Académicos, intelectuales y maestros lanzaron un desplegado en expresaron preocupación por el estado actual y futuro de la educación.
Y es que cuestionaron las potenciales consecuencias negativas del proyecto de nuevos planes y programas de estudio (PPE) para educación básica que la SEP dio a conocer recientemente.
“Los maestros, en su mayoría, ignoran los contenidos e implicaciones de esta nueva reforma, sin embargo, muchos de ellos experimentan un sentimiento de angustia por las nuevas cargas de trabajo que este cambio, inevitablemente, traerá consigo”, advirtieron en el desplegado difundido en edición impresa de este miércoles 20 de abril, de Crónica.
Y es que acusaron que la propuesta de la SEP no es una reforma curricular convencional como sí fueron las de 2011 y 2017, “sino un reordenamiento completo de la actividad educativa que se hace sin un diagnóstico claro de los problemas relevantes y sus causas profundas”.
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Expresaron que en este Gobierno, se quiere pasar de la educación moderna actual, la cual —dice la SEP— sirve exclusivamente a las élites empresariales y élites políticas dominantes, a una educación que sirva, por el contrario, a los grupos sociales oprimidos y tenga como centro organizador, no al alumno, sino a la “comunidad”.
En ese sentido precisaron que no hay antecedentes históricos, ni en México ni en el extranjero, de una educación comunitaria como la que propone la SEP.
“Se asume una idea mítica de la comunidad que responde a una fantasía comunitaria más que a la realidad mexicana. Los documentos de la SEP están redactados en una confusa retórica a veces incomprensible en la cual no se definen con claridad los objetivos que persiguen”, afirmaron.
Así también destacaron aspectos que dispone la propuesta educativa de la SEP, tales como:
1) La escuela se integrará a la comunidad y trabajará con proyectos que vinculen a aquélla con ésta.
2) desaparecerán las asignaturas.
3) El maestro no evaluará a los alumnos con exámenes ni pondrá calificaciones, los alumnos se calificarán a sí mismos.
4) desaparecerán los grados y la escuela se organizará por fases.
5) Los maestros no están obligados a seguir estrictamente los planes de estudio oficiales, podrán libremente transformarlos para ajustarlos al contexto.
Por lo anterior, los firmantes del desplegado lanzaron una serie de preguntas sin respuesta por parte de la autoridad educativa: “¿cómo será la nueva enseñanza? ¿Cómo evitar el exceso de trabajo de los maestros? ¿Se ampliarán los horarios? ¿Se negociará previamente con las autoridades de cada comunidad? ¿Quién lo hará? ¿El director de escuela? ¿Tendrá un papel el municipio? ¿Cómo se dará el aprendizaje de los alumnos? ¿De qué modo se promoverá su desarrollo moral, intelectual y emocional? ¿Cómo se formará al futuro ciudadano? ¿Con qué conocimientos, valores y principios? ¿No habrá evaluación sistemática del desempeño académico y de la educación pública?”
Por último señalaron que la visión del proyecto de la SEP tiene una visión “sectaria e ideologizada”, y “no respeta sino atropella principios constitucionales básicos como el laicismo, la rectoría estatal de la educación, el carácter y el criterio nacional de la educación, la unidad de la nación, la disposición de promover el desarrollo continuo del proceso enseñanza y aprendizaje, el fomento del amor a la patria, el criterio que establece que la educación se base en los avances del desarrollo científico y luche contra la ignorancia y sus efectos, las servidumbres, los fanatismos y los prejuicios”.
Cabe señalar que entre las personalidades que firman el desplegado se encuentran Carlos Ornelas, Eduardo Backhoff Escudero, Gilberto Guevara Niebla, Héctor Aguilar Camín, Jean Meyer, José Woldenberg Karakovski, entre otras.