El INEE pobre, sublime creación de los legisladores tras la reforma al artículo tercero constitucional.
No es cosa menor la responsabilidad del organismo de la evaluación, sin embargo, en su primer año en el marco de la reforma educativa, al INEE lo mandaron a la guerra sin fusil.
Recordaré aquí la comparecencia de los consejeros del instituto con la comisión de educación del Senado de la Republica el 12 marzo de 2014.
En dicha comparecencia, Sylvia Schmelkes señaló que el organismo tenía un déficit de 300 millones de pesos que no le permitían cumplir con sus responsabilidades constitucionales.
Detalló en ese entonces que el INEE operaba con el 70 % del presupuesto que originalmente le correspondía para realizar sus funciones.
Ahí mismo, los senadores elaboraron un punto de acuerdo para que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público asignara al INEE los 300 millones de pesos que le hacían falta a su presupuesto.
En pocas letras, el flamante INEE, había nacido pobre frente a la dimensión del encargo que los propios legisladores le habían concedido.
Nada nuevo cuando es bien sabido que tales parásitos legislan con las patas.
En contraparte, el Pobre INEE, el que empieza a dejar mucho que desear de acuerdo a sus resultados.
Soy uno de los tantos convencidos de la alta academia de sus consejeros, sin embargo, eso ya no es suficiente.
Por citar un ejemplo: la evaluación de los aspirantes a una plaza docente en los Estados de Michoacán y Oaxaca, ambos, bajo el dominio de la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación (CNTE).
En tales entidades era un hecho que la evaluación iba a tener complicaciones. Anticipando el reto que significaba pisar territorio de la CNTE, los consejeros del INEE prefirieron nadar de a muertito y no movieron un dedo para garantizar la aplicación cabal del examen de ingreso al servicio docente, sin contratiempos y conforme a la convocatoria nacional.
Les resultó más rentable pasearse por otras entidades que no representaban riesgo para sus fotos oficiales con los Gobernadores en las famosas firmas de colaboración entre el instituto y los Estados.
Y es que supone la lógica que donde persiste la resistencia, es ahí donde se debe comenzar. El problema es que el INEE, o es timorato, o al igual que la SEGOB, gusta administrarse los conflictos con los maestros disidentes.
El INEE pobre y el pobre INEE son en resumidas cuentas uno mismo: el propio INEE.
Me preocupan ambos…pero más el pobre INEE.
– – – VAYA DISLATE de la SEP y sus exámenes rojos. Dizque según para evitar que sean fotocopiados.
Hasta donde nos ha llevado su rastrera corrupción. ¡Sin palabras!