Sobre la evaluación del desempeño docente que se aplicará en 2017, el INEE hizo cambios que consistirán principalmente en la mejora de los instrumentos; ampliación del informe de responsabilidades profesionales; la formación y el acompañamiento al docente antes, durante y después del proceso de evaluación; y el desarrollo de una parte sustantiva de la evaluación en las propias escuelas.
El replanteamiento considera tres etapas en vez de las cuatro del modelo de evaluación del desempeño docente 2015:
1) Un informe de responsabilidades profesionales por parte de la autoridad escolar, ampliado con la identificación que hace el propio docente de sus fortalezas y espacios de mejora (se hará por rúbrica y se realizará en la escuela);
2) Un proyecto de enseñanza que integra la planeación e implementación de una secuencia didáctica, y la reflexión en torno al logro de los aprendizajes esperados (se realizará en la escuela y se calificará con rúbrica).
Este proyecto de enseñanza consiste en: a) la elaboración e implementación de una planeación didáctica de 3 a 5 clases, que atienda las necesidades de su grupo, considere condiciones de la escuela e incorpore elementos del contexto sociocultural en el que ésta se ubica; b) la selección de algunas evidencias del trabajo de sus alumnos; y c) un reporte con la reflexión respecto del logro de los aprendizajes esperados, así como del alcance y las limitaciones de su intervención docente.
3) Un examen de carácter nacional de conocimientos y curriculares o disciplinares y pedagógicos (se aplicará en sede, en diferentes fechas, durante el ciclo escolar).
El INEE estima que la etapas de dicha evaluación se desarrollarán en un tiempo de 12 semanas, con una etapa previa en la que se ofrecerá un programa de apoyo para el fortalecimiento y actualización en conocimientos pedagógicos, disciplinarios o curriculares.
La formación comenzará en el primer semestre de 2017; la primera evaluación se realizará durante el segundo semestre de ese año.
En el ciclo escolar 2017–2018 participarán los maestros que trabajen en escuelas o planteles regulares de organización completa.
En el ciclo escolar 2018–2019, se incorporarán maestros que trabajen en preescolares y primarias indígenas, en escuelas preescolares, primarias y secundarias multigrado, y en telebachilleratos o telebachilleratos comunitarios.