Primero se publicaron los libros de texto y luego los Programas de Estudio: Primero el pavimento y después el drenaje.
Los artículos 22 y 23 de la Ley General de Educación mandatan que los Nuevos Libros de Texto deberían ser elaborados a partir de los Planes y Programas de Estudio, los cuales serán determinados por la Secretaría de Educación Pública (SEP) y serán “aplicables y obligatorios en toda la República Mexicana, de la educación preescolar, la primaria, la secundaria, la educación normal y demás aplicables para la formación de maestras y maestros de educación básica.”
La discusión sobre la legalidad de estos materiales educativos, pareciera que ha encontrado una salida un tanto apresurada.
Si bien, antes de ser presentada la nueva Familia de Libros de Texto ya se habían publicado en el Acuerdo 14/08/22 los Planes de Estudio, quedaban pendientes los Programas de Estudio, los cuales deberían reflejar los contenidos específicos de cada Campo Formativo y de cada Fase de Aprendizaje y ser la base para el aterrizaje de los Programas Analíticos, los cuales darían paso a la contextualización y el codiseño de estos contenidos en las comunidades educativas.
Sin embargo, la publicación de los Libros de Texto no tuvo la lógica y el órden que manda da Ley.
Para salir de este entramado legal, el pasado 15 de agosto, se ha publicado en el Diario Oficial de la Federación el entramado legal que llena el hueco pendiente respecto a los libros de texto y la Nueva Escuela Mexicana. Estos nuevos cuatro documentos, no solo tratan de dar forma y robustecer a la Reforma Educativa del Presidente López Obrador, sino que termina de matar todo aquello relacionado al sexenio pasado: han dado la estocada al Nuevo Modelo Educativo del 2017 y la reforma de Peña Nieto.
El primer documento llamado “ACUERDO número 06/08/23 por el que se modifica el diverso número 14/08/22 por el que se establece el Plan de Estudio para la educación preescolar, primaria y secundaria”, abroga los Acuerdos números 592 por el que se establece la Articulación de la Educación Básica y 12/10/17 que daba vida a los programas de estudio para la educación preescolar, primaria y secundaria: aprendizajes clave para la educación integral, iniciados en el gobierno de Peña Nieto. Además, establece que el Plan de Estudio del actual gobierno se aplicará para todos los grados de la educación preescolar, primaria y secundaria en el ciclo escolar 2023-2024, de las escuelas públicas y privadas incorporadas a la SEP.
El segundo documento llamado “ACUERDO número 08/08/23 por el que se establecen los Programas de Estudio para la educación preescolar, primaria y secundaria: Programas Sintéticos de las Fases 2 a 6”, son específicamente los Programas de Estudio y Programas Sintéticos, es decir, los contenidos nacionales, la concreción curricular, los contenidos específicos de cada Campo Formativo y de cada Fase de Aprendizaje. Es decir, la base de los Libros de Texto; lo que tuvo que salir primero.
El tercer documento es el ACUERDO 15/08/2023, el cual abroga los Lineamientos para la selección, adquisición y distribución de libros de texto gratuitos del nivel secundaria. Es decir: deja fuera a las editoriales privadas para la oferta de materiales educativos en este nivel, dejando todo en manos de la Secretaría de Educación Pública.
Finalmente, el cuarto documento llamado “ACUERDO número 07/08/23 por el que se determina el Currículo Nacional aplicable a la Educación Inicial: Programa Sintético de la Fase 1”, brinda los contenidos que abordarán en este nivel escolar.
El debate por los libros de texto va más allá de sus contenidos y alcances ideológicos. Comienza por la estructura y lógica legal que viene a contradecir lo que la misma SEP propuso.
Está por terminar el sexenio y, al igual que en el gobierno anterior, han dejado los aspectos pedagógicos al final. La incertidumbre continúa y prevalecen las dudas sobre las certezas.