde el pasado 26 de septiembre en Iguala, Guerrero.
El ejecutivo de la nación no les dio respuestas sobre el paradero de sus hijos, solamente el mismo recurso discursivo desde la desaparición de los jóvenes a más de un mes de la tragedia.
El caso Iguala sin dudas ha sumido al Gobierno Federal en una profunda crisis, que tras la renuncia de Ángel Aguirre, quedó como el único responsable de cumplir con la justa demanda de los familiares de los normalistas.
Claro está que con el dignísimo grito de ¡vivos se los llevaron, vivos los queremos! los familares en agravio no aceptarán otra versión que no sea la presentación con vida de sus hijos.
Lo sabe el Presidente Peña Nieto que se juega la estabilidad de su Gobierno pues fue advertido por los padres de los estudiantes que la próxima reunión será para que el ejecutivo de la Nación les ofrezca resultados, pero que estos además, sean convincentes.
Y es que el posible escenario de presentación de los 43 normalistas, pero sin vida, agravaría (aún más) el entorno polarizado de violencia y crímenes de Estado que se creían superados en el imaginario México de la insipiente “democracia” y sus “ejemplares” instituciones.
En ese tenor, el Presidente Peña se encuentra acorralado, entre la espada y pared, en serios; pero muy serios aprietos.