Desde que el eterno candidato a la presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador, comenzó a nombrar a los integrantes de lo que sería su gabinete presidencial, muchas y muchos advirtieron la difícil separación del neoliberalismo que tanto se criticaba o denostaba con el proyecto de “izquierda” que se impulsaba. En el sector educativo, caso concreto, fue la designación de Esteban Moctezuma Barragán como Secretario de Educación, pues su vínculo con el empresario mexicano Ricardo Salinas Pliego era más que evidente.
Hablando del tema, para pocos es desconocido que Moctezuma Barragán estuvo en el gobierno de Ernesto Zedillo, así como también, el que haya participado activamente en la campaña de Francisco Labastida Ochoa que, como sabemos, la derrota de este y del partido que lo colocó en esa campaña, abrió las puertas a la aparición de nuevos personajes en la escena política, más no a un posible cambio de régimen y mucho menos de algo que en los últimos años no se cansan de pronunciar: transformación.
¿No acaso Esteban Moctezuma llegó a fundación Azteca en 2002 y supuestamente la “dejó” en 2018?, ¿no acaso tal cuestión le significó ser el más fiel empleado de Salinas Pliego por poco más de 16 años?, ¿no acaso este vínculo le trajo buenos dividendos al expresidente López Obrador cuando, estando en campaña, nadie le abría espacios en los medios de comunicación?, ¿no acaso por esos misteriosos arreglos entre partes, Barragán llegó a la Secretaría de Educación Pública llevándose a la misma a otros fieles súbditos de Pliego y compañía? En fin. Es evidente que el empresariado y todo lo que ello representa en el modelo neoliberal estuvo en el gobierno lopezobradista; y aun antes de él.
¿De qué sirvió haber colocado a las profesoras Delfina Gómez y Leticia Ramírez al frente de la SEP si el modelo neoliberal nunca dejó ser parte de las políticas educativas del lopezobradorismo porque sus raíces eran tan profundas en el estado-gobierno y, en consecuencia, jamás fueron tocadas por quienes se supone detestaban dicho modelo? Caso concreto y muy específico, la nefasta Unidad del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros (USICAMM), copia barata y mal hecha de la Coordinación Nacional del Servicio Profesional Docente (de 2013), órganos encargados de los procesos de ingreso, promoción y reconocimiento del profesorado mexicano en dos sexenios; una suerte de esquema neoliberal, tan neoliberal como el mismo neoliberalismo, dirigido nada más y nada menos que por otra profesora que, de acuerdo a sus ideologías y trayectoria política, estaba en contra de ello, me refiero a Adela Piña Bernal, pero bueno, regresando al tema de Ricardo Salinas Pliego, a pesar de tener adeudos con Hacienda y los escándalos en que se vio envuelto con López Obrador, no fue (ni será) tocado por esos integrantes de la “izquierda mexicana” en el poder y, por lo tanto, si esto no fue sin será un hecho, mucho menos lo harán con ese neoliberalismo que tanto se detesta.
Sí, el neoliberalismo y el empresariado (con todo lo que estos representan) corren por las venas de esa izquierda que se ufana de ser mexicana, llamémosle Morena y compañía.
Con la actual presidenta Claudia Sheinbaum la cosa no cambió en demasía. El anuncio tan esperado por buena parte del magisterio dejó mucho que desear; un nuevo Pacto Por México se había firmado al colocar al frente de la SEP a Mario Delgado Carrillo, impulsor de la reforma educativa de 2013 que tanto denostó y agravió al profesorado mexicano. De ninguna forma se podrían olvidar las declaraciones de este “representante del pueblo” e integrante (en ese entonces) del PRD, que señalaban que su partido y él mismo estaban muy comprometidos con la calidad educativa y el desarrollo de los maestros a través de su desempeño profesional y de la aplicación de un sistema nacional de evaluación, sistema que terminó por violentar los derechos laborales y profesionales de las y los maestros. Esto sin olvidar su presunto vínculo con Claudio X. González, otro empresario que, si mi memoria no me falla, produjo el “documental” De panzazo, a partir del cual comenzó una severa denostación hacia los trabajadores de la educación mexicanos.
Tal vez por ese vínculo con el empresariado es que a nadie le extrañó que recientemente, dada la implementación del programa Vida saludable en todas las escuelas del país, el Secretario de Educación se haya sentado en la mesa a “dialogar” con estas empresas de alcance global, pero además, el que aparentemente haya tomado ciertos “acuerdos” con estas; de hecho, como se recordará, la misma presidenta, en una de sus acostumbradas mañaneras del “pueblo” salió en defensa del mentado secretario por los “ataques” que había estaba recibiendo este funcionario.
Ahora bien, no hay que perder de vista que, aunque la misma presidenta y este secretario, hasta el hartazgo hayan expresado que se eliminará la USICAMM, la verdad es que solo será sustituido por otro igual o peor, solo que en este caso el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) a través de Cepeda Salas o, como algunos le llaman “El charro mayor”, tendrá metidas las narices en prácticamente todos los procesos, ¿cuál transformación entonces? Repito, no puede haber otro esquema más neoliberal que aquel que puso en marcha el gobierno peñanietista, lo continuó el lopezobradorismo y así seguirá con el actual gobierno.
Bien reza el refrán “aunque la mona se vista de seda, mona se queda”, y es cierto. Ello explica porque el autoproclamado gobierno que trabaja por el “segundo piso de la cuarta transformación” no pretende abrogar la Ley del ISSSTE de 2007. La defensa de los banqueros (o antes de los empresarios) por parte de la presidenta y de sus fieles súbditos ha quedado demostrada, así como también, el cinismo de cuanto político y líder sindical al defender a una presidenta que había dicho, pero que no había dicho aquello de echar para atrás las reformas del ISSSTE de 1997 y de 2007, es decir, la de Zedillo y Calderón, porque habían condenado a las y los trabajadores a pensiones de miseria. ¡Qué absurdo!
Ahora intentan calmar el descontento magisterial con una semana más de vacaciones y con reducir gradualmente los años de jubilación; perdón, pero eso no es lo que Sheinbaum prometió; ¿hay quién todavía duda de que el neoliberalismo recorre las venas de la llamada cuarta transformación y su segundo piso?
Al tiempo.